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IV Conferencia Integración

14 de abril de 2010

Reconocer que las inmigrantes no son iguales a los inmigrantes y apoyar sus asociaciones sería avanzar en la integración, dicen asociaciones de mujeres inmigrantes con miras a la Conferencia de Zaragoza.

Hacer visibles a las mujeres inmigrantes, Virginia Wangare-Greiner (centro), presidenta de Red Europea de Mujeres Migrantes.Imagen: picture-alliance/ dpa

El 15 y 16 de abril de 2010 se reúnen en Zaragoza, de los 27 países que forman la Unión Europea, los ministros que tienen que ver con inmigrantes, su regulación y su integración a las sociedades en las que han llegado a vivir. Bajo el lema “la integración como motor de desarrollo y cohesión social”, esta IV Conferencia de Integración está enmarcada en el semestre la presidencia española. De fomentar la integración de ese colectivo y de la necesidad de que sean parte de la sociedad, se habla en la información oficial del encuentro.

Las inmigrantes, puertas adentro

Sin embargo, “no cabe hablar de colectivo dado que el conjunto dista mucho de ser homogéneo”, dice a DW-WORLD, desde Madrid, Eva López Reusch, responsable de tres programas de migración de la Federación de Mujeres Progresistas.

Tampoco es apropiado hablar de la necesidad de que sean parte de la sociedad, pues una parte significativa de ellas hace mucho tiempo que lo son, “trabajan, aportan, crían a los hijos de la población europea, pero no son visibles”, cuenta a DW-WORLD, desde Fráncfort, Virginia Wangare-Greiner, presidenta de la Red Europea de Mujeres Migrantes.

"Son objeto de triple discriminación: por mujer, por inmigrante y, muchas veces, por etnia"Imagen: picture-alliance/ dpa

Por eso, y dado que “hablando de migrantes en general no se toma en cuenta las necesidades específicas”, cuenta en Bruselas por su parte a DW-WORLD Amandine Bach, de European Women Lobby, asociaciones como ésta apuestan por un enfoque bastante menos amplio.

En los centros de asilo

“La salud reproductiva y sexual es un aspecto específico de las mujeres inmigrantes y en busca de asilo”, cuenta Amandine Bach citando un ejemplo de Irlanda. El endurecimiento de la ley de asilo impide a los inmigrantes el tener una vivienda propia; viviendo en centros de asilo en zonas rurales, en donde el índice de racismo es alto y sin un trabajo de información a la población, “los hombres acudían al centro donde vivían mujeres africanas en busca de sexo. A ese estado de precariedad, se suma el tiempo de espera por una regularización de su estatus de refugiado que puede extenderse hasta cinco años,¿cómo integrarse a la sociedad después de años sin derecho a trabajar?”

Cambiar la imagen que se tiene del migrante

Esta conferencia ministerial a nivel europeo tiene lugar por primera vez bajo el Tratado de Lisboa, una de cuyas innovaciones es ofrecer una base legal para una política común en materia de integración. Si bien no otorga el poder de decisión a Bruselas, sí le permite poner en marcha ciertos asuntos y da espacio a la cooperación entre los Estados miembro. Entre las propuestas de la Comisión Europea se encuentra el propósito de cambiar la imagen de la inmigración y de consultar las voces de los migrantes para mostrar el impacto de las políticas en las personas.

Llegan con títulos y hablando el idioma, pero a menudo tienen que trabajar en servicio doméstico.Imagen: dpa

Limpiando con diplomas

“El lenguaje ha cambiado”, concede Bach, “como han cambiado la condición de las inmigrantes. Aquello de que no tienen nivel de educación y que no hablan el idioma cabía decirlo hace 20 años. Ahora disponen de un nivel de educación muy alto, existe hacia Europa una brain-wave, pero como sus diplomas no se reconocen trabajan en el servicio doméstico”.

En ello, las regulaciones de inmigración e integración a nivel europeo se dan la mano: la migración legal hacia el continente se ofrece, mayormente, para los hombres; en el área de la computación, por ejemplo. Pero, ¿por qué no ofrecerla para las mujeres cuyo trabajo se requiere? “Eso sería hacerlas visibles. Mientras la inmigración no esté regulada, se favorece el tráfico de personas”, declara Wangare-Greiner, keniana de origen, haciendo referencia sobre todo a las mujeres africanas.

En este contexto, puntualiza por su parte Bach, sería muy importante “reconocer que hay un impacto en términos de género de la política de reunificación familiar": cuando se trata de dar los exámenes requeridos para los visados, habría que tener en cuenta que las mujeres no tienen el mismo nivel de alfabetización de los hombres.

Participar en actividades sociales requiere tiempo.Imagen: DW

La participación social requiere tiempo

De triple discriminación habla, enfocando el caso de España, López Reuch: “por ser mujeres, por ser inmigrantes y, muchas veces, por razón de etnia. Tienen más dificultad de acceder a puestos de trabajo, y tienen más facilidad de perderlos porque se encuentran en puestos precarios. La mayoría de las mujeres llega a España buscando empleo; la mayoría de ellas -muchas latinoamericanas- llegan solas; se convierten en mantenedoras de su familia en su lugar de origen, pero no entregan el rol de cuidadoras de sus familias en su lugar de migración. Si la mujer española asume doble jornada y doble carga de trabajo, las mujeres inmigrantes -que no tienen redes sociales y disponen de menos recursos económicos- lo tienen bastante más difícil.”

Para una activa participación en la sociedad en la que viven no queda tiempo. A ello se suma la crisis económica actual: “el valor de la voz de las asociaciones de inmigrantes comienza a valorarse”, dice Bach. Sin embargo, "si no se les da financiamiento, el trabajo es voluntario y se hace difícil”

Por todo esto, en una carta abierta dirigida a los ministros que se reúnen en Zaragoza, la Red Europea de Mujeres Inmigrantes solicita que se tenga en cuenta el aspecto de género en las políticas de integración "evitando estigmatizar a las mujeres en la categoría de víctimas, pero reconociendo y asegurando sus derechos”.

Autora: Mirra Banchón
Editor: Pablo Kummetz

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