La OTAN se rearma en el este de Europa. Su meta: disuadir. Las tropas no son una amenaza real para Rusia: su presencia simbólica sirve más bien para tranquilizar a los países del Báltico y Polonia.
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Tras la anexión de Crimea y en vista de las continuas maniobras militares de Rusia en la frontera con Ucrania, la OTAN sigue ampliando su presencia militar en su flanco este, sobre todo en los países bálticos y Polonia. Si bien el ministro de Defensa de Lituania, Juozas Olekas, no cree que una invasión rusa en el Báltico sea probable, tampoco descarta que sea posible.
Sobre todo los pequeños países del Báltico habían pedido una mayor presencia de tropas de la OTAN. Hasta principios de julio, la alianza quiere presentar su plan oficial. Al parecer, cuatro batallones multinacionales serán trasladados al Báltico y a Polonia. Cada uno de los batallones comprenderá entre 800 y 1.000 soldados, dijo el representante permanente ante la OTAN, Douglas Lute. Alemania, Estados Unidos y Gran Bretaña estarán a cargo de un batallón. “Alemania está preparada para asumir responsabilidad”, aseguró Ursula von der Leyen, ministra germana de Defensa.
Aún se busca un país que dirija al cuarto batallón, que estará estacionado en Polonia. EE. UU. trata de convencer a Canadá de que asuma el mando, puesto que muchos Estados europeos alegan que no tienen la capacidad para ello. España e Italia prefieren concentrarse en el flanco sur de la OTAN, es decir en la contención de la inmigración ilegal. Francia, por su parte, se mantiene en un segundo plano, porque el gobierno socialista en París rechaza al Ejecutivo nacionalconservador en Varsovia, según informan diplomáticos de la OTAN. Asimismo, la alianza quiere aumentar su presencia en el Mar Negro, sobre todo en Rumania.
¿Una defensa aérea de la OTAN?
Juozas Olekas, el ministro de Defensa de Lituania, exige también la creación de una defensa aérea común para repeler posibles ataques rusos. Hasta ahora, la OTAN apuesta por una llamada “policía aérea”. Aviones de caza de países de la alianza, que están estacionados en el Báltico, interceptan aviones rusos que violan el espacio aéreo. Sin embargo, no cuentan con órdenes de combate y no podrían hacer frente a un ataque de la Fuerza Aérea rusa.
Hace dos años, la OTAN anunció también el plan de crear una tropa de intervención, compuesta por 40.000 soldados, capaz de trasladarse en pocas semanas al flanco este en la frontera con Rusia. Diplomáticos aseguran que esta tropa está lista para actuar.
Además, habrá seis bases logísticas, que la alianza instalará en los Estados bálticos, Polonia, Rumania y Bulgaria. Allí se almacenarán equipamiento y municiones. Asimismo, EE. UU. anunció que a partir de 2017 trasladará a Europa una brigada de tanques adicional con unos 4.200 soldados y 250 tanques.
“Rusia regresa al pasado”
Expertos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) temen que la OTAN y Rusia se estén encaminando rumbo a una nueva Guerra Fría. En palabras del ministro de Defensa de EE. UU., Ashton Carter, “Rusia está regresando al pasado”.
Por su parte, Douglas Lute señaló que las tropas de la OTAN en el este no son una amenaza para Rusia. Más bien se pretende enviar una señal a Moscú y aumentar sus riesgos y el precio de un eventual ataque.
Moscú no tardó en reaccionar a los planes de la alianza. Ya en mayo Andrei Kelin, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, dijo sentirse profundamente preocupado ante el rearme de la OTAN. “Me temo que tendremos que tomar represalias”, agregó.
La intervención de la OTAN contra Serbia
El bombardeo de Serbia por parte de la OTAN terminó con la violencia de las tropas serbias contra los albano-kosovares. Sin embargo, esa guerra, que se realizó sin el mandato de la ONU, sigue siendo controvertida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Huellas de la guerra
El conflicto en Kosovo escaló a fines de 1990. Decenas de miles de personas huyeron y, cuando todas las tentativas de restablecer la paz se vieron frustradas, la OTAN inició un ataque aéreo a las bases y objetivos militares serbios, el 24 de marzo de 1999. Once semanas después, Slobodan Milosevic se rendía.
