La OTAN debate su política futura hacia Irak y Afganistán
17 de febrero de 2021
Los ministros de la Alianza Atlántica se reúnen hoy y mañana de forma telemática.
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"He planteado muchas propuestas que cubren muchas áreas diferentes, desde disuasión y defensa, resiliencia, innovación, pero también las implicaciones para la seguridad del cambio climático y del auge de China", declaró este miércoles (17.02.2021) Jens Stoltenberg tras el primer encuentro de ministros de la OTAN desde el cambio de gobierno en Estados Unidos.
El secretario general de la OTAN condenó el ataque del pasado 15 de febrero contra las fuerzas de la coalición internacional liderada por Estados Unidos desplegadas en Erbil, en el Kurdistán iraquí, que dejó un muerto y al menos nueve heridos. En una rueda de prensa, posterior a la primera jornada de la reunión virtual de ministros de Defensa aliados que se celebra hoy y el jueves, añadió que la población iraquí "no debería tener que vivir con miedo a la violencia".
"Doy la bienvenida a que una serie de aliados apoyen una investigación sobre este ataque. También me gustaría expresar mis condolencias a Turquía por el asesinato de ciudadanos turcos en el norte de Irak y condeno en los términos más fuertes posibles a los responsables. Los aliados expresaron sus condolencias durante la reunión de hoy", dijo también.
Los ministros de Defensa aliados tienen previsto acordar mañana la expansión de su misión de entrenamiento en Irak para incluir más personal y cubrir más instituciones. Stoltenberg recordó que ayer habló con el primer ministro iraquí, Mustafa Al-Kadhimi, y aseguró que el político árabe le expresó "el fuerte apoyo y deseo del Gobierno de tener una presencia expandida e incrementada de la OTAN". Y agregó que la misión aliada en Irak también beneficia a la población iraquí, pero también a los propios países de la OTAN a la hora de prevenir ataques terroristas de grupos como el Estado Islámico.
Mañana, Afganistán
El jueves, los titulares de Defensa aliados también abordarán el futuro de su misión de formación y asesoramiento de las fuerzas de seguridad afganas, después de que en 2020 Estados Unidos y los talibanes acordaran la retirada de las tropas internacionales del país asiático el próximo mayo, si los insurgentes reducían la violencia.
"En ese acuerdo hay una fecha límite del 1 de mayo, pero la promesa de dejar Afganistán está basada en el cumplimiento de condiciones y los talibanes deben cumplir sus compromisos", subrayó Stoltenberg. Insistió en que los insurgentes deben reducir la violencia, negociar la paz "de buena fe" y "dejar de apoyar a grupos terroristas internacionales como Al Qaeda".
"Solo nos marcharemos cuando sea el momento adecuado", dijo Stoltenberg, para después señalar que ahora la atención está puesta en el apoyo al proceso de paz. Sin embargo, no se espera que haya una decisión definitiva. La ministra alemana de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, dijo por ejemplo a periodistas que "no estamos aún en una posición para hablar sobre una retirada de las fuerzas internacionales en Afganistán". Sobre todo hasta que la nueva administración estadounidense defina su posición.
En cualquier caso, el Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, ha puesto en marcha un proceso de revisión para garantizar que los talibanes están cumpliendo sus compromisos en cuanto a la reducción de la violencia. "Doy la bienvenida al fuerte compromiso y claro mensaje de Estados Unidos de que se coordinarán de cerca con los aliados y socios de la OTAN", anunció el secretario general de la Alianza.
lgc (efe/afp)
La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
Imagen: Reuters
La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Smialowski
Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
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Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
Imagen: DW/H. Hamraz
El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
Imagen: Reuters/O.Sobhani
Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.