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La retirada de Afganistán e Irak es irresponsable

Ines Pohl
18 de noviembre de 2020

El plan de Trump de reducir a 2.500 efectivos por país la presencia estadounidense en Afganistán e Irak hasta mediados de enero es una bofetada a los aliados y fortalece a las fuerzas extremistas, opina Ines Pohl.

Afghanistan 2017 | Operation Resolute Support | US-Armee
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Operation Resolute Support Headquarters/Sgt. Justin T. Updegraff

Las esperanzas de que el gobierno impredecible y egoísta de Donald Trump terminara con la clara victoria de Joe Biden se frustran una y otra vez. El actual presidente de los Estados Unidos aún estará al mando por otras nueve semanas. Y está dispuesto a usar su poder hasta las últimas horas.

Así lo confirma su anuncio de que reducirá de 4.500 a unos 2.500 el número de efectivos estadounidenses en Afganistán, y de alrededor de 3.000 a 2.500 en Irak, para el 15 de enero. O sea, solo cinco días antes de que tenga que entregar el poder a su sucesor, Joe Biden.

Esta es una decisión apresurada e irresponsible, y de gran peso. En primer lugar, debe pensarse en las personas afectadas en ambos países.

Esas guerras se libraron sin estrategias bien pensadas. En Irak, fue la falsa afirmación de que el país tenía armas de destrucción masiva. Afganistán fue invadida por Estados Unidos tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Conjuntamente con la OTAN y otros aliados. La intervención liderada por Estados Unidos se puso del lado de un conflicto activo sin una estrategia clara.

Cierta previsibilidad

Las décadas de guerras dejaron profundas heridas en ambos países. Ni en Afganistán ni en Irak existen Estados estables que puedan proteger a sus ciudadanos de la violencia. La situación actual es absolutamente insatisfactoria en muchos sentidos. No hay duda sobre eso.

Ines Pohl, directora del estudio de DW en Washington.Imagen: DW/P. Böll

Y, sin embargo, la presencia de tropas estadounidenses permite cierto grado de previsibilidad. En Afganistán, son un medio para ejercer presión en las estancadas conversaciones de paz con los talibanes. Si los estadounidenses se retiran de manera desordenada, la puerta se abrirá a las fuerzas radicales.

Ya en Irak se pudo ver cuánto benefició esto al llamado Estado Islámico (EI). Y también Siria es una prueba de que el vacío de poder emergente está siendo llenado por otras fuerzas que solo persiguen sus propios intereses. Eso es peligroso para la comunidad internacional. Y mortal para todos los afganos que luchan hoy por un Estado democrático que valore los derechos humanos.

Sin futuro para la OTAN

La retirada descoordinada de Trump también es una bofetada a los aliados internacionales. En primer lugar, la OTAN, que  tras del 11 de septiembre de 2001 convocó por primera vez a la alianza para apoyar a Estados Unidos. Y ahora es justo el presidente de los Estados Unidos quien rompe la regla de oro: entrar juntos y salir juntos. En su misión en Afganistán, los socios de la OTAN dependen absolutamente del apoyo logístico de Estados Unidos.

Creo que es correcto que Donald Trump haya obligado a Europa, y explícitamente a Alemania, a gastar más dinero en la alianza de defensa y también a expandir sus propias capacidades militares. Pero recortar drásticamente acuerdos complejos a corto plazo, como la presencia militar conjunta en Afganistán, es algo completamente diferente. Si el miembro más importante no se adhiere a ningún acuerdo, la alianza no tiene futuro.

Duro legado para Joe Biden

Trump retira a las tropas contra el consejo de sus generales y republicanos de alto rango. Deshacer tal paso le costará mucha fuerza a Joe Biden. Y hasta el 20 de enero puede pasar más.

Con el anuncio de la retirada desordenada de las tropas, ya no hay duda de que Donald Trump está literalmente dipuesto a caminar sobre cadáveres para mantener felices a sus seguidores y retenerlos, mucho más allá de este período en el cargo.

(rml/ers)