La OTAN busca contener a Rusia, también en Venezuela
5 de abril de 2019
La Alianza Atlántica, en su 70 aniversario, rechaza una "nueva Guerra Fría" y aborda, no sin divisiones internas, otras prioridades como el avance tecnológico de China, Irán o la "persistente amenaza del terrorismo".
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"Nos hemos puesto de acuerdo en un paquete de medidas para mejorar nuestra vigilancia de la situación e incrementar nuestra ayuda a Georgia y Ucrania", anunció el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa tras la reunión de los 29 ministros de Exteriores de la Alianza este jueves (04.04.2019). En la reunión, coincidente con el 70 aniversario del organismo, las tensiones con Rusia volvieron a aparecer como la principal amenaza, aunque el terrorismo y China también se hicieron un hueco.
Asimismo, durante la cita, se abordó la presencia de militares rusos en Venezuela, desveló el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, en una rueda de prensa. "Hablamos sobre Venezuela. La postura de EE.UU. la ha dejado clara el presidente (Donald) Trump, deben irse", aseveró Pompeo, quien indicó que la conversación sobre el país caribeño fue parte de un debate más amplio sobre la actividad de Rusia en otros Estados, como Georgia, Ucrania y Siria. Pompeo denunció "los sombríos sueños imperialistas" del presidente ruso, Vladimir Putin.
La vista puesta también en Venezuela
"Es evidente en sus invasiones a Georgia y Ucrania, su injerencia en Siria y ahora en Venezuela", añadió Pompeo. Pero advirtió: "En el caso de Venezuela, Estados Unidos tiene sus respuestas preparadas". El interés de la Alianza hacia América Latina es creciente, hasta el punto de declarar que Brasil u otros países de la región podrían convertirse en aliados más estrechos de la OTAN, "socios globales" como ya es Colombia. Pero Stoltenberg rechazó que puedan llegar a convertirse en miembros de pleno derecho de la Organización.
El tema de la contribución de Alemania también se coló en la reunión tras las reiteradas quejas de Trump de que el país no cumple con el objetivo de la OTAN de 2014 de dedicar un 2% de su PIB a la defensa. "Ahora no es el momento de repetir excusas ya gastadas de que nuestros ciudadanos no apoyan un incremento del gasto en la defensa o en la seguridad. Es la obligación de cada uno explicar esto a la gente", dijo Pompeo.
Rechazo a una "nueva Guerra Fría"
En su comunicado final, la OTAN reconoció que se enfrenta a una "situación de seguridad impredecible y llena de retos", entre los que citó "una Rusia más agresiva", la "persistente amenaza del terrorismo" y "ataques cibernéticos", así como "un cambio tecnológico rápido y profundo que requiere nuevos enfoques". De hecho, durante la reunión, la OTAN abordó por primera vez el crecimiento tecnológico de China, que ha conseguido situarse a la cabeza del desarrollo de la tecnología 5G, algo que Washington ve con preocupación porque teme que Pekín aproveche esos sistemas para el espionaje.
La OTAN también analizó la salida de sus tropas de Afganistán después de 16 años, el entrenamiento a fuerzas iraquíes y la lucha contra el terrorismo, especialmente cómo evitar que resurja el grupo yihadista Estado Islámico (EI). Otro de los temas candentes en los márgenes de la reunión, fue la adquisición por parte de Turquía del sistema de misiles S-400 de fabricación rusa, una operación que ha sido criticada con vehemencia por parte de Washington, que no ve con buenos ojos que un aliado cuente con armamento suministrado por Moscú.
Stoltenberg, pidió durante la reunión "preservar la unidad" de los 29 estados miembros al tiempo que aseguró que la organización no busca una "nueva Guerra Fría". En un comunicado coincidiendo con el aniversario Moscú criticó el plan para el Mar Negro y lamentó que la alianza "no tenga intenciones de renunciar a su confrontación política y militar con Rusia". "Es el momento de dejar evocar la "amenaza del este'. En aras de la paz, el mundo necesita una desescalada de las tensiones militares y políticas", dijo el ministerio de Relaciones Exteriores ruso.
lgc (efe/afp)
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La intervención de la OTAN contra Serbia
El bombardeo de Serbia por parte de la OTAN terminó con la violencia de las tropas serbias contra los albano-kosovares. Sin embargo, esa guerra, que se realizó sin el mandato de la ONU, sigue siendo controvertida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Huellas de la guerra
El conflicto en Kosovo escaló a fines de 1990. Decenas de miles de personas huyeron y, cuando todas las tentativas de restablecer la paz se vieron frustradas, la OTAN inició un ataque aéreo a las bases y objetivos militares serbios, el 24 de marzo de 1999. Once semanas después, Slobodan Milosevic se rendía.
