“Los “apóstoles de la corrección política” tratan de imponer consignas”, sostuvo un miembro de la RAE ante DW, en el VIII Congreso de la Lengua Española.
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Las azafatas son ahora “auxiliares de vuelo”. Los negros son “afroamericanos”. Y los ciegos pasaron a ser “personas con discapacidad visual”.
Si usted no lo sabía, querido lector, pues vaya con cuidado ya que se enciende la alarma de “incorrección política”.
Ahora bien: ¿qué está detrás de estos dictados de corrección e incorrección? ¿El deseo de no ofender a quien escucha? ¿La voluntad de no herir a la/s persona/s aludidas? ¿O tal vez el interés de enmascarar los propios pensamientos? ¿O incluso cierta intención de pretendida neutralidad?
Existe un amplio abanico de respuestas posibles.
¿Válido o ridículo?
“El tema de la corrección política es un tema muy polémico y muchas veces se lo ridiculiza. En realidad, es como un ensayo de mejorar la situación de discriminación de algunos grupos, cambiándoles el nombre”, sostuvo la reconocida lingüista Ivonne Bordelois en una reciente entrevista con DW.
“Antes les decíamos putos, ahora les decimos gays, que queda mucho mejor, y así sucesivamente”, ejemplificó. “Claro que es una mejora un poco superficial, si se considera lo que está ocurriendo socio-económicamente con esos grupos, pero me parece válido”, concluyó Bordelois.
“La corrección política es el deseo de evitar palabras que puedan herir alguna sensibilidad, alguna ideología: está bien, pero tampoco hay que exagerar”, matizó por su parte en diálogo con DW Pedro Álvarez de Miranda, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de número de la Real Academia Española.
“Yo no soy partidario de usar la lengua para enmascarar la realidad, hay que usar la lengua con naturalidad”, indicó asimismo Álvarez de Miranda, integrante del panel que discutirá la cuestión en el marco del VIII Congreso internacional de la Lengua Española que se realiza en Argentina.
“Apóstoles de la corrección política”
“Me da la sensación de que los “apóstoles de la corrección política” tratan de imponer determinadas consignas, que yo como ciudadano rechazo”, concluyó el experto.
Similar es la postura del periodista y director de la Escuela de Periodismo UAM-El País Álex Grijelmo, quien consultado por DW, sostuvo: ”Hay dos vertientes en este asunto: una cosa es el lenguaje políticamente correcto, que entendemos como cortesía y con el que pretendemos no ofender a alguien, o aliviar una realidad para no añadir daño innecesario, u omitir palabras malsonantes”.
“Y otra cosa es utilizar el llamado lenguaje políticamente correcto para ocultar asuntos que son de interés general, para ocultar la realidad o para nombrarla de otra manera”, afirmó Grijelmo. “La misma técnica con dos intenciones distintas”, puntualizó.
¿Una nueva Inquisición?
Y hay más sobre la cuestión: hay quienes incluso pretenden combatir a la corrección política. Entre ellos, el premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, quien en un artículo periodístico consignó: “Lo políticamente correcto es opinar no como realmente piensas sino arrastrado por la frivolidad, la cobardía o el oportunismo (...) Es una falta de sinceridad, de autenticidad”.
Lo políticamente correcto “es una manera de imponer una censura discreta, disimulada, que no dice su nombre y que no te castiga físicamente sino con el descrédito en aras de una supuesta corrección. En cierta forma es una nueva inquisición”, criticó categórico el escritor peruano.
De encomiable tarea a repudiable actividad. Y con premisas que cambian y se reacomodan de manera permanente, el tema no amerita un “fin”, sino un ”continuará”, querido lector.
dg
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Mundo bilingüe: las ventajas de hablar más de una lengua
Los beneficios del multilingüismo se hacen notar. Prejuicios y falsas creencias van quedando atrás luego de décadas de extendida vigencia.
Imagen: Tatjana Kral
Ventajas en la concentración
Los niños bilingües de nacimiento poseen una mayor capacidad de concentración, así como de priorizar diferentes tareas a realizar (“executive control”), ya que esto es lo que hacen permanentemente cuando deben elegir entre un idioma y otro. En la imagen, familia ruso-germana en Alemania. Los padres, Tatjana y Andreas, son rusos. Los niños, Karolina (8) y el pequeño Alexander son bilingües.
Imagen: Tatjana Kral
Bilingües desde el nacimiento
Existen diferencias cualitativas según el momento en que se aprenden los idiomas. Si se aprenden desde el nacimiento, al hablar cada uno de los idiomas se activa la misma región del cerebro. Mientras que si se aprenden más tarde, se activan regiones diferentes. En la imagen: la mamá Verena es alemana, el papá Max es brasileño, y la pequeña Marlene Maria de 2 meses, bilingüe alemán-portugués.
Imagen: Max Rodrigues
Un niño, dos lenguas
Desde temprana edad los niños pueden distinguir entre los dos idiomas, y contrariamente a lo que se creía, no existe un período de confusión entre las lenguas. Cuanto antes se empiece a aprender una lengua, más sencillo será el proceso de adquisición de la misma. En la imagen, Clara, de 5 años, bilingüe alemán-español, se deleita con su colección actual preferida en idioma español.
