Mario Luna, líder yaqui del desierto de Sonora, llegó a Bruselas a advertir del impacto de los grandes proyectos en las fuentes de agua. Letal para las poblaciones, dañino para el medio ambiente, malo para la inversión.
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"Venimos a alertar a la UE antes de acabar con la modernización del Acuerdo: en México todo apunta a que la pelea por los yacimientos de agua será aún más brutal ”, dice a DW Mario Luna, portavoz de la tribu Yaqui, de la localidad de Vicam, en el desierto de Sonora.
"En México hay en este momento un reacomodamiento de fuerzas políticas, a la vez que una intensa guerra entre cárteles del crimen organizado. Nosotros, que defendemos el agua del río Yaqui, estamos en la mira de los ataques”, sigue el activista.
Razón, sí
Cuando en 2010 comenzaron a construir el acueducto Independencia, las comunidades afectadas recurrieron a la justicia: en el estudio de impacto ambiental no constaba el efecto devastador que tendría que el agua fuese desviada antes de llegar a ellas. La Corte Suprema les dio la razón. Pero no se detuvo la obra. La comunidad siguió en pie de lucha. Entre septiembre de 2014 y septiembre de 2015, Mario Luna estuvo en la cárcel.
"A cinco años de eso, no hay la reparación de los daños causados a mi comunidad y a mi familia que tuvo que vender lo poco que teníamos para pagar mi defensa”, sigue el líder yaqui. Amnistía Internacional y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dieron fe de la inocencia del activista, hoy refugiado en Barcelona.
No solo Sonora
"Desde Distrito Federal a Puebla, lo que vimos fue un corredor industrial impresionante donde había todo tipo de inversiones en extractivas, hidroeléctricas, refinerías, gasoductos, seis cementeras en 35 kilómetros, todo un valle donde venían a parar las aguas negras de la capital”, cuenta por su parte a DW Eugenia Rodríguez Palop, eurodiputada de la delegación para las relaciones con México.
En diciembre de 2019, Rodríguez Palop participó en el "Toxitour”, una visita que recorrió seis Estados de México. "¿El agua? Estamos hablando de ríos donde cae una persona y muere a los pocos días. Las condiciones de vida de las personas en ese corredor son terroríficas”, agrega.
"Efectivamente, hay un gran problema de agua con las empresas, tanto europeas como canadienses y norteamericanas: no tienen plantas de tratamiento”, explica a DW Nancy de la Sierra, senadora mexicana. "No es solo Sonora. En Baja California, por ejemplo, hay una gran resistencia a las cerveceras. Dejan sin agua a las poblaciones. Y las fuentes de agua se acaban”, añade la política mexicana.
"Estamos trabajando en una Ley general de Aguas para prohibir que se instalen nuevas empresas sin tratamiento de agua”, informó de la Sierra en el marco de una reunión con homólogos europeos.
¿Ayudaría esta medida? "No”, responde Mario Luna. "¿Para qué necesitamos una nueva Ley de Aguas si no se pone en práctica la que ya existe?”, plantea. Y vuelve al punto de partida: el acueducto Independencia aún no opera al máximo de su capacidad y sus efectos ya han reducido las tierras productivas de los yaqui de 45 mil a 18 mil hectáreas.
Momento crucial
El momento es crucial. Por un lado, la UE apuesta por ser motor de una economía verde, globalmente. Por otro, la modernización del acuerdo comercial entre la UE y México está por concluir. Una mayor cooperación en temas ambientales y climáticos está prevista.
"Aunque la evaluación oficial del acuerdo es positiva, nos oponemos a esos acuerdos que permiten que empresas europeas hagan en México lo que no hacen aquí. Buena parte de la política comercial es bastante depredadora. La minería sostenible de la que se habla en la transición ecológica que se pretende, se basa en cerrar minas de carbón para abrir minas de litio”, afirma Rodríguez Palop.
Efectivamente, poblaciones como las de Mario Luna la ven venir peor aún. "Cerca de nuestra comunidad han detectado yacimientos enormes de litio. Y eso va a requerir un agua que no hay ni en el río Sonora ni en el río Yaqui. Eso traerá inestabilidad a los pobladores y también a los inversionistas”, concluye Luna.
