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La UE y América Latina contra la desertificación y la sequía

Mirra Banchón
18 de junio de 2024

El desierto avanza en el mundo, también en América Latina y el Caribe. Aparte de combatir el cambio climático, se trata ahora de restaurar la tierra.

Honduras, Tegucigalpa | El depósito de agua de Los Laureles, seco.
Depósito de agua de Los Laureles, en Honduras, seco. (Imagen de archivo)Imagen: Orlando Sierra/AFP/dpa/picture-alliance

"Todos los estudios demuestran que el noventa por cierto de la tierra sana, para el 2050, podría estar degradada si conservamos el actual escenario. Esto mina todos nuestros esfuerzos por combatir la pobreza, la pérdida de la biodiversidad o el mismo cambio climático. La degradación de la tierra no está más alto en la agenda internacional porque nos hemos enfocado en el clima", afirmó en Bruselas Aurelie Godefroy, subjefe de la unidad de Medio Ambiente de la Comisión Europea.

En una conferencia con motivo de la  jornada internacional contra la desertificación y la sequía, las grandes zonas desérticas africanas fueron las protagonistas. No obstante, según datos de la Convención de Naciones Unidas contra la Desertificación y la Sequía (UNCCD), en América Latina hay ya 379 millones de hectáreas degradadas, donde los suelos ya no son capaces de sostener cultivos o sus ecosistemas originales.

¿No es una prioridad?

Entretanto, el 36 por ciento de la superficie latinoamericana se compone de ecosistemas áridos, con pérdida de biodiversidad y mayores dificultades para la vida humana. En general, cada año se pierden 100 millones de hectáreas de tierras sanas. En Asia, África y América Latina, la tierra se degrada más rápido que lo que las posibilidades actuales de restaurarla permiten enfrentar, afirma la UNCCD.

"Los problemas principales en América Latina y el Caribe tienen un peso diferente que los del África", explica a DW Horst Pilger, jefe de la Comisión Europea para programas regionales en América Latina. "En América Latina, si bien existe el Corredor Seco y en zonas como Pantanal y en la región amazónica hay menor volumen de lluvia que en otros años, no se puede hablar de las inmensas zonas desérticas africanas", sigue Pilger, director del programa Euroclima+.

Este programa de cooperación europea, que lleva 14 años en funcionamiento, se enfocó en un principio en la asistencia técnica a los países latinoamericanos, y, desde hace un año, también se dirige a los caribeños, para desarrollar e implementar sus objetivos nacionales contra el cambio climático. "Los programas nacionales en América Latina, con sus variaciones, siguen un patrón parecido: se enfocan en la energía, el transporte y la agricultura. Por eso, la asistencia técnica de nuestro programa Euroclima+, a base de subvenciones, se ha enfocado en ello", subraya Pilger.

Con amplias zonas mineras con creciente problemas de agua, ¿no están conscientes los Gobiernos latinoamericanos de los peligros que acarrea su desertificación? "Conscientes sí están", responde el especialista, "pero no está entre sus prioridades", añade.

Un problema que avanza

Como sea, las sequías avanzan. Los incendios forestales en Chile, Venezuela y Colombia este 2024 serían consecuencia de ellas. Según datos de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada, esto está ligado al cambio del uso de los suelos y los procesos de deforestación asociados a la ampliación de la frontera agrícola.

Por otro lado, cabe recordar también que Guatemala, Honduras y El Salvador, en el llamado Corredor Seco, sufren condiciones climáticas que han provocado pérdida de cosechas y necesidad de ayuda humanitaria -incluida la europea- para cientos de miles de personas, desde la gran sequía del 2016. Otra consecuencia de todo esto ha sido también la migración masiva.

Así, entre deforestación y degradación de suelos, según datos de Euroclima+, Paraguay, el sur de Bolivia, el noreste de Brasil, Guatemala, la costa este de Nicaragua y el sur de México serían las regiones más vulnerables.

Tiempo de restaurar

No obstante, "no todas son malas noticias", decía Aurelie Godefroy en la conferencia en Bruselas. "Se acaba de aprobar la ley de restauración de la naturaleza”, subrayó. Esta ley establece, para la UE, objetivos y obligaciones vinculantes para restaurar al menos un 20 por ciento de las zonas degradadas, tanto terrestres como marítimas, hasta el 2030, y todos los ecosistemas degradados hasta el 2050.

¿Y en América Latina y el Caribe?  ¿Hay también ejemplos esperanzadores? La lucha contra la desertificación y la degradacion de la tierra aún no es mucha en la región. No obstante, según datos de UNCCD, en República Dominicana, por ejemplo, la proporción de tierras degradadas cayó del 49 al 31 por ciento entre 2015 y 2019, y se encuentran trabajando para restaurar unas 240.000 hectáreas en zonas de producción de cacao.

(rml)

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