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La UE estrecha lazos con Brasil

GH/ERS3 de julio de 2007

Con la formalización de una "asociación estratégica" con Brasil, la UE confiere un status preferencial a la potencia carioca. Expertos alemanes analizan el acuerdo y sus implicaciones para la región.

Un acercamiento que inquieta a otros latinoamericanos.

Brasil está jugando desde hace tiempo en la primera división de la política mundial. El país más poblado de Sudamérica se sienta a la mesa con los grandes del G-8, participa en las negociaciones del G-4 (junto a EE.UU., la UE e India) para intentar rescatar la ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y llegó incluso a acariciar la idea de contar con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ahora se dispone a firmar una acuerdo de "asociación estratégica" con la Unión Europea, cuando Portugal acaba de asumir presidencia de turno de la entidad.

En la esfera económica alemana se aplaude el paso. "Por esta vía se vuelve a dirigir una mayor atención hacia el principal socio económico de la Unión Europea y de Alemania en América Latina", afirma Sigrid Zirbel, directora regional de Norte y Latinoamérica de la Confederación de la Industria alemana (BDI), indicando que las empresas germanas "pueden hacer un aporte en muchos de los planos en que se proyecta una cooperación más estrecha".

"Sello de relevancia"

En el plano político, esta "asociación estratégica" representa el reconocimiento del creciente papel de Brasil como actor regional e internacional. Así lo hace notar a DW-WORLD Wilhelm Hofmeister, encargado de Brasil en la fundación Kondrad Adenauer (cercana a la Unión Cristiano Demócrata alemana), indicando que constituye algo así como un "sello de relevancia", como el que la Unión Europea ya ha conferido a otras potencias emergentes, como China, India y Sudáfrica. Sin embargo, a su juicio tampoco es más que eso, porque no supone automáticamente una nueva etapa cualitativa en las relaciones bilaterales.

Según Hofmeister, "el proceso de consultaciones ya funcionaba bien en el pasado", aunque ello no haya podido evitar que se produjeran discrepancias en algunos temas. Como ejemplo cita dos casos: las negociaciones en el marco de la ronda de Doha de la OMC y la abstención de Brasil a la hora de votar sobre la aplicación de sanciones contra Irán por su programa nuclear.

Resquemores latinoamericanos

Pero el acuerdo entre la UE y Brasil no sólo cosecha aplausos. "En una Sudamérica que está en busca de posiciones conjuntas en materias centrales de la política internacional, la noticia de que la UE privilegia a Brasil estalló como una bomba", afirma Wolf Grabendorf, director del Programa de Cooperación en Seguridad Regional de la Fundación Friedrich Ebert (cercana al Partido Socialdemócrata alemán). Al igual que Hofmeister, destaca que sobre todo se sienten postergados países como México y Argentina, que en su momento ya se opusieron a que Brasil ocupara un asiento permanente en el Consejo de Seguridad.

Al mismo tiempo, en los países del Mercosur cunde el temor a que, en vista del estancamiento de las negociaciones con la Unión Europea, Brasil no sólo pueda aspirar a un Tratado de Asociación con la UE -como el que tiene México desde hace años-, sino también buscar otros aliados para su inserción en la economía mundial.

¿Y el Mercosur?

Según Grabendorf, "la equiparación de facto de Brasil con otros actores centrales de la globalización es interpretada como un abandono de la clásica estrategia europea de fomentar la integración regional y el diálogo entre diversas regiones y la UE".

En esta apreciación coincide también Hartmut Sangmeister, experto en Latinoamérica del Instituto de Ciencias Económicas Alfred Weber, de la universidad de Heidelberg. El analista señala que la UE lleva a cabo un cambio de estrategia como el que ejecutó Estados Unidos tras el fracaso de facto de las negociaciones sobre el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas). Y considera que el hecho se comprende ante el trasfondo del acercamiento de Venezuela al Mercosur, "que no facilitará las negociaciones" del bloque sudamericano con la Unión Europea. "En este sentido, la 'asociación estratégica' con Brasil constituye un intento europeo de otorgar al interlocutor más predecible un status especial, aunque ese status no vaya ligado a ventajas directas", afirma Sangmeister.

Hofmeister advierte, sin embargo, que "de ninguna manera se debe cometer el error de dar por pedidas las negociaciones entre la EU y el Mercosur". El entendido asegura que eso no es efectivo, aunque reconoce que existe confusión al respecto tanto en Sudamérica como en Europa. "Europa tiene interés en un tratado con todo el Mercosur", afirma, añadiendo que en las negociaciones uno de los interlocutores más difíciles es Brasil. A su juicio, sería más fácil sellar tratados bilaterales con Uruguay y hasta con Argentina. Pero eso no es posible porque el Mercosur tiene reglas que impiden a un país miembro cerrar acuerdos unilaterales con un tercer país, so pena de quedar excluido de esa comunidad. En este contexto, Hofmeister no ve peligro: "Brasil está demasiado interesado en el Mercosur y éste le reporta demasiadas ventajas, que no puede poner en juego. Eso lo saben también los europeos".

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