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La selección alemana o el arte de complicarse la vida

26 de septiembre de 2025

La selección de fútbol de Alemania llega a las nuevas eliminatorias mundialistas en una situación imprevista y comprometida. Sus rivales son un factor, pero otros problemas son "hechos en casa".

Julian Nagelsmann gesticula durante el partido entre Eslovaquia y Alemania en Bratislava.
Julian Nagelsmann gesticula durante el partido entre Eslovaquia y Alemania en Bratislava.Imagen: Marco Steinbrenner/DeFodi Images/picture alliance

Las señales previas eran preocupantes, pero nadie quiso verlas. Al inicio de la más reciente concentración, la Federación Alemana de Fútbol publicó un video en YouTube en el que se ve a los jugadores llegar al entrenamiento inicial. Las caras son largas. No se ven risas, ni bromas, y los jugadores apenas hablan entre sí. En una palabra: no se ve espíritu de conjunto.

Los partidos siguientes confirmaron lo que se temía a partir de aquellas imágenes. En vez del "dominio" que el seleccionador alemán Julian Nagelsmann soñaba ver en su equipo, la selección alemana fue sometida claramente por Eslovaquia, y días más tarde, entre silbidos, triunfó ante Irlanda del Norte en un partido deslucido.

Sin su escudero Sandro Wagner, el coentrenador que lo había acompañado desde su nombramiento, a Nagelsmann se le vio solitario, casi abandonado ante el banquillo, en la debacle de Bratislava. Pero sobre todo, el balance de los dos encuentros de eliminatoria mundialista dejó al combinado alemán ante serias e imprevistas dificultades.

Vencer a los "bombos malditos"

Alemania quería triunfar, convencer y, sobre todo, mantenerse entre los primeros nueve lugares del ránking de la FIFA. Así evitaría estar en los "bombos malditos" hacia la Copa del Mundo de 2026, esos que condenan a jugar contra equipos temibles como España, la campeona mundial Argentina, o Francia.

Serge Gnabry marcó un gol de muy buena factura en el partido de Alemania contra Irlanda del Norte, en Colonia.Imagen: Ralf Brueck/Jan Huebner/IMAGO

Pero al perder puntos contra Eslovaquia, que no estaba entre los primeros 50 lugares de esa clasificación, Alemania pasó del lugar 9 al 12, justo arriba de Colombia y México. En cambio, el 2-0 de Eslovaquia contra Alemania hizo subir diez lugares al combinado eslovaco.

Wagner, Kimmich y otros "problemas"

Ante la ida contra Luxemburgo (en Sinsheim el 7 de octubre) y la vuelta como visitante ante Irlanda del Norte (tres días más tarde en Belfast), Alemania llega en una situación imprevista y complicada. Nagelsmann y su equipo se enfrentan incluso a la posibilidad de llegar a la justa mundialista por vía de "playoff". Para resolverla, está claro que deberá ganar ambos encuentros de octubre. Pero Irlanda del Norte está clasificada en lugar 76 del ránking FIFA, y Luxemburgo en el 96, por lo que serían triunfos de poca valía clasificatoria. El partido clave será la vuelta contra Eslovaquia, colocada en el sitio 42, el 17 de noviembre en Leipzig.

Muchos se lo preguntan: ¿cómo es que carece de brillo una selección en la que juegan estrellas del Bayern Múnich como Joshua Kimmich, Leon Goretzka, Aleksandar Pavlovic o Serge Gnabry? ¿Qué hace falta para que funcione definitivamente el engranaje entre Florian Wirtz y Jamal Musiala, dos de los mediocampistas mejor cotizados del mundo? ¿Por qué Alemania, país que alguna vez contó con "bombarderos" como Uwe Seeler, Karl-Heinz Rummenigge, Gerd Müller, Miroslav Klose o Mario Gómez, no encuentra una solución definitiva para la zona central del ataque?

Entre la ruta del triunfo y la de Hansi Flick

La respuesta quizá es compleja, pero el paso urgente luce claro. La selección de fútbol y su entorno deben, primero que nada, dejar de crearse problemas propios, como lo fue la salida de Wagner como coentrenador. Al propio Nagelsmann también le haría falta más coherencia estratégica. Como prometió en un principio, debería atenerse al principio de convocar jugadores conforme al criterio exclusivo del desempeño. Además, al entrenador se le ha criticado una supuesta indefinición en el sistema de juego, entre su amada cadena de tres en la defensa, y otras formaciones que no han dado el resultado esperado.

Joshua Kimmich (6), ¿lateral o medio de contención? Nagelsmann debe resolver el dilema, y pronto.Imagen: picture alliance / Laci Perenyi

Para los partidos de ida contra Eslovaquia e Irlanda del Norte, Nagelsmann cambió bruscamente de curso en cuanto a uno de sus jugadores clave. Olvidándose de que antes había sentenciado a Joshua Kimmich a jugar como lateral, súbitamente se desdijo y volvió a transformarlo en medio de contención. El experimento de sustituir a Kimmich en la lateral por el inexperto Nnamdi Collins, del Eintracht Frankfurt, fracasó estrepitosamente en Bratislava, error que va a la cuenta personal de Nagelsmann. Aquí hace falta otra definición.

Sumados a otros, estos errores creados por el propio entorno de la selección alemana podrían tornarse irreversibles. Para superarlos, la reacción debe ser fulminante, comenzando por una purga en la próxima convocatoria para los partidos contra Luxemburgo e Irlanda del Norte. Ahí comenzará el reencuentro de Alemania con su faceta triunfadora o, en caso contrario, la gestión de Nagelsmann dará otro paso hacia la pesadilla que vivió su antecesor Hansi Flick.

(cp)

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