Este primero de julio se reabren las fronteras de la UE. Solo 15 países pueden ingresar, y Uruguay es el único país latinoamericano que posee ese privilegio.
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En los últimos días, miembros de la Unión Europea discutieron sobre qué países obtendrían luz verde para ingresar al bloque europeo. Los argumentos económicos y turísticos jugaron un papel muy importante. La lista se redujo a 14 países.
Muchos casos en Estados Unidos
Hay cuatro países importantes que no se encuentran en esta lista: Estados Unidos, Brasil, Rusia e India.
Italia y Francia están muy interesados en que regresen los turistas estadounidenses, pero el virus se está propagando de forma descontrolada en ese país. Además, Washington cerró las fronteras a los europeos.
Lo mismo ocurre con Rusia, Brasil e India, donde el número de contagios es muy alto y también existen ciertas dudas sobre la veracidad de los datos.
Aquí está todo bajo control
Las restricciones de viaje que se aplicaron el 16 de marzo, al comienzo de la pandemia, ya no aplicarán para Marruecos, Túnez y Argelia. España, en particular, defendió a estos países debido a que mantiene estrechos intercambios con los países del Magreb. Bélgica, por su lado, presionó para que Ruanda forme parte de la lista. Mientras que algunos países de Europa del este insistieron en que se incorpore a Georgia.
En cuanto a los países asiáticos, las fronteras de la Unión Europea se abrirán para Japón, Corea del Sur y Tailandia. La situación es diferente con China. Los chinos podrán ingresar al bloque solo si Pekín reabre sus fronteras para los ciudadanos de la UE. Al final, la UE autorizó el ingreso de viajeros de China, pero bajo criterios de reciprocidad, apuntó el Consejo de la UE en un comunicado.
Los viajeros de Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Serbia y Montenegro también son bienvenidos. Y, finalmente, el único país latinoamericano que conforma la lista es Uruguay.
¿Cuáles son los criterios?
En primer lugar, el número de infectados con COVID-19, en las últimas dos semanas, no debe ser superior al promedio de la UE (a partir del 15 de junio). También el número de nuevos contagios, durante el mismo periodo, debe estar estable o debe haber disminuido.
Además, se tomaron en cuenta factores como el monitoreo, la cantidad de pruebas realizadas, el seguimiento de cadenas de contagio, los tratamientos implementados y el sistema de salud. Es importante cómo el país se desempeña dentro de las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud.
Finalmente, se tomó en cuenta qué tan viables son los datos que se presentan sobre la epidemia del coronavirus. Por ejemplo, existen ciertas dudas sobre las cifras oficiales que proporciona Rusia, ya que los médicos locales presentan la situación de otra forma. Por lo tanto, se tomó en cuenta la información de las delegaciones de la UE en sitio.
Conflictos de intereses dentro del bloque europeo
En este debate quedó en evidencia que no solo los criterios epidemiológicos, sino también los intereses políticos y económicos jugaron un papel muy importante. También se observaron profundas diferencias con los países del sur, como España, Italia y Grecia. Ellos quieren una reapertura más rápida y más extensa, en cuanto a las fronteras, ya que están preocupados por la temporada de vacaciones.
Por el otro lado, los países del norte prefieren que las fronteras permanezcan cerradas por más tiempo para evitar una segunda ola de contagios. También consideran que el daño por nuevos casos es mayor que la cancelación de la temporada de vacaciones. La disputa muestra cómo los intereses de cada país del bloque tienen un impacto a la hora de tomar decisiones en conjunto.
Esta lista no es absolutamente vinculante porque cada país tiene control de sus propias fronteras. Sin embargo, eso podría tener consecuencias dramáticas ya que se podrían volver a cerrar las fronteras. La lista de países que pueden ingresar a la Unión Europea se actualizará cada 15 días.
(bt/vt)
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Mallorca, el paraíso vacacional de los alemanes
Incluso en época de coronavirus, Mallorca sigue siendo uno de los principales destinos turísticos de Europa. A los alemanes este lugar les resulta especialmente atractivo. ¿Por qué?
