La UE debe actuar con prudencia en Ucrania
24 de febrero de 2014Nadie esperaba que las cosas se precipitaran tanto, y menos la Unión Europea. El pasado viernes, los ministros de asuntos exteriores de Alemania, Polonia y Francia consiguieron por fin convencer al ahora destituido expresidente, Viktor Yanukovich, para que aceptara una serie de reformas de amplio alcance en Ucrania, mientras que sus compañeros en Bruselas se ocupaban de aprobar sanciones.
Apenas un día después, Yanukovich desapareció del radar político, y Julia Timoshenko, la líder largamente defendida por la UE, fue puesta en libertad. El parlamento ucraniano ha anunciado que se celebrarán elecciones presidenciales el próximo mes de mayo. El camino hacia la democracia, y hacia una posible convergencia con la Unión Europea, vuelve a estar despejado.
A pesar de ello, la Unión Europea debe tener cuidado de no dejarse llevar por la euforia: debe resistir la tentación de alinearse con un bando político. Yanukovich y sus seguidores, entre los que se encuentra el presidente de Rusia Vladimir Putin, llevan acusando a la UE desde hace tiempo de ser parcial. Y motivos no les faltan: Timoshenko y el político y excampeón de boxeo Klitschko son los favoritos de la Unión Europea. Pero el partido de Yanukovich y sus seguidores debe continuar jugando un papel en la política del país. De lo contrario, Ucrania nunca conseguirá quedar en paz.
Llegados a este punto, la UE no debe dictar las acciones de Ucrania, sino simplemente acompañar al país en su proceso político. Las democracias de Alemania, Francia o Polonia no son aplicables en este caso: Ucrania debe encontrar su propio camino.
Cuidado con Rusia
Quizás lo más importante sea que Bruselas continúe con su diálogo con Moscú. El mayor fallo ahora mismo sería que la UE ignorara los intereses de Rusia y usara a Ucrania como una especie de escudo contra ella. Con ello no solo se destrozaría a Ucrania, sino que también podría resultar en un serio conflicto con Rusia de grandes y devastadoras consecuencias.
Independientemente de quién tome el mando en Ucrania, el nuevo líder tendrá que enfrentarse a graves problemas económicos que podrían destruir cualquier avance conseguido hacia la democracia. La UE debe aumentar su apoyo para Ucrania. No de forma incondicional, claro está, y tampoco simplemente para competir con Rusia. Pero hasta ahora, todas las ofertas hechas suenan a poco.
La situación se debe considerar en contexto: la oportunidad de atraer a este gran país hacia el oeste probablemente no volverá a darse en mucho tiempo. Ahora no es el momento de escatimar. Y otra estrategia muy práctica que podría dar la ventaja a la UE sería darles a los ucranianos la posibilidad de viajar libremente a Europa, sin necesidad de visados.
Ucrania no es un juguete
Tanto en Rusia como en el oeste se habla de una lucha de poder geoestratégico que está teniendo lugar en Ucrania. La gente debería pensárselo dos veces. Ucrania no desea ser un objeto. Si sus habitantes pudieran elegir libremente, seguramente no querrían comprometerse completamente ni con Rusia, ni con la UE. Y no deberían estar obligados a ello: si se supone que Ucrania es un puente entre este y oeste, entonces su gente debería ser al menos bienvenida en ambos lados.
Será difícil convencer de esto a Putin, ya que éste parece haberse quedado atrapado en las ideas de la Guerra Fría, pero el hecho prevalece a pesar de ello: una Ucrania estable y próspera con vínculos económicos con ambas partes también beneficiaría a Rusia. También podría ser que las preocupaciones de Putin estén más centradas en la política interna: no le interesa que el chispazo de la democracia llegue hasta su país.
Sea como fuere, y con todos los respetos a Rusia, este no es problema de la UE.
Autor: Christoph Hasselbach / lab
Editor: Enrique López