La primera víctima de toda guerra es la verdad. Y la OTAN se ha convertido en la segunda víctima de la actual guerra contra Irak que ya tiene lugar ante los micrófonos de Washington, Berlín, París, Londres, Bagdad y, en su defecto, Madrid.

¿Crisis? ¿Cuál crisis?

"No se trata de un problema. Simplemente prefiero que los esfuerzos se concentren en las intensas consultas informales en curso para buscar una salida a la crisis", precisó en Bruselas el secretario general de la OTAN, George Robertson, justificando la cancelación de la reunión.

"La crisis" de la que habla el británico Robertson se hizo evidente a raíz del veto interpuesto por Alemania, Francia y Bélgica que consideran que Turquía no ha sido amenazada por Irak y que, por lo tanto, la OTAN no necesita – aún – poner en movimiento su maquinaria de guerra, como lo pidiera Estados Unidos.

¿Por qué el veto alemán?

El Gobierno alemán considera que aprobar ahora la movilización de la OTAN significaría declarar, de hecho, la guerra que precisamente quiere evitar - por la vía diplomática. Alemania, Francia y Bélgica no consideran aún agotados los recursos diplomáticos para evitar una guerra. Es más, mucho antes del triple veto en Bruselas, ya Alemania le había asegurado a Turquía , por vías bilaterales, que en caso de que fuera amenazada, le enviará baterias antimisiles "Patriot" y 48 aviones de reconocimiento "AWACS" que es el material de defensa requerido por la misma Turquía. Un hecho que conocían Estados Unidos. ¿Por qué Washington quiso entonces obligar a la OTAN a tomar una decisión?

El veto interpuesto por Alemania no es ninguna medida ajena a la realidad. Alemania prefiere esperar los resultados del trabajo de los inspectores que expondrán este viernes 14 de febrero los últimos avances de su misión y, si es necesario, está dispuesta a concederles de uno a dos meses para que amplíen sus pesquizas.

Nada se romperá

Ni Alemania, ni Francia, ni Bélgica consideran que su decidida posición vaya a causar una rotura del club militar, pues todos comparten el objetivo común: desarmar a Saddam Hussein y eliminar la amenaza de las armas de destrucción masiva. Ni siquiera hay disencia en los medios, pues Francia, Bélgica y más reservadamente Alemania, han asegurado que no se opondrían al empleo de la fuerza, siempre que fuere la "última ratio", como lo declararan este lunes en París en un documento conjunto con Rusia.

El categórico "no" alemán a la guerra anglo-estadounidense no sólo ha generado admiradores y críticos fuera del país. La oposición conservadora, liderada por los partidos cristiano-demócratas, pregona "el aislamiento" de Alemania como un cataclismo internacional. El ex Ministro de Defensa, Volker Rühe, ha advertido incluso sobre una posible "rotura de la OTAN".

La esperanza es lo último que se pierde

Pero el canciller alemán Gerhard Schröder se cree ahora todo menos aislado. Alemania se muestra confiada en que la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas favorecería la continuación de las inspecciones. Observadores afirman que "los únicos que optan por la vía de la guerra inevitable son los Estados Unidos y sus aliados de primera, segunda y tercera categoría: Gran Bretaña, España y Bulgaria". China misma se declaró en las últimas horas, en palabras de la portavoz del Ministerio de Exteriores, Zhang Qiyue, "a favor de la pacífica posición germano-francesa que busca una solución política en el marco de la ONU".

Hacer la guerra es avergonzante

Posición que ha sido reforzada por el jefe de la fracción socialdemócrata en el parlamento alemán, Franz Münterfering quien rebatiendo todas las críticas – tanto del interior como del exterior - declaró que "el querer evitar una guerra no es algo por lo que Alemania tenga qué avergonzarse" ¡Al contrario!