Imagen: Eric Feferberg/AFP/GettyImages
El fracaso de la resistencia pacífica
Ya a mediados de los 80 comenzaron en Kosovo las protestas contra los intentos de Belgrado de recortar los derechos de la población albana. En los 90, las represalias aumentaron. Ibrahim Rugova, que lideraba el movimiento político en Kosovo desde 1989, creía en la resistencia pacífica y trató de convencer a Slobodan Milosevic de un cambio de rumbo, pero sin éxito.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra de guerrillas
En Kosovo comienza a formarse la resistencia armada. La autoproclamada Armada de Liberación UCK empieza una cruel guerra de guerrillas perpetrando violentos ataques contra los serbios, pero también contra los albanos, a quienes considera colaboradores. Serbia responde a los actos terroristas incendiando viviendas y saqueando tiendas. Cientos de miles personas huyen.
Imagen: picture-alliance/dpa
Expulsión sistemática
La guerra se vuelve cada vez más brutal. Para romper la resistencia de la UCK y el apoyo que le brinda la población, las fuerzas serbias atacan cada vez más a civiles. Muchas personas huyen a los bosques. Miles de kosovares son llevados en trenes y camiones a las fronteras del país, sin documentos que probaran que provenían de Kosovo.
Imagen: picture-alliance/dpa
El último intento
En febrero de 1999, EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania llaman a las partes en conflicto a una conferencia en Rambouillet para lograr un acuerdo limitado de autonomía para Kosovo. Los representantes kosovares aceptan, pero los serbios no están dispuestos a hacer concesiones, y las negociaciones fracasan.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Intervención humanitaria"
El 24 de marzo de 1999, la OTAN comienza a bombardear objetivos militares y estratégicos en Serbia y Kosovo para frenar la violencia contra los albanos. También Alemania participa en los ataques. La operación “Allied Force” es la primera guerra de la OTAN en 50 años que no cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia juzga severamente la intervención
Imagen: U.S. Navy/Getty Images
Infraestructura paralizada
Además de los ataques a instalaciones militares, la OTAN también toma como objetivo vías de abastecimiento, líneas de ferrocarril y puentes. En 79 días y noches arriban más de 37.000 misiones de la alianza, y cerca de 20.000 misiles y bombas caen sobre territorio serbio. Muchos civiles pierden la vida. “Daños colaterales”, según el lenguaje que utiliza la OTAN.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nubes tóxicas sobre Pancevo
También son atacadas las fábricas, como en Pancevo, cerca de Belgrado. Allí, las bombas de la OTAN destruyen un depósito de químicos y una fábrica de fertilizantes liberando grandes cantidades de sustancias químicas que contaminan suelos, ríos y el aire. Las consecuencias para la población son gravísimas. Serbia acusa a la OTAN de utilizar munición enriquecida con uranio, así como bombas racimo.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra contra la propaganda de guerra
Para privar a Milosevic de un importante órgano de propaganda, la OTAN ataca la televisión estatal en Belgrado. Aunque se informó con anticipación al Gobierno serbio del ataque, éste no difunde la información. En el edificio de la emisora mueren 16 personas.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Daños colaterales"
En Kosovo, las bombas de la OTAN caen por error sobre una caravana de refugiados albanos. Mueren cerca de 80 personas. La OTAN califica, además, de “daño colateral” el bombardeo de la embajada china en Belgrado, en el cual mueren cuatro personas. El incidente provoca una grave crisis diplomática entre Pekín y Washington.
Imagen: Joel Robine/AFP/GettyImages
Balance del horror
A comienzos de junio llegan las primeras señales de Belgrado que indican que Slobodan Milosevic está dispuesto a ceder. El 19 de junio la OTAN detiene los ataques aéreos. El balance de la guerra: miles de muertos y 860.000 refugiados. La economía serbia está por los suelos, y amplios sectores de su infraestructura están destruidos. Kosovo es puesta bajo administración de la ONU.