El aumento de la temperatura golpea la fragilidad de los glaciares andinos en riesgo de desaparición. Una cuestión alarmante para la región, en la que Venezuela se convertiría en el primer país en perderlos.
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Aunque 2019 fue el segundo año más caliente que jamás se ha registrado en el planeta, el aumento de la temperatura sigue marcando tendencia en el inicio de 2020. Este enero fue el enero más caliente jamás registrado en el planeta, según anunció este martes (04.02.2020) el servicio europeo Copernicus sobre el cambio climático. Se registraron temperaturas superiores a las medias en la mayoría de las zonas en el mundo. Una tendencia que continúa tras el periodo 2010-2019, el más caliente desde el inicio de las medidas de temperatura.
El aumento de la temperatura global está pasando factura a los glaciares sudamericanos, que durante las últimas décadas han ido perdiendo masa y extensión. Según varias investigaciones efectuadas por científicos alemanes y franceses con el uso de imágenes satelitales, el derretimiento provocó que los glaciares andinos hayan disminuido casi un metro al año desde 2000.
Este rápido retroceso, que amenaza el suministro del agua de la región, se acentúa en el sur de los Andes. Según Thorsten Seehaus, glaciólogo de la Universidad de Erlangen-Nürnberg, "la mayor parte del hielo se pierde en Patagonia, donde hay las mayores masas de hielo. Sin embargo, para la población local en los Andes centrales de Chile y Argentina, y especialmente en Perú y Bolivia, es un problema grave".
"El agua derretida de los glaciares contribuye a los suministros de agua y juega un papel importante, en particular durante los períodos de sequía", recordó a DW el científico alemán, que llevó a cabo uno de los primeros estudios en la región basado en mediciones en todos los lugares.
"En Perú y Bolivia la recesión de los glaciares fue 3 o 4 veces mayor en el período 2013-2016 en comparación con 2000-2013, muy probablemente debido al fuerte evento de El Niño en 2015-2016", detalló.
Seehaus apuntó que los cambios en las precipitaciones también influyen en el balance de masa del glaciar. "La mega sequía en Chile central desde 2010 conduce a una menor acumulación de los glaciares, y por lo tanto causa muchas pérdidas de hielo glaciar", aseguró.
Además de afectar la disponibilidad de agua, las consecuencias de este derretimiento pueden provocar inundaciones por un desborde violento de un lago glaciar. Esto se produce cuando los elementos de contención de un lago glaciar fallan. "La cordillera Blanca en Perú ha sido afectada por tales inundaciones en los últimos siglos un par de veces. El diluvio en 1941 destruyó aproximadamente un tercio de la ciudad de Huaraz y mató a cerca de 5.000 personas", recordó.
El científico alemán alertó de otras consecuencias mundiales que pueden ocasionar el derretimiento de los glaciares, como el aumento del nivel del mar. "La agricultura orientada a la exportación a gran escala también recibe agua de deshielo del glaciar, por lo tanto, también tendrá un impacto económico", avanzó.
Por ello, abogó por que se cumpla el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. "Si continuamos de la manera actual, casi no quedarán glaciares en los Andes tropicales y el centro de los Andes de Chile y Argentina a finales del siglo XXI", advirtió.
Medio ambiente, asignatura pendiente en Venezuela
No obstante, la desaparición total de los glaciares se aproxima a pasos agigantados en Venezuela, que "posiblemente se convierta en los próximos años en el primer país de América del Sur donde desaparezcan completamente sus glaciares", explicó a DW Alejandro Álvarez, Coordinador General de Clima 21 Ambiente y Derechos Humanos.
El uso de combustibles fósiles es uno de los principales causantes del aumento de la temperatura global. "Venezuela está cavando su propia tumba. Los combustibles fósiles y en particular la gasolina está regalada. El precio actual en bolívares es de 0,00006", subrayó.
En este sentido, alertó que la población venezolana es cada vez más vulnerable a los efectos del cambio climático. "Venezuela tiene un Estado que en gran parte ya se ha desentendido en muchísimos servicios ambientales", criticó apuntando que "un 80 por ciento de la población no tiene acceso en este momento a agua potable de manera normal".
Además de las previsiones de aumento de sequía, alertó sobre otros efectos que potencia el cambio climático. "La deforestación masiva en la zona amazónica debido a la minería caótica que está ocurriendo en la zona ha generado un rebrote del paludismo que en este momento está en más de 20 de las entidades federales (de 23)", lamentó.
Por estos motivos, Álvarez recordó los deberes pendientes del Gobierno. "La Ley de Gestión Integral de Riesgos Naturales y Tecnológicos del 2009 indica en uno de sus artículos que debe hacerse en el plazo de un año un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. Asimismo, para el Plan Nacional de Derechos Humanos se identificaba la protección contra el cambio climático como derecho humano y se solicitaba el diseño y puesta en práctica de un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático", criticó.
