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La periodista y aristócrata alemana Marion Dönhoff cumpliría 100 años

2 de diciembre de 2009

La condesa Marion Dönhoff, considerada la periodista más importante de la postguerra, es recordada en el centenario de su nacimiento. El excanciller alemán, Helmut Schmidt, habla sobre ella.

La condesa Marion Dönhoff, en su oficina en Hamburgo.Imagen: picture-alliance/ dpa

Era una rebelde con causa. La condesa Marion Dönhoff nació aristócrata en una Alemania imperial y creció en un país agobiado por la dictadura nazi. La guerra la despojó de sus propiedades y su castillo fue arrasado por el Ejército Rojo. Pero Dönhoff no perdió el espíritu de lucha y terminó dirigiendo uno de los diarios más influyentes de Alemania, junto con el ex-canciller socialdemócrata Helmut Schmidt.

DW-WORLD: Sr. Schmidt, ¿recuerda usted su primer encuentro con la condesa Marion Dönhoff?

Helmut Schmidt: Eso fue hace más de cincuenta años, aquí en Hamburgo. La conocí por sus artículos en el semanario Die Zeit. Yo era uno de sus lectores más asiduos. Un día defendió en un artículo a Herbert Wehner, un ex comunista alemán, que entre tanto ya era socialdemócrata y era blanco de agrios ataques. Le escribí agradeciéndole su comentario. Uno o dos años después nos conocimos casualmente en un avión. Debe haber sido entre 1958 y 1959.

El semanario Die Zeit, uno de los más influyentes de Alemania.Imagen: AP

DW-World: ¿Qué fue lo que más le impresionó de ella?

La claridad de su pensamiento, su espíritu libre. Desde mi punto de vista, la vida de la condesa Marion Dönhoff está dividida en dos partes muy distintas. La primera abarca su juventud hasta los 30 años, cuando vivía en el castillo de Friedrichstein, en Prusia Oriental, en el seno de una familia de rancio abolengo prusiano. Era parte de la alta sociedad, emparentada con la nobleza polaca y al mismo tiempo conocía bien a la gente que planeó el atentado contra Hitler del 20 de julio de 1944. Algunos de sus amigos fueron asesinados, pero ella se salvó.

La segunda parte de su vida comenzó aquí, en la parte occidental de Alemania, donde comenzó su carrera como periodista. Una vida completamente diferente. No era pobre, pero tampoco era ya la aristócrata acaudalada de antes. Ya no vivía en un castillo. Era de una moralidad muy estricta. Aunque era abierta, no soportaba la intolerancia. Tampoco toleraba la inmoralidad. Aparte de eso, escribía muy bien.

Casi 60 años trabajó para el semanario Die Zeit, primero como periodista, luego como redactora en jefe y finalmente como directora general. El diario fue su hogar, su familia, como ella misma decía. ¿Hasta qué punto marcó ella el perfil del rotativo?

Fue una personalidad que marcó a otros redactores, no sólo por lo que escribía, sino por las conversaciones diarias. Era una autoridad. Se convirtió casi en una autoridad absoluta, si no hubiera habido un editor y un propietario. Escribiá lo que pensaba. Die Zeit fue su periódico.

Eso ya no cambió. Mucho después, cuando ya no era redactora sino directora, no estaba siempre de acuerdo en lo que decía el diario, entonces escribía un artículo a la semana siguiente. Su autoridad fue ininterrumpida hasta su muerte. Durante sus últimos 18, 19 años de vida hablábamos casi diario. Si ella tenía alguna duda me buscaba o viceversa. Nos entendíamos bien. Ella era nueve años mayor que yo y tenía más experiencia. Yo en cambio era un ex político que estaba aprendiendo cómo se hacía un periódico.

La condesa Marion Dönhoff recibe un beso en la mano del ex-canciller Helmut Schmidt.Imagen: AP

Ella dijo alguna vez que nunca le atrajo ningún cargo político porque podía ejercer una mayor influencia como periodista. ¿Cree usted que ejerció influencia política?

A través del periodismo ejerció una influencia considerable en Alemania, por ejemplo en la llamada “Ost-politik” frente a Polonia, Rusia y la entonces República Democrática Alemana (RDA). Ella fue una pionera en los años 60. Pero si hubiera aceptado el ofrecimiento de lanzar su candidatura para la presidencia, también hubiera ejercido influencia, era simplemente una personalidad carismática.

La condesa Marion Dönhoff exhortó en uno de sus artículos a la reconciliación con el Este de Europa. Pese a que en 1945, huyendo de los rusos, tuvo que abandonar su querida tierra natal, Prusia Oriental. ¿Cómo evalúa el compromiso su a favor de una reconciliación con el Este?

No puedo calificar la durabilidad, pero creo que el mayor efecto lo tuvo no en Polonia, sino en Alemania, en la política alemana hacia Polonia. En 1969, Willy Brandt llegó a la cancillería alemana y uno sabía que todo eso que había escrito la condesa Marion Dönhoff era política de gobierno. Así fue como tuvieron lugar los acuerdos con Rusia, con Polonia y con la entonces RDA.

El canciller socialdemócrata Willy Brandt, arquitecto de la Ost-politik, marcó un hito cuando se arrodilló en 1970 ante el monumento a las víctimas judías del guetto de Varsovia.Imagen: picture alliance / dpa

¿Entonces qué tan fuerte fue su influencia en la política alemana?

Eso no se puede medir. Pero yo por ejemplo, siempre fui su lector. Fuera yo ministro de Defensa, de Finanzas o jefe de Gobierno, siempre leía sus artículos.

¿Influyó en sus decisiones políticas?

La mayoría de las veces estábamos de acuerdo.

Ella se graduó en Economía y luego se habilitó y fue una periodista y editora exitosa. ¿Cómo logró imponerse en un mundo que entonces era predominantemente masculino?

Yo creo que el hombre que ella amó cayó en la guerra y entonces decidió tomar las riendas de su vida y en eso tuvo suficientes pantalones.

¿Por qué se recordará a la condesa Marion Dönhoff?

Los periodistas rara vez dejan huella. Es la consecuencia de que escriben al día, a la semana. Si además escribieran libros, entonces lograrían tener una mayor influencia. Marion Dönhoff escribió un par de libros que tendrán permanencia. Entre ellos se encuentra Nombres que ya nadie nombra, que trata sobre un aventurero viaje a caballo desde Prusia Oriental hasta Alemania occidental. Rara vez se recuerda a los periodistas, pero tal vez ella sea una de las pocas excepciones.

Autora: Justyna Bronska/ Eva Usi

Editora: Luna Bolívar

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