El despido del ministro de Salud brasileño "refleja una lucha de poder”

En el diario Süddeutsche Zeitung se comenta la destitución del ministro de Salud en tiempos de crisis sanitaria: "En medio de la crisis de coronavirus, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, despidió a su ministro de Salud. La separación fue "amigable", dijo Bolsonaro el jueves por la tarde. Sin embargo, la decisión estuvo precedida por una lucha de poder durante una semana entre el jefe de Estado de extrema derecha y el popular ministro. En muchas grandes ciudades de Brasil, la gente golpeó ollas y sartenes para manifestarse contra el despido”.

La columna de Christoph Gurk, destaca la lucha de poder entre ambos políticos: "Casi simultáneamente al despido del ministro, se superó la marca de 30. 000 casos de coronavirus. Como ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, advirtió desde el principio sobre los peligros del virus y recomendó medidas de aislamiento. A la hora de actuar, dijo el médico, siempre ha tenido en cuenta la ciencia. Este hecho condujo, cada vez más, a crearle problemas con el presidente de Brasil. El despido del ministro no fue solo por un tema de vanidad, sino también una lucha de poder, en la que el ala moderada de la derecha brasileña se encuentra de un lado, y del otro lado, las fuerzas radicales, que también incluyen a Bolsonaro, a sus hijos y varios ministros”.

"Debate sobre pandemia convertido en lucha ideológica”

El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung también publicó un artículo sobre la actitud del presidente brasileño ante el coronavirus: "En el caso de Bolsonaro, el enemigo es actualmente el confinamiento para contener la pandemia de coronavirus. Durante semanas, el presidente ha estado minimizando el peligro, hablando de una "pequeña gripe" y pidiendo que se ignore el aislamiento impuesto por los gobernadores. Hace solo unos días, despedió al popular ministro de Salud, quien había defendido las medidas de aislamiento.

De esta manera, logra polarizar el debate público y así mantener la movilización de sus seguidores. El debate sobre la pandemia se ha convertido incluso en una lucha ideológica para los partidarios de Bolsonaro y los pertinentes grupos en las redes sociales, donde ha prevalecido la idea de que la estrategia de "aislamiento social" es una conspiración contra el presidente o incluso un plan secreto para introducir el comunismo. Ante tal peligro, Bolsonaro puede actuar como el salvador de la democracia, sea cual sea el costo”.

"América Latina con las más altas tasas de criminalidad y desigualdad”

En el Neue Zürcher Zeitung se comenta la desigualdad social en el continente latinoamericano: "El coronavirus tendrá graves consecuencias económicas para América Latina. Por lo tanto, es comprensible que se preste, en este momento, especial atención a hacer frente a esta difícil situación. Pero los problemas económicos en la región no solo se deben a las fluctuaciones económicas mundiales, sino que también tienen causas estructurales. Estas no se han abordado adecuadamente en los últimos veinte años. Las reformas son urgentes, porque solo serán efectivas a largo plazo.

Desde el cambio de siglo hasta 2013, América Latina experimentó un auge económico inusual. Pero rápidamente se hizo evidente después de 2013 que el crecimiento fue una vez más insostenible (…). La recesión económica causó graves disturbios en varios países latinoamericanos el año pasado. Los más violentos tuvieron lugar, precisamente en Chile, que con sus políticas económicas liberales fue considerado, durante mucho tiempo, el modelo de éxito de la región. Los desencadenantes fueron diferentes, pero en la mayoría de los casos fue esencialmente una protesta contra la gran desigualdad social. América Latina es la región del mundo con mayor desigualdad de ingresos. Existe evidencia de que la gran desigualdad es un factor clave en las dificultades de desarrollo en América Latina (…).

Además, la movilidad social es muy limitada, en comparación con los países de Asia oriental o Europa. Las consecuencias negativas son numerosas. La fuerza laboral está mal explotada, porque una proporción significativa de jóvenes no tiene acceso a una buena educación y, por lo tanto, no puede desarrollar sus capacidades. Además, no es mera coincidencia que América Latina tenga las tasas de criminalidad más altas y la mayor desigualdad. Si no hay movilidad social, el crimen es una alternativa para avanzar materialmente. Una alta tasa de criminalidad conlleva grandes costos no solo para la economía, sino tamibén para la sociedad”.

(jov)

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