La taza que nos une: el consumo de café entre culturas
12 de junio de 2025
Desde el Frappuccino de Starbucks, que cumple 30 años, hasta las últimas tendencias de TikTok que nos llevan a probar el café Dalgona, el café ha alcanzado estatus de ícono pop. Pero, a lo largo del tiempo y de la geografía, el café se ha preparado en ceremonias y se ha degustado en salones. Su historia está impregnada de colonialismo y, al mismo tiempo, los establecimientos que lo sirven también han alimentado a pensadores revolucionarios.
En la actualidad, el cambio climático está afectando duramente a los agricultores, lo que ha disparado los precios del café. Pero la bebida sigue siendo una parte intrínseca de la cultura mundial. ¿Cómo y por qué se han llegado a beber unas dos mil millones de tazas de café al día en todo el mundo?
Raíces míticas y espirituales
La leyenda atribuye el descubrimiento del café a un cabrero etíope llamado Kaldi, que se dio cuenta de que sus cabras se ponían juguetonas al comer bayas rojas. El café, en concreto la variedad arábica, es originario de la región etíope de Kaffa.
La ceremonia etíope del café, en la que los granos se tuestan a fuego abierto y se preparan en una "jebena" de barro, es un momento de pausa, hospitalidad y comunidad.
En Brasil, el "cafezinho", un pequeño y dulce trago de café, es un símbolo de bienvenida, que se ofrece en todas partes, desde las casas hasta las esquinas.
En 2020, mientras el mundo se atrincheraba durante el bloqueo de COVID, el café Dalgona de Corea del Sur, café instantáneo batido con azúcar y agua explotó en TikTok.
Sabores únicos
En todas las culturas, el café ha adoptado formas muy inventivas. En países nórdicos como Finlandia y Suecia, el café negro hervido se sirve a veces con cubitos de kaffeost, un queso elaborado con leche de vaca o de reno. Una tradición centenaria.
En Vietnam, el ca phe trung mezcla yema de huevo batida con leche condensada azucarada, una improvisación de tiempos de guerra que hoy es omnipresente.
También está el kopi luwak de Indonesia, elaborado con granos parcialmente digeridos que han sido comidos y defecados por la civeta palmera asiática. La gran demanda ha llevado a algunos productores a enjaular y alimentar a la fuerza a las civetas. Otros promocionan ahora versiones "silvestres" de animales en libertad.
De bebida sagrada a producto global
El café no solo ha viajado en sacos, sino que también viajó con los vientos alisios, los viajes espirituales y las ambiciones imperiales.
Aunque se descubrió en Etiopía, la evidencia escrita más antigua del cultivo del café apunta a Yemen. Allí se originó el término árabe qahwa, del cual surgió la palabra "café".
Los místicos sufíes lo bebían para mantener la concentración espiritual durante los largos cantos nocturnos.
Otra leyenda cuenta que el santo sufí indio Baba Budan contrabandeó siete granos fértiles desde Yemen hasta el sur de la India en el siglo XVII, desafiando el monopolio árabe. Ese acto sembró plantaciones de café en la región de Chikmagalur, en Karnataka.
Pronto, las potencias coloniales europeas también comprendieron el potencial del grano. Los portugueses, por ejemplo, lo plantaron en Brasil. Cada expansión fue impulsada por un imperio y construida a costa del trabajo esclavo.
Australia desarrolló una sólida cultura cafetera. Y un dato curioso: tanto Australia como Nueva Zelanda afirman haber inventado el flat white.
Cafés, conspiraciones, oficinas virtuales y gatos
En Estambul, durante el siglo XVI, intentaron prohibir el café reiteradas veces por temor a que las reuniones cargadas de cafeína desencadenasen disturbios.
En la Europa de la Ilustración, los cafés ofrecían una taza de café y una dosis embriagadora de pensamiento radical.
En la Norteamérica colonial, el café se convirtió en un sustituto patriótico del té, gravado con impuestos británicos. La taberna Green Dragon de Boston, acogió reuniones de activistas que organizaron la resistencia contra el dominio británico, en particular contra los impuestos injustos y las políticas que acabaron desembocando en la Revolución de las Trece Colonias.
Más recientemente, a principios de la década de 1990, cuando el acceso a internet en casa no estaba aún generalizado, muchos cafés empezaron a ofrecer internet al público, lo que empezó a atraer a la gente a trabajar desde esos espacios.
Entretanto, a los dueños de los cafés se les han ido ocurriendo ideas inusuales para dar una ventaja comparativa a sus negocios.
En Taipéi, un café de gatos llamado Cat Flowers Garden, abrió sus puertas en 1988, ofreciendo a los residentes cosmopolitas un espacio acogedor en el que beber y socializar con los felinos. La moda explotó luego en Japón y ahora prospera en todo el mundo.
(ob/rml)