La pobreza comienza en la infancia
26 de mayo de 2008Dos estudios coincidieron en anunciar malas noticias: la pobreza infantil aumenta en Alemania. No sorprende que en un país en el que la brecha entre pobres y ricos crece, esa realidad se refleje también en el segmento de los menores de edad. Igualmente evidente es que la situación de los niños depende directamente de la que tienen sus padres. Pero sí llaman la atención las cifras.
Estadísticas inquietantes
De acuerdo con un informe del instituto Prognos, elaborado por encargo del Ministerio de la Familia, un 40% de los hijos de personas sin cónyuge corren peligro de caer en la pobreza. Un porcentaje extremadamente abultado en comparación con el promedio general, de un 17,3%. En situación de alto riesgo se encuentran también los hijos de inmigrantes: la pobreza amenaza a un 30% de este segmento.
También un estudio llevado a cabo por la UNICEF sobre la situación de los niños en Alemania llega a resultados similares. Y entrega antecedentes adicionales. Por ejemplo, hace notar que los hijos de inmigrantes se concentran en un 12% de las escuelas en las que menos de la mitad de los niños son alemanes. La consecuencia es que se les dificulta particularmente el aprendizaje del idioma alemán. Otro indicador inquietante: el 17% de ellos abandona la escuela sin haber terminado su educación.
Desafío para el Estado
Al hablar de pobreza, en Alemania, hay que matizar. Ciertamente, las prestaciones adicionales que brinda el estado contribuyen a mitigar sus efectos. Entre ellas se cuenta también la ayuda estatal para quienes tienen hijos, conocida como “Kindergeld”. Por cada niño, la suma asciende a 154 euros mensuales. A partir del cuatro hijo, el monto se eleva a 179 euros. La ministra alemana de la Familia, Ursula von der Leyen, propone ahora aumentar la progresión, de acuerdo con el número de niños que tenga una familia, pero esos paliativos no constituyen una solución de fondo.
El estudio de la UNICEF critica que en Alemania no se conciba el bienestar de los niños como el parámetro central para el futuro de la sociedad. Y por ello advierte con especial énfasis de las consecuencias de la pobreza infantil: dificultades de aprendizaje, enfermedades crónicas y marginación social.