Imagen: Privat
“Una persona, una lengua”
El principio propuesto por el lingüista francés Ronjat consistente en que cada persona hable una lengua y sólo esa con sus hijos, “funciona bien”, según Jürgen Meisel. Sin embargo “no es un dogma”. En la foto, familia bilingüe francés-español, residente en Francia. La mamá, Mariana, es hispanohablante. El papá, Vincent, es francoparlante. Tomas, de 12 años, se maneja en ambos idiomas.
Imagen: Gabriela Pisano
Niños trilingües
Es posible aprender hasta tres “primeras lenguas”. El sistema cognitivo permite aprender incluso más, pero no como “primeras lenguas”, ya que éstas requieren como mínimo en torno al 30 por ciento de la comunicación diaria del niño. En la foto, familia trilingüe en Alemania. La mamá, Eugenia, es española, el papá, Alessandro, italiano. Y los hijos, Andrea (8), Hugo (6) y Luca (3), son trilingües.
Imagen: Eugenia Chillon Raya
Un niño, tres lenguas y ningún esfuerzo desmedido
“Se pueden aprender dos o tres lenguas simultáneamente como lenguas primarias”, asegura el experto Jürgen Meisel. “Y esto no implica un sobresfuerzo”. En la imagen, familia trilingüe alemán-español-árabe. La familia vive en Alemania. La mamá, Thyara, es argentina. El papá, Abdelali, es marroquí. Los hijos del matrimonio, Nuh de 9 años y Faruq de 6 años, son trilingües alemán-español-árabe.
Imagen: Thyara Iriarte Ganeau
No obligar a los pequeños
"El plurilingüismo siempre vale la pena", sostiene la lingüista Julia Blanco López. "Y esto, aun cuando el proceso pueda resultar un desafío para grandes y chicos". En cualquier caso, no obligar a los pequeños a hablar el idioma. En la foto, familia bilingüe alemán-español. La familia vive en Alemania. Cristina es española y el papá Félix es alemán. Las niñas Sofía (8) y Lucía (6) son bilingües.
Imagen: Cristina Lorenzo
En silencio también se desarrolla la lengua
“En contextos monolingües, si sólo la familia es bilingüe, a menudo los niños no quieren hablar la lengua de la familia, pero por razones sociales, no lingüísticas”, explica el Profesor Meisel, al tiempo que recomienda “seguir hablándoles el idioma”.
En la imagen, familia bilingüe en Alemania. Los padres, Amparo y Manuel, son españoles; las niñas, Victoria (7) y Clara (5), son bilingües.
Imagen: Privat
Jardines de infantes bilingües
Para adquirir, mantener y desarrollar más de un idioma, los jardines de infantes bilingües desempeñan un rol fundamental. Un aspecto clave resulta el hecho de que los niños tienen la posibilidad de hablar aquí el idioma minoritario con pares, con otros niños como ellos. En la foto, el jardín de infantes bilingüe alemán-español “Lucecitas” de Berlín abierto en 2014, al que acuden 25 niños.
Imagen: Simon Breth
El mundo multilingüe
“Los límites de la lengua son los límites del mundo”, sostenía el filósofo Ludwig Wittgenstein. Y es que vemos, lo que nombramos. En este sentido, podría decirse que el mundo de los niños multilingües es más rico que el de los niños monolingües. En la foto, niños del jardín bilingüe alemán-español “El jardín de Federico” en actividades al aire libre en Berlín.
Imagen: Tukita gUG
Dos idiomas, dos culturas
El bilingüismo supone el acceso del niño no sólo a dos idiomas diferentes, sino a dos culturas distintas, y esto enriquece la formación del pequeño. En la imagen, niños del jardín de infantes bilingüe alemán-español “Abejitas” de Berlín, fundado en 2004, y al que acuden cerca de 50 niños de entre 1 y 6 años.
Imagen: Antonio Brandauer
Plurilingüismo como estímulo
El contacto con la diversidad que implica el plurilingüismo estimula el desarrollo intelectual de los niños. En la foto, niños del jardín de infantes bilingüe español-alemán “Abejitas” en la capital alemana.
Imagen: Antonio Brandauer
El enorme potencial del bilingüismo
Existe un consenso entre los investigadores del plurilingüismo en torno a que los niños multilingües son más creativos, más flexibles y más elocuentes que los monolingües. En la imagen, niños del jardín de infantes bilingüe alemán-español “Abejitas” en Berlín.
Imagen: Antonio Brandauer
Cuanto antes, mejor
A partir de los 12 años se es considerado un adulto para aprender una segunda lengua. Esto es, los idiomas que se adquieran luego de esta edad, serán segundos idiomas y no idiomas maternos. Por eso, los primeros años de vida son decisivos. En la imagen, el jardín de infantes “El jardín de Federico” de Berlín, institución bilingüe alemán-español, inaugurada en 2013, visitada por cerca de 30 niños.