Refugiados y migrantes enfrentan grandes barreras de salud
22 de julio de 2022El médico de urgencias del Servicio Nacional de Salud Waheed Arian nació en Kabul en la década de 1980 y se convirtió en hijo de la guerra entre la Unión Soviética y Afganistán. Pasó los primeros cinco años de su vida escondido en sótanos. Su familia no tenía suficiente comida y él y sus hermanos sufrían de tos ferina.
Cuando Afganistán se volvió demasiado peligroso viajaron a Pakistán, donde llegaron a un campo de refugiados. Junto a muchos otros vivían en tiendas de campaña. "Estas son el tipo de condiciones ideales para varias enfermedades, como la malaria y la tuberculosis. Muchos de los miembros de mi familia, incluyéndome, contrajimos malaria. Sobrevivimos a eso, y pronto contraje tuberculosis, que casi me mata”, contó Arian en una conferencia de prensa de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un nuevo informe de la OMS que describe los muchos aspectos que afectan la salud de los refugiados y migrantes muestra que historias como la de Arian todavía ocurren. "Las condiciones que vemos en los campos de refugiados en varias partes del mundo no son muy diferentes a las que experimenté de primera mano. Aunque estábamos a salvo de las bombas, no estábamos fisica, mental ni socialmente seguros”, relató Arian, que fue enviado a Reino Unido donde sufrió de Trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Una historia inquietantemente típica
La historia de Arian destaca los muchos aspectos de la salud que se ven afectados cuando una persona se ve obligada a migrar. Aunque su éxito es único, su infancia no es diferente a la de millones de personas que crecieron en regiones en conflicto.
El informe de la OMS ilustra cómo las diversas etapas del viaje migratorio pueden afectar el bienestar de una persona: desde la ruta hacia la seguridad, pasando por el aislamiento de los hogares temporales, hasta la discriminación y la lucha burocrática que enfrentan al tratar con los sistemas de atención médica en sus nuevos hogares.
Problemas en la ruta
Los desafíos que enfrentan hombres y mujeres durante la migración pueden variar según el escenario. Uno de los mayores problemas son las agresiones sexuales y físicas que no están reservadas únicamente a las mujeres. Por ejemplo, en una clínica que brinda atención a solicitantes de asilo en un país de Europa, el 28% de los sobrevivientes de agresiones sexuales eran hombres, según el informe.
Los estigmas basados en el género también pueden afectar a la salud mental de los hombres migrantes en otros aspectos de sus vidas. Por ejemplo, el informe menciona algo llamado "masculinidad agotada", un estado que se produce cuando los hombres sienten que no pueden estar a la altura de las expectativas o cumplir con sus obligaciones. Los hombres experimentaban altos niveles de estrés y sentimientos de emasculación que suele sumarse a los traumas y al trastorno de estrés postraumático.
La última barrera que deben enfrentar tanto hombres como mujeres e infantes es el sistema de atención sanitaria de los distintos países de asilo. Esto puede deberse a las barreras financieras y lingüísticas y a la falta de empatía de los proveedores de atención sanitaria, lo que puede hacer que las personas se sientan perdidas y resignadas. Esta desesperanza quedó ilustrada en un estudio danés citado por el informe, que demostró que la falta de familiaridad con el sistema sanitario, combinada con la falta de comunicación interpersonal y la percepción de insensibilidad cultural entre los profesionales de la salud, redujo el deseo de los refugiados y migrantes de buscar atención médica.
(mn/ers)