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Las dos caras de un caníbal

Mirra Banchón11 de enero de 2004

No mataba ni una mosca, y sus tendencias homosexuales no llamaron demasiado la atención. Se lo conocía como un hombre amable y cordial. Hoy se lo conoce como el "Caníbal de Rotemburgo."

Un caníbal vestido para la ocasión conversa con su abogado (izq).Imagen: AP

Las recientes declaraciones de nuevos testigos en el caso del „Caníbal de Rotemburgo” -Armin Meiwes, el técnico en informática que castró, asesinó y devoró a un hombre con expreso consentimiento- causan terror, no por lo horrorosas sino precisamente por lo contrario: Este hombre era para muchos normal y amable, alguien que no llama la atención... ¿cuántos rostros anodinos esconderán, entonces, perversiones de ese calibre?

No mataba una mosca...

Una repartidora de correo lo describió como un hombre amable y cortés, cosa que pretendió probar con una carta que le enviara Meiwes desde la cárcel. El victimario asume en ella el papel de víctima del escándalo público y dice sentir una vergüenza terrible. Su medio hermano –quien se negara a comparecer públicamente- enfatizó ante la policía que Armin era un tipo normal, que deseaba tener mujer e hijos, “que no mataba ni una mosca”. Su padre –quien desapareció en su auto para nunca más volver cuando el acusado contaba con ocho años- comparecerá ante el tribunal, aunque ya anunció que no quiere declarar.

Imagen: AP

Una vecina y otra conocida destacaron también su amabilidad. La primera añadió que si bien se rumoreaba de las tendencias homosexuales del muchacho, nunca hubo algo en contra de él. Mucho interés despertó la declaración de una mujer, con quien el reo manifestó haber tenido una relación amorosa trunca por el deseo de ella de esterilizarse. La mujer lo desmintió, puntualizando que ellos no tuvieron nada por las declaradas tendencias homosexuales de Armin M. Sin embargo, a pesar de haberle quitado todo peso a la supuesta relación, no declaró haber notado algo tenebroso en la personalidad del acusado.

...pero sí congéneres

Fueron miembros de la policía los que se encargaron de mostrar el lado diabólico de este cuarentón antropófago. Miles de imágenes de tortura y violencia fueron encontradas en su computadora. De los 3.842 archivos de imágenes macabras, 50 son de Armin cercenando a su víctima. Comprobado quedó también que bajo el seudónimo “Franky” y “Antropophagus” buscaba nuevos voluntarios para repetir su lúgubre cena, además de que fantaseaba morbosa y macabramente junto con muchos otros acerca de nuevos sacrificios humanos. Tanto su motivación sexual como la voluntad de hacerlo también sin consentimiento de su víctima –cosa que hasta el momento había negado el acusado- se desprenden asimismo de estas conversaciones vía internet.

Imagen: AP

Aunque el acusado declaró a comienzos del juicio que en Alemania existen por lo menos 800 como él, expertos de la policía declaran no poder dar cifras. Si bien quienes han tenido contacto con el caníbal se hallan bajo observación, todavía no hay mayores datos acerca de la que se ha dado por llamar “escena caníbal”. La magra explicación del psicólogo de la policía es que tales fenómenos se dan siempre en personas para quienes la sexualidad existe sólo en forma de violencia y ejecución de poder. Es un caso único en la historia de la justicia alemana, cuyo fallo de delicadísimo balance... ¿sentará precedente para el caso de que alguna de las supuestas 10.000 personas con similares tendencias que existen a nivel mundial decida actuar?

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