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La Unión Europea firma Tratado de Lisboa

Eva Usi13 de diciembre de 2007

Los veintisiete miembros de la Unión Europea firmaron el Tratado de Lisboa, un documento que reemplaza a la Constitución rechazada por franceses y holandeses y que ha evitado todo símbolo que aluda a un Supraestado.

Foto de familia de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE.Imagen: AP

El presidente del Consejo de la UE y primer ministro portugués, José Sócrates, puso en contexto histórico la firma del Tratado de Lisboa al destacar que se basa en las tradiciones y legado del proyecto europeo. "Es un Tratado para el futuro, para la construcción de una Europa moderna, eficiente y democrática", dijo. Sócrates así como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso agradecieron particularmente a la canciller alemana Angela Merkel diciendo que sin su intervención no se hubiera podido llegar a la firma del Tratado.

Durante la cumbre extraordinaria con motivo del 50 aniversario de la firma de los Tratados de Roma que fundaron a la Unión Europea, la canciller alemana, que ostentaba la presidencia en turno de la UE urgió a los 27 países miembros a adoptar rápidamente un acuerdo, las negociaciones fueron concluidas, con amplias conceciones a Gran Bretaña y Polonia, bajo la presidencia portugesa. Angela Merkel subrayó la importancia del momento. "Este es un día importante para Europa", dijo.

Cierre con broche de oro

La canciller alemana, Angela Merkel, durante la firma del Tratado de Lisboa.Imagen: AP

La firma del Tratado de Lisboa es el sello de oro con el que Portugal cierra su tercera presidencia de la Unión Europea, que pone fin a largos meses de debate y prepara a la Unión de los veintisiete con nuevos mecanismos que faciliten la toma de decisiones. Su firma tuvo lugar en el Monasterio de los Jerónimos de Belém, uno de los monumentos más importantes de Lisboa construido en el siglo XVI para conmemorar el regreso del gran explorador Vasco da Gama de su viaje a la India.

En el documento quedaron plasmados los nombres de los jefes de Estado y de Gobierno de los veintisiete países miembros, del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso y del presidente del Parlamento Europeo, Hans Gert Pöttering. El primer ministro británico, Gordon Brown, envió en su representación a su ministro de Relaciones Exteriores, David Miliband, pero aseguró que se sumaría más tarde a la ceremonia. Los medios se preguntaban si Brown no quería aparecer en la prensa firmando el documento, toda vez que el nuevo Tratado es controvertido en Gran Bretaña.

El ministro del Exterior portugués, Luis Amado, su homólogo alemán, Frank Walter Steinmeier, la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro portugués, José Sócrates.Imagen: picture-alliance/ dpa

Viajeros frecuentes

Todos los participantes regresarían a sus capitales el mismo día para tomar el viernes otro avión que los llevará a Bruselas donde tendrá lugar la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de los veintisiete. Medios alemanes se preguntaban porqué no hacían cumbre y firma de Tratado en un solo lugar. La presidencia portuguesa quería que se llamara Tratado de Lisboa, y así pasara a la historia, mientras que el gobierno belga no quería prescindir de una cumbre de la UE en su capital, Bruselas.

Después de un año de reflexión tras la negativa de franceses y holandeses a la Constitución Europea en 2005 el nuevo Tratado europeo de 256 páginas fue aprobado el pasado 19 de octubre y entrará en vigor el 1° de enero de 2009 una vez que sea ratificado por todos los Estados miembros de la UE, la mayoría lo harán por la vía parlamentaria. No habrá Constitución, ni ningún símbolo que aluda un supraestado europeo, lo que provoca escepticismo entre algunos países. Sin bien el texto dota de nuevos mecanismos a la Unión ampliada de 15 a 27 miembros desde 2004, sus páginas contienen un texto comprensible sólo para juristas que no contribuye a acercar las instituciones europeas al ciudadano común.

Mayores derechos ciudadanos

Bucarest, capital de Rumania, nuevo miembro de la UE.Imagen: dpa

El Tratado reformado otorga a la población europea un mayor derecho de intervención. Con por lo menos un millón de firmas, el ciudadano de a pie puede proponer temas que considere importantes y exigir a la Comisión Europea que los tome en cuenta. En todo caso las firmas tienen que representar a buena parte de los países miembros.

La llamada ciudadanía comunitaria fue introducida por presión del Parlamento Europeo. Según este principio, que aparece por primera vez en el Tratado de Maastricht de 1992, los ciudadanos de un país comunitario tendrán el derecho de acudir al consulado de otro, en terceros países en donde no haya una representación diplomática de su propio país. Tendrá el derecho de ser acogidos como nacional.

El Parlamento Europeo que será nuevamente electo en el 2009 tendrá por primera vez derecho de intervención en cuestiones importantes como la defensa ante el terrorismo e inmigración ilegal. Los parlamentos nacionales a su vez serán fortalecidos a través de una llamada “tarjeta amarilla” con la que podrán exigir a la Comisión Europea que fundamente de manera sólida sus propuestas de Ley. Esto tendrá vigencia siempre y cuando así lo soliciten más de la mitad de los parlamentos nacionales de los países miembros.

Protestas ciudadanas en Bruselas.Imagen: AP

Voto por mayoría doble

La Unión Europea tendrá dos nuevos cargos. Un presidente permanente que sustituirá a las presidencias semestrales con un mandato de dos años y medio que podrá renovar. También tendrá la figura de un Alto Representante, que asumirá las funciones de jefe diplomático de los veintisiete. El tamaño de la Comisión se reducirá de 27 a 15 comisarios hasta el 2014. Las decisiones comunitarias se adoptarán con el principio de doble mayoría. Esto es, un acuerdo se aprueba cuando un 55 por ciento de los países miembros vote a favor y ésta cifra represente el 65 por ciento de la población comunitaria. Polonia logró aplazar la entrada del principio de doble mayoría hasta el 2017. Aunque formalmente podrá empezar a aplicarse este sistema de votación a partir del 2014, cualquier país miembro podrá invocar el Tratado de Niza cada vez que le resulte favorable un bloqueo.

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