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Glaciares de los Andes: gigantes en extinción
El cambio climático está haciendo desparecer los hielos de Sudamérica. Con las actuales condiciones climáticas, el fenómeno es irreversible y trae consigo graves consecuencias para las comunidades andinas.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
Reserva de agua
Los glaciares son amortiguadores en períodos de sequía. En un año en que no nieva mucho o en los meses más secos y de baja precipitación, gran parte del agua que baja por los ríos proviene del derretimiento de los hielos. Si éstos desaparecen, la única fuente de abastecimiento es el agua que cae. En tiempos de sequía, esto supone problemas económicos, sociales y de calidad de vida.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
Investigadores en alerta
A lo largo de todos los Andes, desde las zonas tropicales a Tierra del Fuego, la tendencia es que el área cubierta por hielo está disminuyendo. Éste es el tema que reunió a los principales investigadores de la región en un grupo de trabajo de cinco años congregado por la UNESCO, que acaba de finalizar con un encuentro en Mendoza, Argentina. Allí analizaron la situación de los Andes.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
Antes y después
Las fotos del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), con sede en Mendoza, muestran el cambio que ha sufrido el glaciar Frías, en el sur de Argentina, en un lapso de 70 años. A la izquierda, una imagen de 1938 y a la derecha una de 2008. Situaciones similares se observan en otros glaciares de los Andes.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
¿Por qué están retrocediendo?
La respuesta está asociada al cambio climático. En las últimas décadas se registra una tendencia al aumento de la temperatura del planeta, que explica el retroceso generalizado de los glaciares en el mundo. “En Campo de Hielo Sur se observa una aceleración de la pérdida de hielo, sobre todo desde la década del 50”, afirma Lucas Ruiz, investigador del IANIGLA. Glaciar Viedma en 1930 y 2014.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
No todos a la misma velocidad
Estudios de IANIGLA muestran que otros hielos, en tanto, tienen otro comportamiento. En Patagonia norte, glaciares asociados al Tronador, un volcán extinto, perdieron menos masa en la última década que en la anterior. Esto se debe a que la morfología del glaciar se ha ajustado al cambio del clima. Al achicarse, ya no sigue perdiendo tanta masa y se encuentra en un equilibrio con el clima.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
Adiós a los últimos glaciares
En los Andes, el caso de Venezuela es el más extremo. Los hielos de las cumbres más altas, el pico Bolívar y el Pico Humboldt, están destinadas a desaparacer. En las últimas décadas el retroceso constante ha sido tal, que algunos estudios científicos indican que Venezuela será el primer país en perder todos sus glaciares, lo que podría ocurrir en los próximos años.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Ismar
Retroceso seguro
“Todas las proyecciones climáticas indican que las temperaturas van a seguir aumentando. Incluso si pudiéramos bajar la cantidad de emisiones de dióxido de carbono y mejorar la eficiencia de nuestras industrias, la temperatura aumentaría por unos 50 ó 60 años más y después recién empezaría a disminuir o a establecerse”, asegura Lucas Ruiz.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
¿Cuántos glaciares perderemos?
Aun cuando los pronósticos tienen un amplio margen de incertidumbre, en los próximos 100 años la temperatura debiera aumentar entre 1 y 4 grados, asegura el experto. Modelos predictivos indican que dentro de 20 a 30 años del lado argentino de Campos de Hielo Sur los grandes glaciares retrocederán, pero no del todo, y entre los más pequeños de alrededor algunos desaparecerán.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
Los mayores gigantes
La superficie de hielo de los Andes es de unos 30 mil kilómetros cuadrados. El 75% está en Chile, el 15% en Argentina y el resto distribuido por Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia. Los glaciares más grandes, también de todo el hemisferio sur, son el Pío XI, chileno, y Viedma, argentino. Con unos mil kilómetros cuadrados de superficie cada uno, se ubican en la zona de Campos de Hielo Sur.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
Distintos tipos de glaciares
A lo largo de Sudamérica los glaciares son diferentes. En los Andes tropicales principalmente hay glaciares de montaña y algunos de valle, y especialmente en Colombia y Ecuador están asociados a volcanes. En Argentina y Chile hay una gran diversidad de tipos de glaciares, que van desde montaña y de valle hasta los grandes glaciares de descarga.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
Peligro para las comunidades andinas
En los Andes de Perú y Bolivia habita mucha población cercana a los glaciares, que usa el agua para beber, regar o generar energía eléctrica. Al desaparecer el glaciar, no sólo pierden el recurso hídrico. Muchas veces se forman lagos y las laderas donde se apoyaba el hielo se vuelven inestables, con riesgo de deslizamiento, aludes y aluviones por el derretimiento.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Mejia
Reservas que se agotan
En Argentina y Chile, en general las ciudades, los poblados y las zonas cultivadas están más lejos de los glaciares y la dependencia de ellos es menor, pero sobre todo se siente en los años de sequía. “En años como éste, en que no hay mucha nieve en la cordillera, el caudal del río en todos los oasis irrigados de Mendoza y San Juan depende en un 40% de los glaciares”, explica Lucas Ruiz.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
Ecosistemas dependientes
Los glaciares no sólo aportan agua para la población, sino también para los ecosistemas. En las cuencas en que hay glaciares hay mayor cantidad de vegas o humedales de altura, que se verían afectados si los hielos desaparecen. A nivel de la población, la educación ambiental, toma de conciencia, uso más eficiente del suelo y del riego, pueden mitigar las consecuencias.
Imagen: IANIGLA/Pierre Pitte
Desafío científico
Con estrategias compartidas, los países andinos están reuniendo información trascendente para enfrentar los desafíos. Además de mantener un inventario actualizado de glaciares, monitorean algunos representativos para saber cuánta nieve acumulan en el invierno y cuánta nieve y hielo se derrite en el verano. Datos meteorológicos e hídricos ayudan también a evaluar y tomar decisiones a futuro.