1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

La vergonzosa guerra de Yemen

1 de abril de 2017

Lo que comenzó siendo un altercado tribal se convirtió hace dos años en una guerra. Ya no se puede pasar por alto el drama humanitario que tiene lugar en Yemen, opina Matthias von Hein.

Jemen Von Saudis unterstützte Kämpfer
Imagen: picture-alliance/dpa

El país más rico del mundo árabe bombardea al más pobre de la región hasta hacerlo volver a la Edad de Piedra. Esto ocurre desde hace dos años y los Estados occidentales apoyan a Arabia Saudita con un talante casi servil: Estados Unidos carga con combustible los aviones de la coalición liderada por Riad. De lo contrario, esa alianza no podría dar en el blanco cuando tiene en la mira a los objetivos yemeníes. No sólo Estados Unidos, también Gran Bretaña le vende armas desde el comienzo de los ataques; bombas de racimo incluidas, a pesar de que están proscritas internacionalmente. Ese suministro está valorado en cinco mil millones de dólares.

Los puertos están bloqueados, impidiendo el ingreso de alimentos.Imagen: Reuters/A. Zeyad

Más y más ayuda de EE.UU. a Arabia Saudita

El hecho de que las bombas maten a civiles tan a menudo no ha puesto coto a esa confabulación militar. Al contrario, recientemente Washington anunció su intención de intensificar su respaldo a sus aliados en Yemen. La meta es, supuestamente, limitar la influencia iraní en ese país. El inconveniente: la influencia de Teherán sobre los rebeldes hutíes no es tan antigua ni tan grande como la propaganda de Arabia Saudita pretende hacer creer. Los hutíes en Yemen no se pueden comparar con Hizbollah en el Líbano y no están siguiendo las órdenes de los persas. De ahí que no hayan tomado la capital, Saná.

Unicef: 1.400 niños han muerto en Yemen desde marzo de 2015

Yemen-Arabia Saudita: bombas de racimo eran británicas

De Irán, los rebeldes apenas reciben un apoyo retórico. Mientras todo escasea en Yemen, las armas nunca faltan. Los hutíes pudieron acceder al arsenal del Ejército; ellos se han aliado con el expresidente Saleh, que estuvo más de dos décadas en el poder, es el mejor conectado y tiene también muchos amigos entre los militares. Por lo tanto, no es necesario el suministro de armas desde Teherán. Ttampoco es posible. Los puertos están bloqueados por la coalición saudita, y según informes de la ONU, hay siete millones de yemeníes que no saben de dónde podrán sacar el próximo alimento. Medio millón de niños sufren de desnutrición severa, más de dos tercios de la población depende de la ayuda alimentaria. Esta hambruna es intencional y es provocada por el hombre.

La hambruna golpea con mazor fuerya a los niños en Yemen.Imagen: Reuters/K. Abdullah

El aumento del conflicto no traerá paz

La actual escalada militar no traerá cambios en la guerra, y ciertamente, tampoco paz. La experiencia de los últimos dos años ha demostrado que, apartando a la industria armamentista, los únicos beneficiados son las organizaciones terroristas Al-Qaeda y el Estado Islámico. Una vez más, la política occidental parece ayudar a producir más terroristas que a eliminarlos.

Lo que el país necesita es una conferencia de reconciliación nacional, sin condiciones previas. Y sobre todo, sin interferencias externas. Y lo que toda la región requiere es una arquitectura de seguridad que considere tanto a Riad como a Teherán. Eso quizás pueda cercar las fronteras de la paranoia obsesiva de los políticos saudíes que supuestamente buscan luchar contra la creciente influencia persa en la región.