Hace 120 años, Conrad Röntgen descubrió un tipo de radiación que permite traspasar la superficie de los objetos. Su hallazgo revolucionó la medicina, aunque los rayos X encierran también peligro.
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Conrad Röntgen, un profesor de física de Würzburgo, de 40 años, experimentaba el 8 de noviembre de 1895 con tubos de rayos catódicos, en su laboratorio del Instituto de Física de la Universidad Julius Maximilian. En realidad, solo quería ver los hermosos efectos lumínicos que se habían producido en un experimento anterior.
De pronto observó que, a cierta distancia, un vidrio fluorescente comenzó a brillar. Röntgen quedó sorprendido. El objeto estaba a una distancia mayor de la que se suponía que los rayos catódicos podían alcanzar. E incluso seguía brillando aunque interpusiera un papel de carbón o una tablita de madera entre él y los cátodos. El científico había descubierto una radiación electromagnética hasta entonces desconocida. “Su gran mérito radica en haberse dado cuenta de que era algo excepcional y haber continuado investigando“, afirma Roland Weigand, miembro del Consejo Röntgen, que restauró y habilitó como museo el lugar donde trabajó el físico, con aparatos originales de su época.
Wilhelm Conrad Röntgen.Imagen: picture-alliance/dpa
Durante seis semanas, Röntgen no salió de su laboratorio y siguió experimentando. Bautizó la radiación que había descubierto como “rayos X“. En alemán se le puso posteriormente el nombre de su descubridor.
La primera radiografía
El 22 de diciembre de 1895, tomó la primera radiografía de una parte del cuerpo humano: una mano de su mujer. Seis días después, presentó su trabajo “Sobre un nuevo tipo de rayos”. En 1901, fue galardonado con el Premio Nobel de Física. Los rayos X transformaron sustancialmente el diagnóstico médico. Ya durante la Primera Guerra Mundial se utilizó esta técnica, no solo en casos de fracturas óseas sino también para detectar enfermedades bacterianas como la tuberculosis.
Hoy en día, los rayos-X se emplean también durante intervenciones quirúrgicas, por ejemplo para controlar continuamente la posición de los instrumentos cuando se extirpa un tumor. Los aparatos de rayos X son igualmente importantes para la industria y la seguridad: con ellos se puede controlar el equipaje, examinar obras de arte y piezas arqueológicas, o detectar defectos de materiales.
En muchos casos, las radiografías son un factor clave para el diagnóstico.Imagen: Fotolia
Los riesgos de la radiación
Hasta la década del 50, los médicos y los físicos utilizaban sin mayores reparos los rayos X. Solo después de la Segunda Guerra Mundial se impuso lentamente en la conciencia pública el hecho de que se trata de una radiación ionizante y, en consecuencia, aumenta el riesgo de cáncer. En la actualidad, los médicos limitan la toma de radiografías al mínimo necesario. Además, existen nuevos métodos que requieren menor cantidad de radiación, como la resonancia magnética. No obstante, también la tomografía computarizada emplea rayos X y la dosis requerida para captar una imagen tridimensional es bastante mayor que la necesaria para tomar una radiografía convencional.
Conrad Röntgen murió en 1923, a la edad de 77 años, de cáncer intestinal. Es probable que su enfermedad no haya tenido relación alguna con sus experimentos, ya que las dosis de radiación a las que se sometió eran muy pequeñas.
Salve vidas: lávese las manos
Este 15 de octubre se celebra el "Día Mundial del Lavado de Manos”. En esta fecha, la OMS llama la atención sobre la importancia de la higiene manual. Aquí presentamos cómo bacterias y virus viajan de mano en mano.
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Más que agua y jabón
Nuestras manos están constantemente activas: con ellas saludamos a amigos y conocidos, o nos sujetamos a los tubos del transporte público que miles han tocado antes. Con las manos abrimos puertas o tomamos alimentos. Así se exponen a miles de gérmenes. Por eso, lavarse las manos regularmente debería darse por sobreentendido.
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Hay gérmenes y gérmenes
No todos los gérmenes son igual de peligrosos. Por ejemplo, es necesaria una cepa de cerca de mil salmonellas para infectar a un ser humano. De otras especies se requieren menos de 100 ejemplares. Incluso aire que es considerado “limpio” es vehículo de cientos de bacterias y esporas.
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Increíble, pero cierto...
Sorpresivamente, cada centímetro cuadrado del asiento del inodoro tiene en promedio menos de diez gérmenes. Aunque parezca increíble, es cierto: el inodoro es uno de los sitios más limpios en general. Algunas ventanas están mucho más sucias, sobre todo si se lavan unas cuantas veces al año. El baño, en cambio, debe lavarse varias veces a la semana.
El el lugar de trabajo la situación es mucho peor. Un escritorio promedio da alojamiento a más de 3.000 microbios por centímetro cuadrado. El teclado de la computadora es el lugar más contaminado: ahí, la suciedad tiene condiciones inmejorables para posarse entre las teclas y en las hendiduras. Suele haber teclados con más de 10.000 bacterias por centímetro cuadrado.
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Dinero apestoso
Billetes y monedas circulan de mano en mano. Científicos de Nueva York identificaron a más de 3.000 bacterias distintas en algunos billetes. Es por eso que los comerciantes jamás deben tocar alimentos después de manipular dinero.
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Refugio en medio del frío
También el frigorífico, que en teoría debería ser un lugar muy limpio, presenta cierta cantidad de bacterias. La humedad en presencia de grasas y azúcares constituye un ambiente ideal para la proliferación de gérmenes. Incluso después de una limpieza regular, éstos se las arreglan para encontrar sus nichos; por ejemplo, detrás de las selladuras de goma.
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Hospitales peligrosos
En los hospitales es especialmente importante la limpieza de las manos. La proliferación de bacterias muy resistentes fácilmente puede terminar en episodios fatales. Por eso, en muchos sanatorios hay sifones que surten una solución antibacterial, aparte del infaltable jabón.
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Peligroso malhechor
Este peligroso microbio es el Staphylococcus aureus resistente a meticilina (SARM). Es resistente a todos los antibióticos usados normalmente. Aún sin recibir alimentación, es capaz de sobrevivir hasta siete meses y puede alojarse en el piso, en las mesas, en las camas, en la piel y, naturalmente, también en los picaportes.
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Contra los gérmenes, cobre
Una clínica de Hamburgo comenzó un proyecto ambicioso, consistente en disminuir la cantidad de bacterias en los picaportes. Las bacterias rechazan el cobre; así, el uso de este metal causó que durante el experimento bajara a la mitad el número de gérmenes. El cobre no puede ser un sustituto del lavado de manos, pues deja cantidad suficiente para poder infectar a un ser humano.
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Bitte nicht zu unfreundlich
¿Dejaremos de saludarnos? En los hospitales no sería mala idea, pero de otro modo, evitar todo contacto sería una medida exagerada. Lo mejor es procurar una higiene adecuada: lavarse las manos frecuentemente, limpiar con regularidad el teclado y el ratón de la computadora, abstenerse de tocar alimentos después de haber manipulado dinero, y limpiar con frecuencia los baños y el frigorífico.