Si los uchunya pierden el caso ante el Tribunal Constitucional, aseguran que acudirán a "instancias internacionales", es decir, la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La sentencia, que puede llegar en cualquier momento y genera gran expectación en el país, al menos entre los propios pueblos indígenas, los activistas y los especialistas en derechos humanos.
"Cuando estuvimos en Lima, también era la audiencia de Keiko (Fujimori) y en ese momento pensaron que habíamos ido a apoyarla", explica Miguel Guimaraes, presidente de la asociación indígena Feconau y uno de los representantes del pueblo indígena shipibo que habló ante la Corte.
Uchunya: la lucha por la tierra y el medio ambiente
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"Si el resultado es positivo, va a marcar un hito histórico para otras comunidades en el tema de despojo de territorios ancestrales", augura Guimaraes. Según los uchunya, ya ha habido sentencias de la Corte Interamericana dando la razón a los indígenas en casos similares, pero sería la primera vez que un alto tribunal de un país tomara una decisión así.
"Si el resultado es negativo, sería un caos", teme por el contrario Guimaraes. "Si hasta ahora hemos recibido amenazas directas y nos han disparado con arma de fuego, de ser el fallo a su favor, la empresa se va a sentir legitimada y no va a respetar ninguno de nuestros derechos".
No obstante, han tenido algunas victorias parciales. El Ministerio de Agricultura multó a Plantaciones de Pucallpa por impedir el acceso de sus inspectores y por incumplir una orden para que suspendiera sus actividades por la "realización de actividad agrícola intensiva sin contar con Certificación Ambiental", emitida en 2015 de forma cautelar "hasta que presente la respectiva Clasificación de Tierras por su Capacidad de Uso Mayor de sus predios".
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La sentencia, cuya realización se preveía hace semanas, ha venido retrasándose a pesar de las palabras durante la vista de Eloy Espinosa, uno de los miembros del Tribunal: "Este caso tenemos que resolverlo con prontitud por la gravedad de lo que el asunto involucra, porque, si no, vamos al infinito... y aquí se llega al Tribunal para resolver casos". El caso, sin embargo, amenaza con eternizarse.
Amazonía Uchunya: un especial multimedia de DW
Durante el juicio, el abogado de Ocho Sur P., Karim Kajatt, pidió que se anulara el juicio y negó que su cliente tuviera más vinculación con Plantaciones de Pucallpa que la de haberle comprado los terrenos en disputa. "Y tener los mismos propietarios”, apostilló el representante legal de los shipibo.
"No nos hemos dejado comprar”
El comunero Walter es de los pocos que todavía se atreve a cazar al otro lado de la orilla del río Aguaytía. Es, además, uno de los que cruza la frontera fluvial con más frecuencia. Aunque no nació en esta población, su conocimiento de la selva, que se extiende hasta la plantación y sus caminos, le protege.
"No nos hemos dejado comprar por un sol, un dinero, no”, sostiene con decisión ante el micrófono de DW. "Tenemos nuestra dignidad. Somos dueños de nuestra lucha y vamos a enfrentar hasta morir aunque sea. No nos acobardamos”. Habla sentado en la barca a motor con la que se apaña para atravesar el río y llevar a cabo su pesca todas las mañanas. No lucha ya, al menos únicamente, por un pedazo de tierra o el medio ambiente, sino por su futuro y el de su hijo, que le espera ilusionado cada vez que oye el ruido de la embarcación acercándose: "Vamos a seguir con nuestra lucha”.
(cp)
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Santa Clara de Uchunya, un pueblo en lucha en la Amazonía peruana
Los uchunya, una comunidad indígena del pueblo shipibo ubicada en Ucayali, se enfrentan a una empresa de palma aceitera que opera en sus tierras ancestrales. DW los visitó para retratar su vida cotidiana.
Imagen: DW/L. García Casas
Nuestro hogar, la selva amazónica
Santa Clara de Uchunya está situada a pocos kilómetros de Pucallpa. Esta comunidad indígena de la Amazonía peruana forma parte del pueblo shipibo y habita a orillas del río Aguaytía, afluente del Ucayali. Desde hace años, sin embargo, se han visto involucrados en un conflicto territorial con una empresa de palma aceitera.
Imagen: DW/L. García Casas
El reto de liderar una comunidad en lucha
Efer Silvano es el jefe de la comunidad uchunya, un cargo que se renueva cada tres años y se elige por votación. Aunque no hay veto alguno a las mujeres, en la práctica, ninguna ha sido escogida aún para ser jefa. En la imagen, el actual líder viste las ropas tradicionales de este pueblo que, no obstante, han sido excluidas de la indumentaria cotidiana del lugar.