Imagen: Eric Feferberg/AFP/GettyImages
El fracaso de la resistencia pacífica
Ya a mediados de los 80 comenzaron en Kosovo las protestas contra los intentos de Belgrado de recortar los derechos de la población albana. En los 90, las represalias aumentaron. Ibrahim Rugova, que lideraba el movimiento político en Kosovo desde 1989, creía en la resistencia pacífica y trató de convencer a Slobodan Milosevic de un cambio de rumbo, pero sin éxito.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra de guerrillas
En Kosovo comienza a formarse la resistencia armada. La autoproclamada Armada de Liberación UCK empieza una cruel guerra de guerrillas perpetrando violentos ataques contra los serbios, pero también contra los albanos, a quienes considera colaboradores. Serbia responde a los actos terroristas incendiando viviendas y saqueando tiendas. Cientos de miles personas huyen.
Imagen: picture-alliance/dpa
Expulsión sistemática
La guerra se vuelve cada vez más brutal. Para romper la resistencia de la UCK y el apoyo que le brinda la población, las fuerzas serbias atacan cada vez más a civiles. Muchas personas huyen a los bosques. Miles de kosovares son llevados en trenes y camiones a las fronteras del país, sin documentos que probaran que provenían de Kosovo.
Imagen: picture-alliance/dpa
El último intento
En febrero de 1999, EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania llaman a las partes en conflicto a una conferencia en Rambouillet para lograr un acuerdo limitado de autonomía para Kosovo. Los representantes kosovares aceptan, pero los serbios no están dispuestos a hacer concesiones, y las negociaciones fracasan.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Intervención humanitaria"
El 24 de marzo de 1999, la OTAN comienza a bombardear objetivos militares y estratégicos en Serbia y Kosovo para frenar la violencia contra los albanos. También Alemania participa en los ataques. La operación “Allied Force” es la primera guerra de la OTAN en 50 años que no cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia juzga severamente la intervención
Imagen: U.S. Navy/Getty Images
Infraestructura paralizada
Además de los ataques a instalaciones militares, la OTAN también toma como objetivo vías de abastecimiento, líneas de ferrocarril y puentes. En 79 días y noches arriban más de 37.000 misiones de la alianza, y cerca de 20.000 misiles y bombas caen sobre territorio serbio. Muchos civiles pierden la vida. “Daños colaterales”, según el lenguaje que utiliza la OTAN.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nubes tóxicas sobre Pancevo
También son atacadas las fábricas, como en Pancevo, cerca de Belgrado. Allí, las bombas de la OTAN destruyen un depósito de químicos y una fábrica de fertilizantes liberando grandes cantidades de sustancias químicas que contaminan suelos, ríos y el aire. Las consecuencias para la población son gravísimas. Serbia acusa a la OTAN de utilizar munición enriquecida con uranio, así como bombas racimo.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra contra la propaganda de guerra
Para privar a Milosevic de un importante órgano de propaganda, la OTAN ataca la televisión estatal en Belgrado. Aunque se informó con anticipación al Gobierno serbio del ataque, éste no difunde la información. En el edificio de la emisora mueren 16 personas.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Daños colaterales"
En Kosovo, las bombas de la OTAN caen por error sobre una caravana de refugiados albanos. Mueren cerca de 80 personas. La OTAN califica, además, de “daño colateral” el bombardeo de la embajada china en Belgrado, en el cual mueren cuatro personas. El incidente provoca una grave crisis diplomática entre Pekín y Washington.
Imagen: Joel Robine/AFP/GettyImages
Balance del horror
A comienzos de junio llegan las primeras señales de Belgrado que indican que Slobodan Milosevic está dispuesto a ceder. El 19 de junio la OTAN detiene los ataques aéreos. El balance de la guerra: miles de muertos y 860.000 refugiados. La economía serbia está por los suelos, y amplios sectores de su infraestructura están destruidos. Kosovo es puesta bajo administración de la ONU.