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Un día en la vida de Martín, defensor de migrantes en México
La asociación civil “Estancia del Migrante González y Martínez” es una pequeña organización humanitaria que brinda alimento y apoyo a los migrantes que pasan por el centro de México, rumbo a Estados Unidos.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Martín y su esposa Carmen
Martín Martínez y el sacerdote Mario González fundaron hace más de 15 años la Estancia del Migrante González y Martínez, una asociación que ayuda a los migrantes que pasan por Tequisquiapán, México. Ambos migraron a EE.UU., pero regresaron a su país. Al volver fundaron la Estancia. La esposa de Martín es su escudera incondicional.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Una pequeña estación de trenes
La Estancia ocupa una estación de trenes abandonada en las afueras de Tequisquiapán. El lugar pertenece a una de empresa de transporte de carga. Esta no ha querido ceder los derechos de propiedad a la asociación a pesar de que llevan más de 15 años ayudando a migrantes desde este lugar.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Un lugar pequeño pero acogedor
El local es realmente pequeño. El espacio solo da para almacenar los víveres y las herramientas necesarias para asegurar que el trabajo diario se haga correctamente. Martín querría tener un espacio más grande para poder ofrecer una mejor atención a los migrantes, pero hasta ahora no ha sido posible.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Martín ha sido atacado por su activismo
El fundador de la Estancia ha recibido amenazas, pero hace caso omiso pues no está dispuesto a dejar de ayudar a los “hermanos centroamericanos”. Quitó el número de teléfono de la camioneta y ya no responde a llamadas de números desconocidos debido a las intimidaciones vía telefónica.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
En la Estancia se asesora a los migrantes
La formación en derechos humanos y el apoyo de instituciones como el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Autónoma de Querétaro y la Universidad Iberoamericana son fundamentales. Martín no cree en los medios de comunicación. Dice que no hay ningún interés en dar soluciones ni verdadera visibilidad al problema de la migración.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Los mexicanos también migran
Este migrante interno es de Oaxaca, México. Llegó a pie y tomó las vías del tren para ahorrar tiempo. No se dirige a Estados Unidos sino al norte del país, donde cree que tendrá más oportunidades que en el sur. Al contrario de los migrantes extranjeros, él puede viajar en bus fácilmente, pero dice que no tiene dinero para pagarlo.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Martín busca donaciones y apoyo
De vez en cuando hay gente que se organiza para hacer donaciones a la asociación. Este día Martín tuvo que desplazarse a la ciudad de Querétaro a recoger víveres en un lujoso barrio cerrado.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Un supermercado dona panes y pasteles
A pesar de ser pionero y de haber recibido la Medalla de Honor a la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos “Nelson Mandela” en 2014, los recursos con los que cuenta la estancia son escasos. Ninguna ONG internacional o asociación les brinda ayuda financiera regularmente.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Una donación alemana
Una de las camionetas de la asociación fue regalada por un médico alemán. Estos vehículos son fundamentales para recoger donaciones, transportar heridos y llevar a los migrantes que llegan a pie a las estaciones más cercanas para que puedan seguir su camino.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Se acerca el tren
Las hijas de Martín están tan comprometidas en la causa como él. Claudia muestra las bolsas para que el conductor del tren disminuya la velocidad y los migrantes puedan agarrar las bolsas con comida. La organización comenzó como un proyecto familiar y hoy son más de 15 las personas involucradas.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
"La Bestia" atraviesa México
Los trenes pertenecen a diferentes compañías privadas. Martín ha estado en pleito repetidas veces con una de ellas ya que reivindica el derecho de poder ser propietario del local que ocupan y otros aledaños que están abandonados. Así podrían atender mejor a los migrantes.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Siempre alerta cuando pasa un tren
No se sabe realmente cuándo pasa el tren y cuando pasa es incierto si lleva migrantes a bordo. Por eso los miembros de la Estancia siempre están atentos cada vez que pasa La Bestia.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Un momento peligroso
Algunos conductores de los trenes aumentan la velocidad cuando pasan por albergues para que los migrantes no puedan recibir la comida que les lanzan. Otros, más humanos, desaceleran para que los migrantes no se caigan al intentar atrapar la comida.
Imagen: DW/S. Ospina Garcia
Un éxodo mortal
Martín apunta que le ha tocado hacer las veces de médico y con el tiempo tuvo que aprender a recolocar huesos y a hacer curaciones. Dejó de acudir a los hospitales porque desde allí solían llamar a Migración para hacer detener a los muchachos. Una vez no pudo hacer nada por un joven salvadoreño de 17 años que no se agarró bien de La Bestia y cayó. Murió mutilado.