El periódico muniqués Suddeutsche Zeitung afirma en su editorial: "el hecho de que el rey haya renunciado (a todo cargo político), es una cosa, por cierto muy respetable. Otra cosa es que su opinión no haya jugado realmente ningún papel. El ex-monarca de 87 años fue tan sólo una figura manejada por un largo brazo de otros. Para el pueblo de los pastunes -que desde la caída de los talibanes perdió el poder- el retorno de Zahir Shah a Kabul, era importante. El rey simboliza la unidad del país y las aspiraciones de los pastunes al liderazgo del país. Sin embargo los otros grupos étnicos, particularmente los tayikos, quieren impedir a toda costa que los viejos Señores sean únicos gobernantes. Como resultado, los líderes de ambas etnias han pactado: el rey pastún desaparece, mientras que el político pastún Hamid Karzai se convierte en presidente. Los tayikos a cambio ocuparán los ministerios más importantes. El rey como peón sacrificado, es democracia en afgano

Lo más difícil ha sido superado

Por su parte el diario conservador, Frankfurter Allgemeine destaca en su edición del miércoles: "la renuncia del monarca a una candidatura y la retirada del tayiko Rabbani, el rival de Karzai, a favor del jefe de gobierno en funciones, se debe en buena parte a la presión de Estados Unidos. Con ello esperan que haya la mayor continuidad en el proceso de transformación. A pesar de los desacuerdos tras bambalinas que hicieron posponer al último minuto la apertura de la Loya Yirga, así como la insatisfacción de algunos con la renuncia del rey, Afganistán ha superado ya lo más difícil. Karzai es considerado un hombre capaz, pero para muchos, alguien demasiado cercano a Washington, un "lacayo de los americanos". Los afganos tienen la firme convicción de establecer un nuevo orden, habrá que aguardar a ver el éxito.

Apoyo de la Alianza del Norte

En Roma, el rotativo "La República", comenta sobre la apertura de la Loya Yirga: "Naciones Unidas pueden respirar con alivio. Hamid karzai, el hombre designado hace seis meses en la conferencia de Bonn para dirigir Afganistán en la era post-talibán, gobernará el país por lo menos otros 18 meses, teniendo de su lado la alianza militar entre tayikos y uzbekos dentro de la Alianza del Norte. También tendrá un mayor poder sobre grupos derivados de Al Qaida, que representan un peligro potencial para Afganistán y occidente.