La permacultura se abre camino en América Latina
9 de septiembre de 2025
Su combinación de conocimientos científicos y tradicionales para maximizar la eficiencia y minimizar el impacto ambiental en la producción de alimentos han abierto a la permacultura un campo en América Latina en las últimas décadas. Sin embargo, su origen es anterior. "En los años 70, nace este concepto que se refiere a agricultura permanente, pero es una respuesta a la agricultura industrial y a gran escala que tiene impactos dañinos para el medio ambiente", explica a DW Carmen Capriles, ingeniera agrónoma de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, Bolivia.
Un ejemplo de ello es la piña en Costa Rica. "Es un monocultivo para el que se deforestan bosques para hacer más cultivos para sacar más ventas, pero con la expansión llegan las plagas y el uso de pesticidas que matan el suelo", revela a DW Cris Rojas, guía de permacultura de la Asociación Valle Escondido para la Regeneración (AVER), en Monteverde, Costa Rica. A pesar de que "son ilegales en algunas plantaciones de bananas y piñas", el uso de estos pesticidas también produce contaminación de los ríos y afecta a las comunidades debido a la ingesta de peces que viven en estos hábitats.
Por este motivo, la permacultura busca "repetir los ecosistemas, los sistemas agrícolas en base a especies nativas que se adaptan al clima que pueden producir todo el año", explica Capriles. Este método de diseño paisajístico y ecológico tiene en cuenta "los recursos naturales y aprovecha los mismos", sin usarlos en contra del ecosistema, agrega Rojas poniendo como ejemplo el hecho de utilizar las zonas más soleadas para la producción de alimentos, tal y como se deriva de los doce principios que sigue la permacultura.
Se trata de observar e interactuar, captar y almacenar energía, obtener un rendimiento, aplicar autorregulación y aceptar comentarios, usar y valorar los recursos y servicios renovables, no producir residuos, diseñar patrones a detalle, integrar en lugar de segregar, usar soluciones pequeñas y lentas, usar y valorar la diversidad, usar los bordes y valorar lo marginal, resume la experta.
Una práctica en crecimiento
"En América Latina la permacultura se hace popular a comienzos del siglo XXI, en los 2000”, apunta Capriles con la recuperación de los sistemas tradicionales de producción como la rotación de cultivos. "En México uno de los casos que se pueden considerar permacultura es el manejo de las 'Tres Hermanas': el maíz, las legumbres que van a crecer alrededor del maíz y que le van a dar nutrientes al suelo, especialmente nitrógeno, y la calabaza", explica, recordando que este es uno de los países latinoamericanos en los que más se desarrolla esta práctica, junto a Brasil.
"Tienen asociaciones grandes, hay gente que está involucrada, hay prácticas y hay investigaciones documentadas", puntualiza Capriles. Y añade que "países como Chile, Ecuador y Costa Rica también tienen prácticas de permacultura, pero no hay asociaciones tan grandes", de momento.
En Valle Escondido tratan de poner un grano de arena a esta práctica con la utilización de invernaderos hechos con neumáticos de camión reutilizados, donde cultivan parte de los alimentos que después ofrecen en su restaurante. Asimismo, utilizan el agua de las lluvias para ayudar a fertilizar las plantas que crecen en la zona. Un ejemplo con el que pretenden formar a una treintena de personas en Costa Rica, Colombia, Perú y México a través de un curso que se desarrollará en los meses de septiembre y octubre. Se trata de una iniciativa que pretende ser la semilla de un proyecto que podría expandirse por la región.
(dzc)