La UE pide cese "inmediato" de enfrentamientos en Birmania
10 de enero de 2019
La Unión Europea pidió el cese "inmediato" de los enfrentamientos entre el Ejército de Birmania y los rebeldes del Ejército Arakan, en el occidental estado de Rakáin, por los cuales unas 4.500 personas están desplazadas.
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En un comunicado, remitido este jueves (10.01.2019) por la delegación europea en el país, la UE hace un llamamiento al "diálogo" para solucionar el conflicto entre insurgentes y fuerzas gubernamentales, que registra un rebrote de violencia desde diciembre.
"Pedimos moderación e instamos a todas las partes a respetar sus obligaciones en virtud al derecho internacional humanitario para proteger a los civiles", señala la Unión Europea en el escrito, donde rechaza el reciente ataque rebelde contra cuatro comisarías en el que perdieron la vida 13 policías y otros 9 resultaron heridos.
Las Fuerzas Armadas birmanas declararon el 21 de diciembre un alto el fuego durante 120 días en todo el país, con la excepción de Rakáin, donde el Ejecutivo anunció este lunes una ofensiva para "aniquilar" al Ejército Arakan.
La UE aplaude en su comunicado el alto el fuego unilateral del Ejército mientras expresa su "esperanza" de que este también incluya el conflicto en Rakáin y se extienda más allá de los cuatro meses.
"(El alto el fuego) podría crear el impulso necesario para poner fin a décadas de conflicto y finalmente conseguir un acuerdo de paz en toda la nación", expuso la Unión Europea.
El Ejército Arakan, formado en 2009 para lograr mediante la lucha armada más autonomía de la minoría budista rakáin, la mayoritaria en este estado, es uno de los diversos grupos rebeldes alzados en armas en Birmania.
Rakáin igualmente es el hogar de los rohinyá, una perseguida minoría musulmana a la que las autoridades birmanas niegan la ciudadanía y califican de "inmigrantes bengalíes".
Unos 723.000 rohinyá han huido a Bangladesh desde agosto de 2017 a raíz de una ofensiva del ejército birmano en la que la ONU denunció "genocidio intencional" y calificó como "limpieza étnica de manual".
Rakáin, que ocupa una larga franja costera en el oeste del país, es una zona con ricos recursos naturales y una situación geoestratégica clave, aunque también con una de las mayores tasas de pobreza del país.
CP (efe, ap)
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No hay niñez para los rohinyás en Cox's Bazar
Tiene 12 años. Aun así, el rohinyá refugiado Nur Hafes cuida a su familia. Durante la huida desde Myanmar hacia Bangladesh su papá se fue. Ahora su mamá está sola con él y sus hermanos.
Imagen: Reuters/A. Abidi
El sostén de la familia
Nur Hafes, de 12 años, busca personas en el campo de refugiados de Palong Khali que quieran darle un poco de dinero si los protege con su paraguas del penetrante sol. Da una mirada hacia los sacerdotes musulmanes, quienes a veces distribuyen las donaciones que han recolectado en sus comunidades. Él todavía no es un adulto y, sin embargo, debe cuidar a una familia de nueve.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Un euro al día es un buen día
“A veces hago 50 o 100 takas, a veces llego a casa con las manos vacías”, dice Nur. Un taka es equivalente a un centavo de euro. Por 50 takas se compran alrededor de 250 gramos de chiles verdes en los mercados de los campos . Un pollo cuesta alrededor de 150 takas.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sola con ocho hijos
Nur es el mayor de ocho hermanos. Cuando el ejército llegó a la aldea de los abuelos, el padre de Nur huyó sin la familia. No lo han visto desde entonces. La huida a Bangladesh cerca de la ciudad de Cox's Bazar ha dejado a la madre Rabia sola con los niños. Los ancianos hacen todo lo posible para ayudar a Rabia a mantener a flote a la familia en el campo de refugiados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"El ejército incendió casas"
Hace dos meses, Rabia y los niños fueron expulsados de su pueblo natal en la provincia de Rakáin, Myanmar. "El ejército incendió casas donde todavía había gente", recuerda la madre de 33 años. "He visto tanta gente con heridas de bala". La familia huyó a casa de sus abuelos, pero solo un día después llegaron los soldados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Dependientes de la ayuda humanitaria
Como la mayoría en el campo de refugiados cerca de Cox's Bazar, Nur y su familia dependen de la ayuda humanitaria. Desde su casa solo pudieron llevar la ropa que tenían puesta, documentos de identidad, un par de fotos y una manta para protegerse de la lluvia. Como cabeza masculina de la familia, Nur acostumbra estar al frente ante las organizaciones de ayuda.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sobreprecio en los campos de refugiados
Por lo general, solo se distribuyen alimentos básicos a los refugiados (aceite, lentejas, cebollas) y a menudo no lo suficiente. Es por eso que los campos de Cox's Bazar tienen una gran cantidad de comerciantes que, por ejemplo, venden chiles verdes o nueces, como también anticonceptivos y cigarrillos. La mayoría de los productos cuestan más que en los mercados de las ciudades vecinas.
Imagen: Reuters/H. McKay
Nur ya trabajaba en Myanmar
Antes de huir de Myanmar, Nur vendía productos que su padre compraba al por mayor. Como apátridas, los rohinyás tenían poco acceso al sistema educativo antes de que el conflicto estallara y eran discriminados en el mercado laboral.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Los más jóvenes están desnutridos
A pesar de sus esfuerzos y la ayuda humanitaria, a la familia de Nur a menudo le falta lo más esencial. Los dos hijos más pequeños de Rabia, Fátima, de un año y medio (en la foto) y Mohammed, de ocho meses, sufren de desnutrición, al igual que muchos de los niños en los campos. Se estima que el 60 % de los refugiados rohinyá son menores de edad. Muchos sufren de enfermedades como diarrea.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"Ya no se comporta como un niño"
"Es joven, pero entiende que tiene una responsabilidad. Ya no se comporta como un niño", dice Rabia sobre Nur. Sus deseos para su futuro son sencillos: espera que pueda montar un negocio como comerciante en Bangladesh. Pero a veces él sueña con otra vida, una educación adecuada, tiempo para jugar fútbol con amigos, y así poder ser un niño.