Imagen: picture-alliance/dpa/T. Reiner
No puede haber mejores vacaciones que éstas
Quinientos kilómetros de costa, bahías apacibles como Cala Formentor (en la foto) y temperaturas cálidas incluso en otoño, hacen de la mayor de las Baleares un lugar ideal para pasar las vacaciones. Viajeros solitarios, grupales o celebridades, para todos hay espacio en Mallorca. Y está al alcance de la mano a buen precio: desde Frankfurt se llega a esta isla en solo dos horas y media.
Imagen: picture-alliance/imageBROKER/D. Schoenen
Cómo comenzó todo
En 1833, se estableció un servicio regular de ferry entre Barcelona y Mallorca. Pero fueron unos amantes los que hicieron de la isla un destino apetecido. La escritora George Sand y el pianista Frédéric Chopin pasaron el invierno de 1838/1839 en un monasterio de Valldemossa (en la foto). La novela "Spiridión" fue escrita allí y su descripción de la isla desencadenó el primer boom turístico.
Los primeros turistas de comienzos del siglo XX llegaban principalmente de España y Reino Unido, buscando naturaleza y romance. La mayoría de las playas de Mallorca siguen sin ser explotadas a cabalidad, como estas de Calvià y Alcúdia (en la foto). En 1935, el clima templado atrajo a 50.000 turistas, en 1950, ya eran 100.000 y, en 1960, llegaron al millón.
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Auge de vacaciones junto al mar
En la década de 1960, el turismo empezó a crecer velozmente. A lo largo de la costa aparecieron hoteles y pioneros de la venta de viajes, como Neckermann y Dr. Tigges, que invirtieron con prontitud. Los alemanes querían vacaciones asequibles y tranquilas, que es lo que obtuvieron en Mallorca. El pequeño pueblo de El Arenal, a 20 kilómetros de la capital, Palma, pronto se volvió irreconocible.
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La zona de fiestas
A comienzos de los 80, El Arenal era el centro de reunión de los veraneantes. Además de alemanes, británicos y escandinavos llegaban al lugar a celebrar fiestas. El "Ballermann 6" rápidamente se volvió un punto de encuentro para las orgías alcohólicas. La palabra es una alteración alemana de "Balnearia", nombre de los puestos de playa, que se instalan cada 500 metros y están numerados del 1 al 15.
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Palma: cultura con playas
La catedral es uno de los puntos de referencia de la capital de la isla, Palma, y también uno de sus lugares más visitados. Hasta la crisis del coronavirus, los 400.000 habitantes de la ciudad luchaban contra el exceso de turistas. Esto, por los cruceros que atracan y llenan las calles del casco antiguo con miles de visitantes. En 2019, más de 7 millones de personas pasaron una noche en Mallorca.
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El espectacular almendro en flor
La primavera y la temporada baja comienza en Mallorca con el florecimiento de los almendros. Los primeros turistas disfrutan de una atmósfera aún plácida en la isla, donde pueden gozar a sus anchas de pintorescas localidades y villas del interior, además de variada naturaleza. Más de un tercio de la isla son zonas naturales protegidas.
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El llamado de la montaña
Aquellos que aman los desafíos deportivos se dirigen sin titubear a las montañas Tramuntana, donde las alturas -que suelen superar 1.000 metros- cubren amplias zonas del norte y este de la isla. Los ciclistas de montaña pueden encontrar senderos impresionantes, como el de Cap Formentor. Los excursionistas pueden tomar el tramo GR 221 y los ciclistas de carrera, los serpenteantes pasos montañosos.
En el agua se pueden vivir grandes experiencias. Al menos en Mallorca. Aquellos que no se pueden permitir el lujo de un yate, al menos podrán disfrutar de la belleza de puertos pesqueros como Cala Figuera, Porto Colom o Port Sollér. Antiguamente, a través del puerto de Sóller, las naranjas cultivadas en las montañas mallorquinas eran enviadas a Francia.
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Las fincas, una alternativa a los hoteles abarrotados
Los que deseen escapar del ajetreo y el bullicio de las playas pueden encontrar espacio en una finca, que suelen contar con todas las comodidades del caso. Acá, la relajación está garantizada. No importa si eres amante del sol, de las fiestas, buscador de paz o un vacaconista hiperactivo. En Mallorca hay espacio para todos. Cuatro millones de alemanes al año no pueden estar tan equivocados.(dz/vt)