1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Espectacular concierto de la Sinfónica de Dresde

María John Sánchez
11 de septiembre de 2020

Un concierto sin parangón apoyado en la tecnología digital: los músicos de la Sinfónica de Dresde se suben a los tejados para dar un concierto único que desafía los protocolos de higiene más exigentes de la pandemia.

La trompista alpina Anna Katharina Schumann sobre el tejado de un bloque de viviendas de Dresde. Imagen: David Sünderhauf

A lo lejos se oye resonar una trompa alpina. Después otras trompas empiezan a afinar. Con un poco de fantasía, uno se imagina sobre la cumbre de una montaña de los Alpes mientras es testigo de cómo los pastores se envían señales unos a otros. Pero no estamos en las montañas, sino en Prohlis, un barrio de Dresde conocido por su gran extensión de elevados bloques de viviendas. Ese será el escenario el sábado 12 de septiembre de 2020 de un singular concierto en el que tomarán parte numerosos músicos. Sin miedo a las alturas, tocarán sus instrumentos desde los tejados de  bloques de 17 plantas.

Distancia asegurada de más de 50 metros

De esta manera, los músicos de la Sinfónica de Dresde cumplen con los protocolos de higiene requeridos en tiempos de coronavirus. Markus Rindtkommt, intendente de la formación, opina que el proyecto ha llegado en el momento oportuno. La distancia de seguridad está garantizada, porque mientras los músicos tocan sobre los tejados, el público se encuentra abajo, en los aparcaderos situados entre los edificios. También hay una distancia de hasta cientos de metros entre los propios instrumentistas, porque tocan repartidos sobre varios tejados.

Todos al compás gracias a la tecnología digital

Precisamente estas distancias tan grandes han supuesto un enorme reto técnico para los organizadores. Como los músicos están lejos unos de otros, se escuchan con retraso. La solución está en una señal de referencia que los instrumentistas reciben a través de sus auriculares y mediante la cual se orientan. Para que la música llegue al mismo tiempo al público, primero deben tocar aquellos músicos situados más lejos y después los que se encuentran más cercanos al público. Hicieron falta varios ensayos para poner a prueba esta tecnología.

Anna Katharina Schumann ensaya con su trompa alpina sobre un tejado en Dresde. Imagen: David Sünderhauf

Anna Katharina Schumann, trompista alpina de Dresde, está en el proyecto desde el principio. Los ensayos fueron para ella una experiencia muy especial, a pesar de las difíciles circunstancias. "Apenas podíamos vernos, porque no estábamos muy cerca, pero podíamos escucharnos", comenta. "Fue una vivencia increíble oír el sonido desde la lejanía y tener la sensación de estar realmente en las montañas".

Para Markus Rindt, precisamente lo más interesante del proyecto es esa sensación alpina en mitad de un paisaje de elevados bloques de viviendas. Cuando hace un año pensó sobre el concepto del concierto, le fascinó la idea de considerar el entorno de edificios como si fuera un paisaje de montañas y valles, en el que los músicos se comunican de tejado a tejado. Pero la idea no se limita tan solo a trasladar el idílico ambiente alpino al pétreo paisaje urbano. También se trata de hacer algo nuevo y acercar la música a la gente del barrio de Prohlis, situado en el sur de la ciudad sajona de Dresde, un punto álgido social. En él viven unos 15.000 habitantes, muchos de ellos desempleados, y también familias de refugiados.

Recomenzar tras la pausa debida al coronavirus

Markus Rindt es aficionado a las ideas locas. Con ellas, la Sinfónica de Dresde ha acaparado la atención mundial, por ejemplo con el "Concierto para el fin del tiempo", celebrado en el centenario del genocidio armenio.  No menos espectacular fue el proyecto titulado "Tear down this wall", un concierto sin fronteras que tuvo lugar entre México y Estados Unidos, en protesta contra los planes de Donald Trump de erigir un muro entre ambos países. "El deseo de superar fronteras tiene su origen en la propia historia de Rindt", se lee en la página de la Sinfónica de Dresde. En octubre de 1989, Rindt huyó de la RDA por la Embajada alemana en Praga. En 2018 fue distinguido con el premio Erich Kästner por su "polifacético compromiso contra el nacionalismo, el fanatismo y la discriminación, así como por sus acciones por un mejor entendimiento entre los pueblos".

Al aire libre y en las alturas, hay que proteger bien las partituras. Imagen: David Sünderhauf

En el proyecto de Dresde, los músicos provienen de toda Europa, pero, sobre todo, de Suiza y Austria, los lugares donde más se toca la trompa alpina. "Hemos reunido a los especialistas más absolutos para poder interpretar estas complejas partituras", dice Rindt. Además se ha tratado de contar con freelancers, ya que son quienes peor lo están pasando en estos tiempos de pandemia. La trompista alpina Anna Katharina Schumann está feliz de volver a tocar de nuevo. "Se han cancelado muchos conciertos o los protocolos son tan exigentes, que la gente ni se atreve a pensar en ellos".  Tocar sobre los tejados de Dresde es una bonita forma de llevar de nuevo la música a la ciudad, a pesar del coronavirus.

(ms/cp)