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La polémica McKinsey ensombrece la campaña de Macron

1 de abril de 2022

El uso de consultoras por el gobierno, especialmente McKinsey, pone contra las cuerdas la candidatura de Macron a su reelección, resucitando su imagen de "presidente de los ricos" a nueve días de la primera vuelta.

Imagen: Sonia Phalnikar/DW

"La polémica McKinsey perturba al candidato Macron", titula este viernes (1.4.2022) el diario Le Parisien.  El rotativo Libération lo lleva incluso a su portada con una imagen del presidente cabizbajo... El caso gana fuerza, pese a los esfuerzos para minimizarlo. Y todo ello en un momento en que su rival de extrema derecha, Marine Le Pen, progresa en los sondeos hasta el punto de amenazar una victoria del dirigente liberal, hasta ahora el gran favorito, en la segunda vuelta del 24 de abril.

La polémica surgió a mediados de marzo. Un informe del Senado reveló un fuerte aumento del uso de consultoras externas por parte del gobierno a partir de 2018, un año después de la llegada al poder de Macron.  Según este informe, el gasto en estos gabinetes de asesoría por parte de los diferentes ministerios pasó de 379,1 millones de euros en 2018 a 893,9 millones de euros en 2021.

Acusado de connivencia con el mundo de los negocios

"Cuando se quiere ir muy rápido y muy fuerte en una política, a veces es necesario recurrir a proveedores de servicios exteriores al Estado", defendió Macron durante una visita a Dijon, pero sin lograr atajar la controversia.    Tres días después, dos de sus ministros tuvieron que dar explicaciones en una rueda de prensa. "Ninguna consultora decidió reformas", subrayó el responsable de Presupuesto, Olivier Dussopt, quien denunció un uso partidista del informe. 

Los rivales de Macron mantienen vivo el caso McKinsey, como un símbolo de la connivencia del presidente con el mundo de los negocios. "Es revelador del estado de ánimo de Emmanuel Macron" que trabaja con sus "amigos", dijo el ultraderechista Éric Zemmour.  La recta final de la campaña de la primera vuelta está además marcada por la progresión de Marine Le Pen, que, según los observadores, moderó su discurso aunque no su programa respecto a 2017 y se presenta como la defensora del poder adquisitivo.

Allegados del presidente temen que la controversia resucite en la recta final de la campaña su imagen de "presidente de los ricos", que ya galvanizó la protesta social de los "chalecos amarillos" en la primera mitad del mandato de Macron.

MS (afp/Libération)