Chile y Argentina experimentan una metamorfosis de sus zonas vinícolas por el cambio climático. Mientras, el vino del Cono Sur sigue popularizándose en Alemania.
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"La escasez de agua ha provocado que mucha gente decida cambiar su cosecha", comenta a DW Elina Carbonell, viticultora y propietaria de la viña Lugarejo, en la provincia de Colchagua, Chile. "Muchos están emigrando de la viticultura a otros sectores", comenta.
La industria vitivinícola chilena representa un 0,5 por ciento del producto interno bruto (PIB) nacional, según datos del Gobierno del país latinoamericano, además de encabezar la clasificación de exportaciones de toda América Latina, prácticamente a la par con su vecino, Argentina. Los cambios en el clima, sin embargo, podrían poner en riesgo el sector.
Incendios como el que afectó en 2017 la zona centro-sur de Chile y las sequías, cada vez más agudas, están desplazando las zonas fértiles, según destacó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas, algo que está teniendo sus consecuencias en las condiciones de las viñas.
Las consecuencias del calentamiento
En Argentina, ha habido heladas y sequías que han afectado a regiones vitivinícolas como Mendoza, a unos 1.000 kilómetros al oeste de Buenos Aires, una zona que encabeza el volumen de mercado interno de este licor.
"La temperatura anual sube, la uva madura antes, la vendimia se adelanta, así que la nueva norma exige adaptación”, dice a DW Florencia Fontanarossa, empresaria argentina instalada en Berlín, Alemania. "Hay bodegas que han perdido producción por estos acontecimientos tan extremos”, señala.
De hecho, la producción anual en el caso de Mendoza disminuyó un 14 por ciento en el 2022 con respecto al año anterior. Entre las causas, el Gobierno argentino destacó las heladas tardías durante octubre y las tormentas con granizo producidas entre diciembre y febrero de ese mismo año.
Por otro lado, algunos viticultores están abriendo otras líneas de negocio. En el caso de Carbonell, con una viña familiar y una línea de vinos de autor, el enoturismo le permite recibir turistas extranjeros que, por lo general, están muy interesados en todo el proceso de una bodega más pequeña. A los efectos del clima, hay que sumar el bajo coste de la uva chilena, lo que ha llevado a algunos productores a cambiar de sector y sustituir los viñedos por la producción de pinos o eucaliptus.
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"Mercado para todos"
Carbonell es miembro de la Asociación de Pequeños productores de vinos de autor del valle de Colchagua, una agrupación de productores vinícolas que, como ella, realizan la vinificación - o transformación del zumo de la uva en vino - a mano. El licor permanece en toneles de madera de roble durante casi un año, y posteriormente pasa a ser embotellado, con un etiquetado también artesanal.
"Hemos aprendido que sí que hay mercado para todos en el mundo del vino", comenta, pese a reconocer que la competencia con grandes marcas es "tremendamente difícil”.
La viña Lugarejo, como otros productores pequeños o medianos, apenas tiene presencia en el mercado internacional. Son las grandes bodegas, como la argentina Trapiche y Catena Zapata, o Viña Montes y Clos Apalta de Chile las que alcanzan mayor visibilidad.
En Alemania, competitividad y gusto por el tinto
Así y todo, Fontanarossa expresa las dificultades de un mercado como el alemán, por la competitividad en los precios. "La gente aquí está muy abierta a probar vinos de otros países, especialmente tintos, porque Alemania ya tiene muy buenos vinos blancos”, dice en referencia al Riesling, el mayor exponente alemán de una variedad de uva blanca originaria de la región del Rin, en la zona occidental del país.
Otros, como Daniel Wiederkehr, viticultor suizo en Chile, difieren: "En Europa, el consumidor está más y más interesado del vino de su propio país, también porque piensan en la huella de carbono, en que no puede ser traer vino de tan lejos”, dice a DW.
En el Cono Sur, la presencia de vino alemán se reduce a vinotecas. "Recuerdo haber tomado alguna vez un Riesling y estaba muy rico", comenta Carbonell. "Pero realmente no veo más presencia de otros vinos alemanes. Aquí lo que se encuentra es vino francés, español e italiano", señala.
Alemania fue el único país de la UE que aumentó su nivel de producción de vino en 2022, con 8.900 hectrolitros, pero está lejos de encabezar los primeros puestos a nivel mundial. Italia, Francia y España ocupan los primeros puestos que elabora la OIV. Chile ocupa el sexto lugar, seguido de Argentina.
El vino es cultura
Si bien la coyuntura económica y política ha abierto poco a poco la entrada de vino europeo, en Argentina también hay una particularidad cultural:
"El vino acompaña cada asado, cada parrilla, cada mesa y sobremesa. El argentino toma vino argentino”, comenta Fontanarossa, algo que explicaría por qué el consumo interno del país es tan elevado, situándose en el noveno puesto de la clasificación de países consumidores de este licor. Chile, en cambio, se sitúa en el puesto número 23, según datos de la OIV. Alemania escala posiciones hasta el cuarto lugar, con 19.400 helectrolitros de vino consumido en 2022.(ms)
Regiones vinícolas de Alemania
Las 13 regiones vitivinícolas de Alemania se encuentran actualmente en fase de cosecha, prensado y afinado. Una excursión al mundo del Riesling, Silvaner, Müller Thurgau y otros.
Imagen: picture-alliance/dpa/F.v. Erichsen
Paisajes vinícolas en Alemania
Debido al gran número de variedades de uva, desde la fruta de maduración temprana hasta la tardía, la cosecha dura varios meses. Las variedades tempranas se cosechan a partir de agosto, la cosecha principal suele comenzar a mediados de septiembre y las variedades de maduración tardía, como el Riesling, se cosechan a veces hasta principios de noviembre.
