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La OTAN en Afganistán: aún hay muchas preguntas

Bernd Riegert (EL, JOV)4 de septiembre de 2014

La Alianza Atlántica desea firmar cuanto antes un acuerdo para permanecer en Afganistán más allá de 2015, apoyando a las fuerzas locales. Pero el tiempo se agota, mientras en Kabul no culmina el proceso electoral.

Imagen: Reuters/R.Naden

Sobre la grama del campo de golf en el hotel Celtic Manor, en Newport, el ejército británico colocó tanques, cazabombarderos y otros pertrechos militares. Cerca de la entrada principal, por la cual entraron los jefes de Estado y de Gobierno, se posa otro avión de guerra. Aunque se trata solamente de un modelo hecho con plástico, el propósito de la OTAN es claro: transmitir una imagen combativa, muy distinta de la que hace dos años dio la Alianza Atlántica en Chicago.

El mensaje deja poco lugar a dudas, y está dirigido a Rusia. “estamos dispuestos a defender a nuestros países miembros en el este”, afirmó el secretario general de la alianza, Anders Fogh Rasmussen, al comenzar la cumbre.

La organización pretende garantizar que se mantenga la paz que Europa forjó junto con Rusia desde hace 25 años, al finalizar la Guerra Fría. Pero “con su comportamiento en Ucrania, Rusia contraviene el espíritu del Acuerdo Fundamental firmado con la OTAN en 1997”, dijo Fogh Rasmussen. Ahora no son las palabras, sino los actos, los que hablan por el presidente ruso, añadió. Consideró además que las declaraciones de Vladimir Putin acerca de un posible cese al fuego en Ucrania no son sinceras.

Así, la OTAN se orienta hacia la defensa de los Estados del este de Europa que alguna vez estuvieron dentro de la esfera de influencia sovietica.

Salida de Afganistán

Al mismo tiempo, la Alianza Atlántica finaliza su proyecto más grande de los últimos años: la misión de las tropas internacionales ISAF en Afganistán, que terminará a finales de este año. La salida de los 40.000 soldados de la OTAN que permanecen en ese país se realizará conforme a lo planeado. Pero la preocupación mayor se refiere a lo que scederá después de que dichas tropas se hayan retirado.

Ese fue uno de los temas que se trataron en la cumbre de Newport. Por cierto, no asistió el jefe de Estado afgano, pues aún no finaliza el recuento de votos luego de las elecciones presidenciales. La OTAN necesita que se haya formado gobierno en Kabul, para poder suscribir con las nuevas autoridades un acuerdo para el seguimiento de la misión internacional.

El primer ministro británico, David Cameron, dijo que los políticos afganos tienen en sus manos la misión de convertir en realidad el mandato de los electores en ese país. “Aún cuando hablamos aquí de una nueva fase en las relaciones con Afganistán, permanecemos comprometidos con este país y con las esperanzas de sus habitantes para lograr la paz y el bienestar”, afirmó Cameron en Gales.

Misión incierta

La OTAN y Estados Unidos prevén dejar a 15.000 soldados en Afganistán, a fin de asesorar y capacitar a las fuerzas locales de seguridad. El ejército alemán también participará en esta misión de seguimiento. A partir de 2015 serán las propias fuerzas afganas las que se encarguen de combatir a talibanes y otras fuerzas insurgentes.

Rasmussen insiste en que en Afganistán no debe repetirse lo que sucedió en Irak. En este país, la OTAN no pudo proseguir su misión de adiestramiento debido a que no había un acuerdo con el gobierno iraquí. Los resultados están hoy a la vista, dijo el secretario general de la Alianza Atlántica: Irak se desintegra como país, y la milicia terrorista autodenominada “Estado Islámico” controla territorios cada vez más grandes.

Bajo determinadas circunstancias, la OTAN podría regresar a Irak, afirmó el danés. “Hasta el momento no hemos recibido solicitud alguna para volver a ese país. Pero estoy seguro de que los aliados de la OTAN estudiarían con detenimiento cualquier pedido formulado por las autoridades iraquíes”, señaló.

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