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La táctica de Trump funciona

Ines Pohl
7 de octubre de 2020

En casi todo el mundo miran mal el comportamiento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que está enfermo con COVID-19. Sin embargo, entre sus partidarios, la actitud de hombre fuerte atrae más, según Ines Pohl.

Donald Trump.
Donald Trump.Imagen: Jonathan Ernst/Reuters

Algunos todavía recuerdan que a principios de la última campaña electoral en 2016, Donald Trump dijo en voz alta que aunque dispare a alguien en pleno centro de Nueva York no iba a perder ni un solo votante. El actual presidente de Estados Unidos no ha disparado a nadie en la Quinta Avenida, pero su comportamiento se acerca bastante a eso.

Mascarillas, sólo para cobardes

Trump sabía que estaba infectado con coronavirus 72 horas antes de anunciarlo, pero continuó asistiendo a sus actos de campaña, cenó con los principales donantes y tuiteó al mundo que llevar macarillass era sólo para cobardes.

Pero eso no fue todo: después de sólo dos días en el hospital, permitió que sus guardias de seguridad lo llevaran junto a sus fanáticos, cuando probablemente aún era altamente contagioso. En la limusina presidencial negra, llamada "La Bestia", con una mascarilla de tela negra y el botón superior de la camisa abierto, se mostró en una pose de victoria.

Ines Pohl, corresponsal de Deutsche Welle en Estados Unidos. Imagen: DW/P. Böll

Y luego, otro día después, ya estaba de vuelta en la Casa Blanca. Cuando llegó a los escalones superiores de su casa temporal, se quitó la mascarilla de la cara. Además tuiteó alegremente que no estaba tan mal, que el supuesto peligro mortal fue exagerado por sus oponentes políticos, y que él era el mejor ejemplo de esto: "Los demócratas mienten. Joe Biden es un cobarde. Y nada ni nadie puede hacerme daño".

Decisión de décadas

Desde lejos, uno podría pensar que la conducta negligente de Trump debería ser finalmente suficiente para evitar su reelección. Pero aquí las cosas se ven diferentes.

Para entender a los votantes estadounidenses, hay que considerar lo que también decidirá una presidencia. Se trata, sobre todo, del nombramiento del Tribunal Supremo, cuyos jueces son elegidos de forma vitalicia y que determinan la línea política de los próximos decenios. Mucho más largo y poderoso que un presidente en sus ocho años máximos de mandato, de los cuales pasa al menos dos en modo campaña.

Antiabortistas, sus seguidores más numerosos

Además, el 25 por ciento de todos los votantes son estrictos activistas contra el aborto. No les importa lo que un presidente hace o dice: lo principal es que él o ella se enfrente a los que apoyan el derecho al aborto. Donald Trump puede ser impredecible en muchos grupos, pero aquí se mantiene firme.

Y para la clase media alta y los súper ricos, Donald Trump es muy valioso. Porque con ellos también cumple sus promesas y distribuye generosamente sus contribuciones fiscales entre los que ya tienen demasiado.

Luego está la gran cantidad de estadounidenses que no sabían realmente a qué grupo pertenecían en este país, donde en menos de 25 años la mayoría blanca será una minoría. Hasta que apareció Donald Trump, el político outsider y primer presidente después del primer jefe de Estado negro. Prometió devolver los trabajos que habían emigrado al extranjero y restablecer las antiguas zonas industriales aruinadas a su anterior grandeza.

Este último grupo se aterrorizó cuando su superhéroe se enfermó repentinamente y pareció tropezar. Por lo tanto, fue tácticamente inteligente la forma en que Trump se puso en escena. Su demostración de fuerza funcionó en aquellos que tanto necesita, si quiere tener alguna oportunidad de ganar las elecciones.

Biden depende de los errores de Trump

A Trump no le importan los demás, los demócratas negros que cuentan entre lágrimas cómo murieron sus familiares porque no recibieron ayuda médica. O aquellos que encuentran negligente que el presidente continúe negándose a apoyar el uso de mascarillas a nivel nacional. A Trump tampoco le importan estos críticos, porque de todos modos ya los había perdido.

Cuando uno mira este país desde fuera, podría pensar que aquí reina la locura. En las calles uno se da cuenta de que las tácticas de Donald Trump están funcionando para mantener a sus seguidores. Pase lo que pase, apoyarán a Donald Trump si se mantiene lo suficientemente sano para continuar sus juegos tácticos.

Al final, el factor decisivo será si el comportamiento de Donald Trump motiva a suficientes personas para expulsarlo del Despacho Oval. El atractivo de Joe Biden por sí solo no será suficiente.

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