Imagen: picture-alliance/dpa/F.v. Erichsen
Hesse Renano
26.000 hectáreas de viñedos cubren la zona entre Worms, Maguncia y Bingen. Es la mayor región vinícola de Alemania. Ya en el siglo IX, se cultivaba vino en 88 comunidades. No es de extrañar que en el Hesse Renano se encuentre el viñedo más antiguo de Alemania: el Niersteiner Glöck, que data del año 742. La tradición obliga: de los 136 municipios del Hesse Renano, solo cinco no cultivan vino.
Imagen: picture-alliance/dpa/F.v. Fredrik von Erichsen
La comarca del Rin
El Rin es un río emblemático para el vino. Seis regiones vitivinícolas anidan en sus orillas. La comarca del Rin, entre Hochheim y Lorch, es una de ellas. Aquí se inventó el "Spätlese" (de vendimía tardía). El monasterio de Eberbach es un hito en la cultura del vino. Sus fundadores fueron monjes cistercienses de Borgoña. Trajeron el vino con ellos, y lo convirtieron en un éxito de exportación.
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Valle Medio del Rin
A partir de Bingen, comienza el Valle Medio del Rin. El lecho del río se estrecha y se abre paso de forma espectacular a través de las montañas de pizarra renanas. Los viñedos dominan el paisaje. Las empinadas laderas en terrazas se extienden hasta las puertas de Bonn. Con sus castillos y ciudades medievales, el Valle Medio del Rin es Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2002.
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Palatinado Renano
Es una región vinícola superlativa: la mayor fiesta del vino y el mayor barril de vino del mundo se encuentran en Bad Dürkheim. Y la ruta del vino alemán pasa por el Palatinado: a lo largo de 85 kilómetros, une 130 pueblos vinícolas entre Bockenheim y Schweigen, en la frontera con Francia. Todos los años se corona en Neustadt a la reina alemana del vino.
Imagen: picture-alliance/dpa/U. Anspach
Franconia
La botella bulbosa, la Bocksbeutel, es característica del vino de Franconia. Muchos jóvenes viticultores de esta región vitivinícola también son sorprendentemente diferentes. Prescinden de los adornos románticos y presentan sus vinos en vinotecas modernas. Su credo: calidad en lugar de cantidad. El vino se cultiva en Franconia desde hace más de 1.200 años, especialmente a lo largo del Meno.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Karmann
Región vinícola del Mosela
El Calmont, cerca de Bremm, en el Mosela, es el viñedo más escarpado de Europa, con una altura de 380 metros y una pendiente de hasta 68 grados. El ferrocarril de cremallera es la única cosechadora mecánica. El resto es trabajo manual. La región vinícola del Mosela, el Sarre y el Ruwer se considera la más antigua de Alemania. Los romanos importaron la viticultura hace 2.000 años.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Rumpenhorst
Región vinícola de Baden
Mimada por el sol, la tercera mayor región vinícola de Alemania se extiende desde el lago de Constanza, en el sur, a lo largo del Rin, hasta Mannheim. Baden se considera la región más cálida de Alemania. Las uvas alcanzan un grado de Oechsle (° Oe) —o sea, un contenido de alcohol natural— más alto que en cualquier otra región vinícola alemana. Baden es el principal proveedor alemán de Pinot Noir.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Haid
Wurtemberg
En esta región vinícola con centros en Stuttgart y Heilbronn, el vino es algo así como la bebida nacional. Se dice que el consumo per cápita aquí es el doble que en el resto de la república. Y ninguna otra ciudad produce tanto vino como Stuttgart. Cada año, la "Villa del Vino de Stuttgart" invita a los visitantes a degustar. Típico de la región es el Trollinger, un vino tinto.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Kraufmann
Valle del Río Ahr
Rodeado de viñedos, el pueblo de Mayschoss se encuentra en el Ahr. Con sus 560 hectáreas de viñedos, el valle del Ahr es una de las zonas vinícolas más pequeñas de Alemania. Son principalmente vinos tintos los que prosperan en las empinadas laderas sobre el río. La ruta del vino tinto recorre 35 kilómetros, desde Bad Bodendorf hasta Altenahr. Por el camino, se ofrecen aperitivos y catas de vino.
La región vinícola más septentrional de Alemania se extiende a lo largo de los ríos Saale y Unstrut. Aquí, el paralelo 51 juega el destino: el límite climático natural para la viticultura. ¿Grados de Oechsle como en Baden? Un sueño lejano. Los vinos son austeros, los rendimientos bajos. Pero los viticultores han aprendido a exprimir los mejores vinos de la naturaleza. La demanda es grande.
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Schmidt
Sajonia
Al igual que Saale-Unstrut, la región vinícola de Sajonia se encuentra en los "nuevos" estados federados del Este y experimentó un renacimiento con la reunificación, en 1990. Los vinos espumosos son una especialidad, por ejemplo, del castillo de Wackerbarth, el segundo productor de vino espumoso más antiguo de Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Gammert
Región del Nahe
La región del Nahe se encuentra entre el Mosela y el Rin. Aquí, variedades de uva como la Riesling, la Rivaner y la Silvaner crecen en unas 4.000 hectáreas. Es una de las regiones vinícolas más pequeñas. La mejor manera de conocer la región es a través de la idílica ruta del vino del Nahe, o en una excursión por el sendero ciclístico del Nahe.
Imagen: picture-alliance/dpa/F.v. Erichsen
Ruta de montaña de Hesse
Esta zona de viñedos se extiende al norte de Heidelberg. Solo tiene 452 hectáreas, pero cuenta con 233 tipos de suelo diferentes. Eso la hace especial. Los vinos difieren de un sitio a otro. Son rarezas que apenas se encuentran en las tiendas. Se comercializan casi exclusivamente en el sitio.