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La sociedad civil, bajo presión en todo el mundo

Oliver Sallet
31 de enero de 2018

La organización de derechos humanos Pan para el Mundo ha analizado la situación mundial de la sociedad civil. La tendencia es clara: cada vez más países están controlados por regímenes autoritarios.

Indien Symbolbild Polizeigewalt
Imagen: Getty Images/AFP/

Es un panorama sombrío el que muestra el "Atlas de la sociedad civil". La libertad de expresión, el derecho de reunión pacífica y de asociación: son todos derechos de los que cada vez menos personas participan. Sólo 2 por ciento de la población mundial estaría disfrutando de libertades civiles sin restricciones, según el informe, que se presentará el miércoles en Berlín.

El estudio describe el estado de la sociedad civil en cinco categorías: de "abierto" a "restringido", ofrece información acerca de las libertades que goza la población civil en un país, o cómo son suprimidas de forma sistemática. El hallazgo más importante es la relación entre el desarrollo y la libertad: "Cuando se ejerce presión sobre la población, surgen conflictos y ningún desarrollo", dice Julia Duchrow de la organización Pan para el Mundo (Brot für die Welt), una de los autoras del estudio. El desarrollo y el bienestar a largo plazo son posibles solo si hay libertad civil en un país.

Los que viven en un país del grupo "abierto" son afortunados. Solo 148 millones de los 7.600 millones de personas en todo el mundo disfrutan de una sociedad civil completamente abierta donde la gente puede "formar asociaciones, realizar manifestaciones públicas y obtener y divulgar información sin obstáculos legales o prácticos”. Entre los 22 países se encuentran Alemania, Dinamarca, Suiza y Portugal.

A los realizadores del estudio les causa preocupación los seis países que son el foco de la investigación: Kenia, Chad, Brasil, Honduras, Filipinas y Azerbaiyán. "Todos tienen en común que allí la sociedad civil es cada vez más reprimida", dice Duchrow, ya sea a través de la violencia, los asesinatos que no son resueltos o cuando las personas desaparecen misteriosamente. También la violencia policial desproporcionada es un medio eficaz en muchos países para intimidar o reprimir a opositores políticos y disidentes. Diferentes leyes están diseñadas para reducir aún más la influencia de la sociedad civil. En Azerbaiyán, por ejemplo, a las ONG no se les permite organizarse libremente y tampoco recibir dinero del extranjero.

Tendencia hacia regímenes autoritarios

Si bien existe una clara tendencia mundial hacia los regímenes autoritarios, las razones son múltiples. En Kenia, por ejemplo, las organizaciones que hacen campaña por elecciones justas son presionadas. En Filipinas son perseguidos los que se manifiestan en contra de los asesinatos de la guerra contra el narcotráfico del presidente Duterte. "En muchos de estos países, las personas mueren arbitrariamente y no se hace nada para darle seguimiento a estos asesinatos", afirma Duchrow.

Sin embargo, no solo los países en desarrollo tienen un desempeño bajo en el "Atlas de la sociedad civil", sino también los países de la Unión Europea, con Francia, el Reino Unido y España, por ejemplo, obteniendo la segunda mejor clasificación de "restringida". Aunque la sociedad civil es básicamente libre en estos países, el estudio reprocha en casos individuales a los países de "perseguir o acosar de otra manera a organizaciones críticas con el Gobierno". Estados Unidos también entra en esta categoría.

Muchos países se hacen valer de la lucha contra el terrorismo, apunta Duchrow. Turquía es un buen ejemplo de esto: el Gobierno de Erdogan continúa socavando el Estado de derecho con esta intención. Pero Francia también ha aprobado leyes excepcionales como consecuencia de los ataques terroristas, especialmente en cuestiones de derecho penal. Entonces, por ejemplo, las leyes han sido ampliadas para mantener a los sospechosos bajo custodia durante más tiempo.

Organizarse contra la opresión

Para los ciudadanos de los regímenes autoritarios, sin embargo, también puede valer la pena organizarse contra la opresión. Un ejemplo de esto es Kenia, donde algunas organizaciones se han rebelado fuertemente contra una ley. "Al final, los diputados fueron persuadidos y votaron en contra de la ley, pero organizaciones individuales se vieron posteriormente presionadas de nuevo", dice Duchrow.

Los autores del estudio también están preocupados por la persecución de periodistas y la supresión de información. También hay muchos ejemplos: en Turquía, el periodista Deniz Yücel ha estado en custodia por casi un año sin cargos. En Azerbaiyán, el Gobierno trató de silenciar a la periodista Khadija Ismajilova y la encarceló por año y medio por reportar sobre corrupción.

El llamado de Julia Duchrow: trabajar en equipo y no permitir ser silenciados. Si el Gobierno no encuentra oposición del pueblo, tiene vía libre y la espiral de opresión y persecución continuará.

Oliver Sallet (RRR/FEW).

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