La penúltima etapa del viaje
22 de septiembre de 2015Tienen lo necesario para descansar unas horas. El albergue temporal instalado en el aeropuerto alemán de Colonia-Bonn ofrece lo mínimo a los refugiados: servicios, camas, mesas y bancos para sentarse, bebidas y algo de comer. La pasada noche (22.09.2015), poco antes de las cuatro de la madrugada, 574 personas procedentes de la ciudad austriaca de Salzburgo llegaron, con más de dos horas de retraso, a la terminal de trenes del aeropuerto de Colonia-Bonn. Allí, un grupo de operarios, trabajadores de la cruz roja y voluntarios los condujeron a las tiendas de campaña instaladas junto al aparcamiento de la Terminal 2.
El campamento está a la vista de todos. Situado a pocos metros de la autopista, entre el estacionamiento cubierto y el de larga estancia del aeropuerto, consta de varias tiendas y tres filas de retretes. Para abastecer de todo lo necesario a los recién llegados, los operarios utilizan varios contenedores de Naciones Unidas y de la Cruz Roja alemana a modo de almacén.
“Los refugiados ya se han ido”, nos informa un operario del aeropuerto vestido con un chaleco reflectante. “Pero podéis pasar a hacer fotos”, añade. Como lleva toda la noche lloviendo, la explanada sobre la que está situado el campamento está completamente empantanada. Con cuidado entramos en las tiendas y nos sorprende lo limpio que está todo. Los voluntarios llevan unas fundas de plástico en las botas para evitar que todo se llene de barro. La tienda principal está prácticamente vacía. Al fondo, tres personas esperan sentadas con visibles muestras de cansancio.
No hablan ni alemán ni inglés. Dos de ellos son refugiados iraquíes. El tercero es su intérprete. Su nombre es Salem. Aunque habla alemán sin acento, no nació aquí. Llegó a Alemania con sus padres cuando aún era un niño. En realidad, nos conocimos ayer por la tarde, explica Salem. Como hijo de inmigrantes, y consciente de la realidad que sufren estas personas, lleva semanas haciendo de intérprete de forma voluntaria. Sus nuevos acompañantes llegaron hace unos días procedentes de Turquía, vía Suiza. No quieren decirme ni sus nombres ni explicarme qué ruta siguieron. “Están muertos de cansancio y tienen miedo de aparecer en la prensa”, dice Salem. Desde que llegaron a Dortmund han saltado de albergue en albergue. Puesto que allí no había sitio para más gente, los mandaron al distrito de Chorweiler, en la ciudad de Colonia. El centro de acogida también estaba colapsado. Ante la falta de respuesta, pasaron la noche en casa de Salem. “No les iba a dejar dormir en la calle”, explica el intérprete. Una funcionaria de la ciudad les ha prometido que la policía se presentará de un momento a otro con una solución.
31.000 refugiados en dos semanas
De la llegada, el alojamiento y la posterior distribución de los refugiados se encargan distintos organismos. Por un lado, el aeropuerto de Colonia-Bonn y el ayuntamiento de Colonia son responsables de la logística y la atención a los refugiados. De su transporte, distribución y registro se encargan, sin embargo, los distintos distritos gubernamentales de Renania del Norte-Westfalia: Colonia, Düsseldorf, Münster, Arnsberg y Detmold. En este caso, el de Arnsberg se ha encargado de los recién llegados. Su responsable de prensa, Ralf Ciecanowski, nos explica que los 574 migrantes que llegaron esta mañana al aeropuerto fueron divididos en dos grupos y 21 autobuses. Algunos fueron enviados a la cercana ciudad de Düren, y el resto a varios pueblos de la región de Sauerland, en el sureste del Estado.
“En total tenemos 161 alojamientos de emergencia y 21 centros de asilo en Renania del Norte-Westfalia, con capacidad para 50.000 personas”, explica Ciecanowski. “Teniendo en cuenta que en las últimas dos semanas hemos recibido 31.000 refugiados y, según las previsiones, esta semana llegarán otros 17.000, estamos al borde de nuestras posibilidades”. Atendiendo a las solicitudes de asilo y a las promesas realizadas por la canciller Angela Merkel, es posible que esas cifras no dejen de crecer en los próximos meses. “Nos encantaría saber cuántos van a venir”, dice el responsable de prensa. Y añade: “Nuestra prioridad es proporcionar techo, comida y un alojamiento digno a los recién llegados. De su registro y posterior distribución se encargan las comunas”.
La mayoría de los que llegan a Alemania siguen sin estar registrados como solicitantes de asilo. Puesto que según la Convención de Dublín, el país donde arriba por primera vez una persona es responsable del trámite de asilo, la mayor parte de los refugiados evitan ser registrados antes de llegar a su destino: Alemania. Hasta el momento, el gobierno de Renania del Norte-Westfalia ha destinado a cien policías para realizar estas tareas. Una vez cumplimentado este paso, la perspectiva de un futuro mejor, lejos de la guerra y el hambre, está cada vez más cerca. Esta noche llega otro tren a Düsseldorf. Mañana le toca el turno a Colonia-Bonn. “Nos planteamos la situación a una semana vista”, dice Ciecanowski. Lo que pasará después, no lo sabe nadie.