Sus torres de casi 160 metros de altura se elevan majestuosamente hacia el cielo: la catedral de Colonia es el punto de referencia de la ciudad alemana. Es una de las catedrales de estilo gótico de mayor tamaño y ciertamente impresionante. Alrededor de 6 millones de personas visitan cada año esta imponente catedral declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Este emblemático punto de referencia de la ciudad de Heidelberg junto al río Neckar es posiblemente la ruina más famosa de Alemania. El castillo fue mencionado por primera vez en el siglo XIII. Durante el reinado de Luis XIV, el Electorado del Palatinado residía en él.

El rey bávaro Luis II mandó construir un castillo de cuento de hadas cerca de Füssen porque quería apartarse de la vida pública. Solo unas pocas semanas después de su muerte en 1886 se abrió a los visitantes. Mientras tanto, el castillo se ha convertido en uno de los más visitados de Europa.

Berlín es el mayor atractivo turístico de Alemania. En 2018 la ciudad registró cerca de 33 millones de personas que pasaron la noche en la capital del país. La Puerta de Brandeburgo, un hito nacional y símbolo de la reunificación alemana, es uno de los lugares más populares para visitar.

Otra atracción de berlinesa se encuentra en una isla en medio del río Spree. Cinco importantes museos presentan exposiciones desde la prehistoria y la antigüedad, hasta el arte del siglo XIX. Uno de los tesoros más destacados es el mundialmente famoso busto de la reina egipcia Nefertiti.

La residencia de verano de Federico II de Prusia se encuentra en Potsdam. El nombre "Sanssouci", traducido significa "sin preocupaciones", revela el deseo del rey de tener un lugar de refugio. El palacio y el parque son también conocidos como el 'Versalles prusiano', y desde 1990 forman parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO.

La "Frauenkirche" (Iglesia de Nuestra Señora) de Dresde es considerada un símbolo de la resiliencia del espíritu humano a pesar de las guerras. Desde su reconstrucción y consagración en 2005, ha sido uno de los destinos más populares para los visitantes alemanes y extranjeros.

En Turingia, el Castillo de Wartburg se eleva sobre la ciudad de Eisenach. Fue aquí donde Martín Lutero tradujo el Nuevo Testamento a principios del siglo XVI. En 1817, el Festival de Wartburg fue la primera asamblea democrática oficial de Alemania y tuvo lugar en el castillo.

La Porta Nigra de Trier es uno de los portales mejor conservados del mundo antiguo. La antigua entrada de la ciudad romana fue utilizada como iglesia durante casi mil años, antes de que Napoleón ordenara retaurarla en su forma original, en 1802.

El edificio central se considera una de las estructuras arquitectónicas mejor conservadas del período carolingio, y en 1978 se convirtió en el primer Patrimonio Mundial de la UNESCO en Alemania. El emperador Carlomagno fue enterrado en la catedral de Aquisgrán y casi todos los reyes alemanes hasta 1531 fueron coronados en la capilla.

La Puerta de Holsten, que antiguamente marcaba el límite occidental de Lübeck, es ahora considerada el punto de referencia de la ciudad. Es parte del centro histórico, situado en una isla rodeada de agua y restos de las murallas. Muchas de las casas del antiguo estilo gótico de ladrillos están catalogadas como monumentos históricos.

La Marienplatz, con su alegre zona peatonal, está situada en el corazón de Múnich. Varias veces al día los visitantes pueden admirar el carrillón en el Nuevo Ayuntamiento, adyacente a la plaza. Al son de la música, pequeñas figuras giran en lo alto de su estructura, representando escenas inspiradas en la historia de la ciudad.