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La Semana Verde: el Davos agrícola

21 de enero de 2020

La feria agrícola de la Semana Verde se celebra en Berlín, con el sector en ebullición. Lo que fue válido durante muchos años -producir cada vez más barato-, no es compatible con la protección climática y medioambiental.

Deutschland l Demonstration für Agrarwende in Berlin
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Gateau

Más de 1.800 expositores de 72 países: la Semana Verde Internacional, la feria agrícola y alimentaria más importante del mundo, establecerá cifras récord este 2020. Ministros de agricultura y más de dos mil representantes del mundo de la política, los negocios y la ciencia participaron en el "Foro Global para la Alimentación y la Agricultura", en el marco de este encuentro, también conocido, no sin razón, como el "Davos de la agricultura".

Sin embargo, no se pueden pasar por alto las nubes negras que se ciernen sobre la industria agroalimentaria. "Nunca antes la Semana Verde estuvo tan marcada por el debate sobre el clima", dice el director de la feria, Christian Göke.

Un kilo de muslos de pollo por 1,99 euros

Pero la primera proteína en polvo de Europa a base de insectos, una cerveza hecha de pan duro reciclado o un refresco hecho de cáscaras de cítricos sobrantes de los exprimidores de supermercados o bares siguen siendo productos para nichos de mercado.

Los alemanes gastan estadísticamente menos de un 10% de sus ingresos en alimentación y basan sus decisiones de compra principalemente en el precio.Imagen: picture-alliance/imageBROKER

Durante demasiado tiempo, la industria de los alimentos ha ido en una única dirección: producir más, y más barato. En Alemania, la gente se ha acostumbrado a que los alimentos sean baratos. Los alemanes no gastan siquiera un diez por ciento de sus ingresos en comida. Los comercios lo ponen fácil. Un kilogramo de carne picada o de muslos de pollo cuesta 1,99 euros; un litro de leche, 70 céntimos; un pan, menos de un euro.

Falta un etiquetado claro

Klaus Müller, jefe de la Federación de Organizaciones de Consumidores de Alemania, critica: "Durante décadas los supermercados y también muchos funcionarios agrícolas han estado diciendo que cada trozo de carne o cada fruta y verdura son igual de buenos, y se ha hecho perder al consumidor la disponisición a pagar más por una mayor calidad".

La carne barata proviene inevitablemente de la agricultura industrial. Y las frutas y verduras baratas deben usar pesticidas. En Alemania se venden unos 170.000 productos alimenticios. Desde hace poco, en algunos supermercados se ofrece carne con una etiqueta que especifica si los animales fueron criados encerrados en establos pequeños, medios o en corral. Una cuarta categoría describe la carne orgánica sin, por ejemplo, antibióticos. Con las frutas y verduras se diferencia entre los productos convencionales y los orgánicos.

Manifestantes exigen una agricultura más ecológica.Imagen: picture alliance/dpa/C. Gateau

El aceite de motor puede ser caro, pero el de ensalada, no

Al final, se compra por el precio. "Es triste quejarse de que no se hace nada y luego renunciar a las convicciones encogiéndose de hombros por tres céntimos de diferencia", critica Christoph Minhoff, de la Asociación Federal de la Industria Alimentaria Alemana. Para él, serán los consumidores quienes determinen si prevalecerán la protección ambiental y el bienestar animal. Lo que no se vende, dejará de ofrecerse.

La ministra federal de Agricultura le da la razón. Julia Klöckner apela a un cambio en las actitudes del público. "Los conductores pagan gustosamente 40 euros por un litro de aceite de motor decente, pero dos euros les parece demasiado para el aceite de la ensalada".

Cuestión de dinero

Joachim Rukwied trata de poner al mal tiempo, buena cara.Imagen: picture-alliance/dpa/J. Raza

Los agricultores cada vez obtienen menos por sus productos. En el último año contable hubo una caída de los ingresos de un 18%, dice el presidente de la Asociación de Agricultores, Joachim Rukwied. Esto se ve agravado por el aumento de los costos provocado por las regulaciones ambientales y las leyes de bienestar animal. El gobierno prepara más medidas de ajuste: cambios en los subsidios agrícolas de la UE, una etiqueta estatal de bienestar animal y restricciones en el uso de pesticidas, con la prohibición del glifosato a partir de 2024.

"Los agricultores también somos conscientes del cambio climático, y no solo desde este año o el año pasado", dice Rukwied. "La nueva política agrícola será más verde y debe ser así para que obtengamos la aceptación social y política". Los agricultores alemanes prometieron "trabajar para ayudar" en esta materia, pero plantean que hay un problema de dinero.

(lgc/er)

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