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Música

La Sinfónica de México brilla en el Rin

Felipe Espinosa Wang
21 de noviembre de 2016

El director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de México (OSN), Carlos Miguel Prieto, habló con DW sobre música, el repertorio latinoamericano y las experiencias recogidas en el tour europeo de 2016.

Kölner Philharmonie Nationale Symphonieorchester Mexiko
Imagen: DW/F. Wang

Después de siete años, la Orquesta Sinfónica Nacional de México vuelve a Europa con un tour amplio y ambicioso: 10 conciertos en 8 ciudades. En el itinerario figuran varias de las salas más prestigiosas de Europa, como la Musikverein de Viena, el Festspielhaus de Salzburgo, la Philharmonie de Colonia y la Alte Oper de Fráncfort. La orquesta más representativa de México interpretó piezas de, quizás, dos de los compositores más representativos de su repertorio, y, asimismo, dos de sus piezas más simbólicas: La sinfonía india, de Carlos Chávez, y La noche de los mayas, de Silvestre Revueltas.    

Durante el concierto de este domingo (20.11.2016) en la Kölner Philharmonie, en Colonia, la OSN deleitó a una audiencia que se dejó cautivar por la muestra de música mexicana y latinoamericana, llena de sonoridades ajenas al común del público centroeuropeo. A medida que trascurrió el recital, la OSN deslumbró al público colonés con la multifacética obra Mestizo del compositor venezolano Efraín Oscher, con toques de rumba, salsa y hasta jazz, y la virtuosa interpretación de una de las estrellas en ascenso de la trompeta, Pacho Flores, a quien la pieza está dedicada.

La Filarmonía de Colonia es uno de los escenarios donde se presentó al OSN.Imagen: DW/F. E. Wang

La obra para cine de Revueltas, La noche de los mayas, en la segunda mitad, se encargó finalmente de sellar la noche con un despliegue de virtuosismo orquestal y amplitud dinámica. Al final, el público ovacionó fervorosamente a la orquesta y al solista, quienes sumaron al repertorio Invierno porteño y Oblivion, de Astor Piazzolla, en la primera parte, y al final de la velada, Huapango, de José Pablo Moncayo y Sones de Mariachi, de Blas Galindo. En pocas ocasiones se ha visto al público local salir tan sonriente y ligero como ayer, después del concierto a cargo de la OSN y su director titular, Carlos Miguel Prieto, con quien hablamos, antes de que la orquesta regrese a su hogar en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.

DW: Señor Prieto, ¿cómo ha sido la experiencia de presentar esta selección representativa de la música mexicana y del repertorio de la OSN en Alemania?

Carlos Miguel Prieto: Ha sido muy gratificante. Hemos tocado con gran éxito en algunos de los sitios más interesantes, con mejor acústica y más historia del mundo. El público alemán ha valorado mucho lo que hacemos y es muy abierto a nuestra música. Siempre me ha impresionado la calidez de la audiencia, y además lo emotivo de su respuesta.

DW: En cuanto a orquestas se refiere, Europa tiene una larga tradición en música clásica. ¿Qué cree que podría aportar, o aporta, una orquesta como la Sinfónica Nacional de México a Alemania y Europa?

No hay duda que en la cercanía de esta ciudad hay una gran cantidad de orquestas. Desde Ámsterdam hasta Viena está lleno de agrupaciones sinfónicas, con tradición, voz, color y sonido. Pero considero que traer la música mexicana a Europa tiene un gran valor. Esta es una música que en Alemania poco se conoce y cuando se hace, se hace con menos autenticidad. Esto lo puedo decir porque yo mismo la he hecho con diferentes orquestas, no lejos de aquí, en Hamburgo o Hanóver, y es muy difícil que en una semana de trabajo logre una orquesta alemana lo que le lleva una vida a una orquesta como la OSN; la manera de tocar ciertas cosas, de hacer ciertos fraseos. Así como Viena tiene sus tradiciones, México también tiene la suya con la música mexicana.

A la pregunta de si esta orquesta aportó algo en esta gira, yo diría que sí. Es una orquesta que toca de una manera diferente este repertorio, incluso que otras orquestas mexicanas o americanas que tienen una manera diferente de ver la música, más literal. Nosotros intentamos ir más allá, porque comprendemos lo que en la "Noche de Jaranas” quiere decir Revueltas y cómo lo quiere decir: la importancia de la disonancia, del jolgorio, pero también del recogimiento y el control. Nuestra labor acá abre más oportunidades al repertorio no solo mexicano, sino latinoamericano.

Carlos Miguel Prieto.Imagen: DW/F. E. Wang

DW: En las diferentes notas de concierto sobre música latinoamericana siempre se ven palabras como irreverente, fogoso, apasionado, tempestuoso o energético, entre otras. ¿Qué opina usted de estos clichés, si se puede decir así, de lo "latino”?

Hay parte de esos clichés que podrían ser realidad, pero quedarse ahí es limitarse completamente. Todo lo que dijiste se puede decir, por ejemplo, de Viena: si tu oyes Die Fledermaus, de Johann Strauss, es todo lo que dijiste: pasión, extremos, color, alegría. Pero quizás lo que tenemos, sobre todo para un centroeuropeo, es un exotismo muy especial que quizás ni nosotros mismos notamos.

Hay, por supuesto, otra música, como la de muchos otros compositores mexicanos que hicieron música no muy diferente a la de Stockhausen. Tuvieron una reacción adversa al nacionalismo, que es lo que estamos presentando en esta gira. Igualmente hay que aclarar que esta orquesta, terminando esto, va a tocar Bach, Mozart o Haydn. No es una orquesta que se especialice únicamente en música mexicana, pero venir aquí a tocar Bach sería un poco extraño.

Pero bueno, si los clichés abren la puerta para que alguien se aventure a un repertorio nuevo, pues bienvenido sea. Quedarse solo con Eine kleine Nachtmusik de Mozart o West Side Story de Bernstein sería un gravísimo error. No obstante, el gusto por éstas puede servir para abrirle una puerta a la gente, y que de ahí puedan encontrar un mundo nuevo que les acompañe toda su vida. Así, del mismo modo, creo que ahí existe una oportunidad para la música latinoamericana: abrir territorio para que se sepa qué es un joropo, merengue, danzón, mambo, pero ¡también lo que es una sinfonía! Esto fue lo que hizo Gabriel García Márquez con la literatura latinoamericana: generó interés, y quien se metió comprendió que es un lado, igual que con la música clásica, de un mundo con muchas más facetas.

 

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