Imagen: DW/E. Anarte
Imagen paradisíaca, realidad más compleja
La cabaña de la imagen da una idea de cómo son las viviendas de Santa Clara. El suelo tiene que estar elevado porque las inundaciones pueden convertir el claro en el que está construida la población en un lago. La elección del techo es muy importante a la hora de hacerse un hogar: la chapa puede proteger mucho mejor de la lluvia, pero también puede producir un calor insoportable.
Imagen: DW/E. Anarte
Un coche para la selva
En la selva amazónica peruana también hay vehículos a motor. Los “motocars” como el de la imagen son esenciales para la movilidad entre las poblaciones más aisladas de la región, especialmente si llueve, porque los caminos se vuelven intransitables para otros medios de transporte. Eso sí, la contaminación de la gasolina y el ruido que producen son el precio a pagar, y difícil de pasar por alto.
Imagen: DW/E. Anarte
La “cocha” es la respuesta a todo
El lago Uchunya, al que los locales se refieren como “la cocha”, es una pieza clave de la organización económica de la comunidad. Cuando no tienen agua corriente, vienen aquí a bañarse o a lavar la ropa. Además, de sus aguas obtienen el pescado que tanto les gusta desayunar. Por supuesto, también es un agradable lugar para pasar su tiempo libre.
Imagen: DW/L. García Casas
Bien acompañado se trabaja mejor
Aunque cada uno tiene sus tierras (las "chacras"), en muchos sentidos la vida aquí requiere de colaboración. Las redes familiares de apoyo son de vital importancia, pero también la cooperación entre miembros de la comunidad. En la imagen, varios uchunya -mujeres, hombres e incluso menores- pelan yuca conjuntamente.
Imagen: DW/E. Anarte
Plátano para desayunar, almorzar y cenar
El plátano no es solo una fruta o un complemento para la ensalada en estas latitudes. La banana es la base de la dieta local y se come en multitud de formas, a menudo frita o machacada. Por eso muchas de las tierras que cultivan los uchunya están repletas de los árboles que dan estos frutos, los cuales resisten muy bien el calor de la zona.
Imagen: DW/L. García Casas
Las reglas del partido son las mismas
El deporte también está enormemente presente en el día a día de la comunidad. Cada tarde, al terminar las labores, se organizan partidos de fútbol masculino entre los vecinos. Las mujeres, mientras tanto, juegan al vóleibol, aunque algunos hombres también se les unen. Como en Europa, el fútbol femenino en igualdad de condiciones sigue siendo un asunto pendiente.
Imagen: DW/E. Anarte
Una iglesia vacía en medio de la selva
Hace años que la comunidad carece de un líder religioso cristiano. De acuerdo con los locales, el último misionero, de nacionalidad estadounidense, abandonó la población por problemas de alcoholismo. En la actualidad, los uchunya no tienen un credo oficial, aunque algunos de sus miembros profesan el cristianismo a título individual.
Imagen: DW/E. Anarte
Soldando bajo el calor amazónico
Neiser es el único mecánico de la comunidad. Aunque la mayoría de los hombres uchunya son autosuficientes y saben construir su casa, cazar, cultivar y pescar, el desarrollo de nuevas necesidades, como la de reparar los motocars, fomenta una relativa especialización del trabajo en esta población indígena.
Imagen: DW/E. Anarte
Frontera y fuente de vida
El río Aguaytía es clave para la economía local, ya que es una importante fuente de pescado. Al otro lado, donde se encuentra en esta imagen el comunero Walter, están las tierras ancestrales donde opera la empresa de palma aceitera. Como consecuencia de la disputa, los uchunya ya no pueden obtener tantos alimentos de la caza como antes.
Imagen: DW/E. Anarte
Arte para comer
La popular artesanía shipibo también está presente en Santa Clara de Uchunya, aunque todos dicen que mucho menos que en el pasado. Cuencos cuidadosamente elaborados como los de la imagen se utilizan para comer y beber, además de ser motivo de orgullo local.
Imagen: DW/L. García Casas
La mejor arma: la sonrisa de un niño
Aunque los uchunya llevan años enfrentados a la empresa que, dicen, les ha arrebatado parte de sus tierras ancestrales, la alegría es un don que nadie ha logrado robarles aún. Tampoco la ilusión de los más pequeños, que pronto tendrán que decidir si continuar con el modo de vida tradicional o intentar estudiar y tomar caminos que los llevarán, al menos a corto plazo, lejos de la comunidad.