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Análisis de Alemania post-elecciones

28 de septiembre de 2009

De cara a un nuevo panorama en el Gobierno alemán como resultado de las elecciones, Deutsche Welle conversó con un politólogo acerca de las consecuencias que la reciente votación tendrá para el país.

Guido Westerwelle, líder del Partido Liberal, y Angela Merkel, canciller alemana.Imagen: AP

Alemania se enfrenta un cambio de Ejecutivo: los alemanes han decidido que los próximos cuatro años los gobierne una alianza entre la democracia cristiana (CDU/CSU) y los liberales (FDP). La gran coalición con el Partido Socialdemócrata (SPD) ya es historia. El país se enfrenta a una nueva constelación de fuerzas políticas que traerá cambios significativos y que, el día después de los comicios, conviene analizar.

Angela Merkel: todo menos una gran victoria

La canciller, Angela Merkel, es sin duda muy popular en Alemania, pero la victoria del ala conservadora-liberal se dio sobre todo gracias a los resultados obtenidos por el Partido Liberal (FDP), con Guido Westerwelle a la cabeza, al que entregó su voto más del 14 por ciento del electorado. La Unión Democristiana (CDU) volvió a registrar un resultado negativo, incluso peor que el de 2005.

Guido Westerwelle (FDP).Imagen: AP

Pese a los festejos en la sede democratacristiana, Angela Merkel no ha salido en absoluto victoriosa de la contienda política. “El objetivo de un partido de masas como la Unión Democristiana es obtener al menos el 40 por ciento de los sufragios. El 35,2 por ciento que los conservadores lograron en 2005 fue ya desastroso, y Angela Merkel pudo imponerse de milagro. Esta vez, con cerca de un 33 por ciento, el resultado es aún peor que en la pasada cita con las urnas, por lo cual, ni la Unión Cristianodemócrata Alemana (CDU) ni su hermana Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), pueden estar satisfechas”, asegura el politólogo de la Universidad de Mannheim Thorsten Faas.

Los liberales no serán un socio fácil

Sin embargo, independientemente de cómo se haya llegado hasta ella, la suma de votos arroja una mayoría clara y la CDU y el FDP desean comenzar lo antes posible con las negociaciones coaligadoras. En la nueva configuración gubernamental, el líder del FDP, Guido Westerwelle, exigirá seguramente un ministerio de prestigio como puede serlo el de Exteriores.

Para la CDU, el Partido Liberal no será un socio fácil: “Hay muchas áreas en las que ambos partidos representan posiciones contrapuestas. Los derechos fundamentales son un buen ejemplo. Hace poco circulaba un documento del ministerio del Interior, liderado por la CDU, en el que se preveía una mayor injerencia de los servicios secretos en cuestiones internas. Esto es inaceptable para el FDP, por lo cual nos esperan tiempos de interesantes discusiones”, adelanta Faas.

Ante el desafío de una derrota

También en el sector impositivo y en torno al servicio militar obligatorio difieren los puntos de vista de la Unión Democristiana y el Partido Liberal. Pero tales dificultades en el nuevo equipo que ocupará la cancillería no son nada comparadas con la tarea que les espera a los otros aspirantes a convencer a las masas en las semanas por venir.

Frank-Walter Steinmeier, candidato socialdemócrata, sufrió una derrota histórica.Imagen: AP

El Partido Socialdemócrata, el socio derrotado de la gran coalición, sufre las consecuencias del claro voto de castigo del electorado alemán. Así lo revela el peor resultado obtenido por esta formación en la historia de la Alemania de posguerra. El SPD se vio golpeado especialmente por la baja participación, que registró un piso histórico del 72 por ciento.

“A mayor nivel educativo y económico, mayor es la participación en los comicios. Pero al SPD no le resulta fácil llegar a este sector del electorado. Por ello, siempre fue difícil para los socialdemócratas animar a sus votantes a depositar su papeleta. Y parece que este domingo tuvo más problemas que nunca”, comenta Faas.

En el nuevo Parlamento, el candidato por el SPD, Frank-Walter Steinmeier, planea liderar la oposición. Ya el domingo por la tarde anunció su pretensión de mantenerse al frente de la fracción socialdemócrata. Incluso si el acercamiento al partido La Izquierda, el mayor enemigo en una línea ideológica similiar, hubiera permitido a Steinmeier convertirse en canciller- cosa que finalmente no sucedió-, los socialdemócratas no habrían hecho uso de dicha posibilidad, al menos eso prometieron antes de los comicios. “Creo que esta habrá sido la última negativa clara por parte del SPD a un potencial gobierno de izquierdas”, constata el politólogo.

A nivel regional, en los Estados federados, los socialdemócratas ya han dejado de excluir a La Izquierda como compañera factible al frente de varios Ejecutivos, y es muy probable que los coqueteos prosigan. Ahora habrá que esperar cuatro años, pero con vistas a las próximas elecciones generales, opina Faas, la adhesión de fuerzas y no el enfrentamiento podría convertirse para la izquierda alemana, con un nombre u otro, en el único camino de regreso al gobierno.

Autor: Andreas Noll/ Cristina Papaleo

Editora: Luna Bolívar Manaut

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