La promesa de Bush
21 de enero de 2005Con gran pompa y un fuerte dispositivo de seguridad, el presidente Bush comenzó su segundo mandato durante el cual usará el poder y la influencia de Estados Unidos para imponer la libertad en todos los rincones del mundo. Bush exhortó al pueblo estadounidense a ayudar a promover la democracia a nivel global, para que puedan seguir disfrutando en su país de la paz y la libertad.
Libertad y derechos humanos
El discurso del presidente estuvo marcado por el idealismo y la tradición conservadora liberal de Estados Unidos, propósitos ante los cuales nadie podría estar en desacuerdo. Sin embargo, violaciones a los derechos humanos y represiones a las libertades tienen lugar en muchos países del mundo, notoriamente en China, y Rusia, en Egipto y Pakistán, sin que Washington se haya preocupado hasta ahora por ello. ¿Cómo creer en su promesa mientras siga habiendo presos sin derechos humanos en Guantánamo? Está claro que las palabras de Bush están dirigidas a aquellos regímenes que chocan con los intereses de la superpotencia. La ofensiva por la libertad y los derechos humanos es más bien la fachada moral para expandir el ámbito de influencia de Estados Unidos a nivel global, particularmente en el Medio Oriente.
Su destino está en Irak
Ahí, en Irak, tendrá Bush su primera prueba en las próximas elecciones. Hasta ahora los intentos por sustituir la dictadura de Sadam Husein por un sistema democrático han tenido poco éxito. Paz y libertad no habrá en Irak, mientras sigan estallando bombas suicidas, secuestros y ejecuciones. La realidad política seguirá estando determinada por el desarrollo en el país islámico, por el conflicto israelí-palestino y por las negociaciones con Irán sobre su programa de tecnología nuclear.
La idea de la libertad también le ha servido para impulsar su política interna. Después de reformar radicalmente la legislación fiscal ahora la quiere simplificar, y se ha fijado como objetivo el privatizar el sistema de pensiones y de salud.
Reacciones alemanas
Bush tendió la mano a sus aliados. Dijo que Estados Unidos tiene una influencia considerable, pero no ilimitada. En Alemania, a grandes rasgos, la reacción de políticos fue positiva, sobre todo de cara a la visita de Bush prevista en febrero. Pero también hubo críticas: el líder del partido de Los Verdes, Reinhard Bütikofer no se anduvo por las ramas: “La retórica de Bush es ambivalente pues tiene la capacidad de ensuciar valores como la libertad. Estados Unidos se lanzó a la guerra en Irak en nombre de la libertad y al final no hay ahí nada que se le parezca”, dijo. El político pacifista recriminó a Bush haber secuestrado la palabra libertad en aras de una política que produce todo menos eso.
La presidenta de la Unión Demócrata Cristiana, Angela Merkel, se pronunció en cambio a favor de una nueva unidad entre Europa y Estados Unidos. “Sólo conjuntamente podemos enfrentar los desafíos de un mundo global de cara al terrorismo”, dijo. Merkel recordó la ayuda internacional en las zonas devastadas por el reciente maremoto en Asia, y dijo que eso es ejemplo de lo que pueden lograr europeos y estadounidenses conjuntamente. También en tono conciliador se expresó el experto en política exterior democristiano, Wolfgang Schäuble. “No se puede borrar todo lo que ha ocurrido en el pasado, y eso vale también para analizar los errores del pasado, pero más importante que eso es reflexionar qué se puede mejorar en el futuro”, dijo.