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La UE debe pagarle a China con la misma moneda

Alexander Görlach.
Alexander Görlach
25 de septiembre de 2023

El comisario de Comercio de la UE, Valdis Dombrovskis, viajó a China para mantener conversaciones en el país asiático, donde sólo entienden gestos de fuerza, advierte Alexander Görlach.

China sale al mercado con coches eléctricos de la marca NIO, y las ventas aumentan rápidamente.Imagen: Costfoto/NurPhoto/picture alliance

Antes de su viaje a Pekín, el comisario de Comercio de la UE, Valdis Dombrovskis, reiteró que la Unión Europea sigue interesada en un comercio libre y justo con la República Popular China. Dombrovskis concedió especial importancia a la palabra "justo”. ¿Causará esto alguna reacción en Pekín? Desde hace dos décadas y desde que el país pseudocomunista fuera admitido en la Organización Mundial del Comercio, no cesan las quejas sobre el incumplimiento de las reglas por parte de China: apropiación indebida de propiedad intelectual, impedimento del acceso al mercado a los Estados de la UE, infiltración de la comunidad china en Europa a través de comisarías de policía ilegales e intimidación a través de los Institutos Confucio.

La lista es larga y está flanqueada por los atropellos extremos de Pekín contra los derechos humanos de las minorías étnicas, la exportación de métodos y tecnologías de estado policial y la creciente agresión contra los países vecinos, especialmente contra Taiwán. Todo esto no puede ser compatible con los valores del mundo libre y democrático. Es probable que los productos que Pekín manda fabricar con trabajos forzados en la provincia de Sinkiang sean difíciles de digerir para el comisario de Comercio europeo, al igual que los subsidios de China a los vehículos eléctricos. La UE anunció recientemente que piensa contrarrestar esta competencia desleal con aranceles punitivos si fuera necesario.

Columnista de DW: Alexander GörlachImagen: privat

Comercio e inversión europea en China en auge

Según Dombrovskis, la UE no quiere desvincularse de China, sino que, como sugiere el término "reducción de riesgos”, sólo quiere detener la participación europea en áreas que conllevan el riesgo de que el liderazgo totalitario de Pekín las utilice contra el mundo libre. Probablemente esto se refiera, sobre todo, a semiconductores y otros productos que Pekín podría utilizar militarmente para su rápido rearme.

Este año, dicha reducción de riesgos no se ha traducido en menos, sino incluso en más comercio e inversión en China. Por lo tanto, los actores de ambos lados del Atlántico parecen relativamente poco impresionados con las declaraciones de los respectivos gobiernos. Y China, con o sin escalada totalitaria, parece seguir siendo un lugar atractivo para todo tipo de actividad económica.

Por supuesto que una visita de Bruselas podría, en teoría, provocar un cambio en el comportamiento comercial de China. Sin embargo, no hay motivos para tener esperanza cuando se utilizan datos de las últimas dos décadas como base para sacar posibles conclusiones en el presente. La única opción sería pagarle a China con la misma moneda y bloquear el acceso al mercado europeo. Y es que el gobernante Partido Comunista de China sigue necesitando una economía estable para mantener su dominio. Y dictadores como Xi Jinping, en última instancia, no entienden el lenguaje diplomático moderado, sino que sólo responden a gestos de fuerza. Y esos gestos deberían precisamente proceder del visitante europeo; de lo contrario, todo seguirá igual.

Alexander Görlach es miembro sénior del Consejo Carnegie de Ética en Asuntos Internacionales e investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford. 

(rmr/ers)

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