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Las canciones de su vida lo pueden sacar de la soledad

José Ospina-Valencia
28 de septiembre de 2006

Aparte de ser expresión de los más diversos sentimientos, la música puede ser un instrumento social para salir de la soledad y el mutismo. A veces lo que queremos decir lo decimos con canciones, si las recordamos.

Joan Manuel Serrat, cantante español
Joan Manuel Serrat, cantante españolImagen: Mayela Lopez/REUTERS

Uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia. Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta. Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas…”. Vívidas palabras para los amantes de Serrat, a pesar de los años. Recuerdos de otras épocas, días, amoríos o disgustos. Retazos de canciones que recuperan vida con el sólo recuerdo de su título.

La música no sólo funge como hilo conector de la propia biografía sino como lazo común entre las generaciones, hoy a menudo, muy distantes. “La música, en efecto, puede ser un puente efectivo, a veces el único, para despertar las emociones de quienes viven en el aislamiento, por voluntad propia o por enfermedad”, dice a DW-WORLD el profesor David Aldridge de la Universidad de Witten / Herdecke, la única alma mater privada de Alemania.

El papel de la música en cada persona

Con el fin de implementar la música como una especie de instrumento terapéutico social, Aldridge quiere averiguar cuál es el papel que juega la música en la vida de las personas. Para ello ha lanzado un proyecto que busca “Las mejores canciones de mi vida”.

El objetivo es recolectar información sobre el cancionero personal de cada uno y su relación con el momento o la ocasión. Saber por qué y cuál canción se ha grabado en la mente es importante a la hora de recuperar la comunicación con alguien sumido en la demencia, por ejemplo.

La fuerza de la música no podía ser más potente. “Hay gente que ha perdido hasta la voluntad de hablar pero cuando se le toca o canta una canción contemporánea, se logra revivir su atención, su ánimo y hasta su capacidad para comunicarse”, agrega el profesor británico David Aldridge.

¡Dílo con un vallenato!

Banda juvenil de Carmen de Bolívar, ColombiaImagen: picture-alliance/AP Photo/F. Vergara

Muchos están dispuestos a entonar o tararear una canción porque les toca algo muy profundo, muy humano. “Porque cuando escucho mi triste acordeón quisiera reírme y quisiera llorar / porque cuando escucho a mi hermano cantar…”, recuerdan, por ejemplo, quienes crecieron o aman los ritmos vallenatos, como este de los Hermanos Zuleta. Folclor del Caribe colombiano cargado de poesía cotidiana que ha conquistado a millones de simpatizantes en América Latina y Europa.

Probablemente no haya en la vida de nadie una única canción preferida. A no ser que su letra exprese realmente un sentimiento muy profundo que nunca caduca. Podría decirse que a cada situación le pertenece una canción. De bebés escuchamos arrullos de cuna, de niños estribillos más o menos pedagógicos, de jóvenes muchas baladas y de adultos… ¡vaya a saber qué! Lo cierto es que así como hay una música para cada época, cada uno de nosotros tiene su música para cada etapa de la vida.

Sentimiento y memoria colectivos

¿De qué forma está relacionada la música con su vida?, es por eso, otra de las interrogantes que Aldridge quiere resolver. Desde los años 60 millones en el mundo entero se identifican con la música de una banda inglesa porque logró transmitir un sentimiento de liberación, pacifismo e inconformismo. Esa nueva sensación que conocemos como "beatlemanía": una euforia colectiva en la que eran comunes los gritos extáticos y los desmayos.

The Beatles durante el lanzamiento de su canción "All you need is Love" en 1967Imagen: United Archives/kpa Publicity/picture alliance

Probablemente haya sido éste el surgimiento de la primera colectividad musical moderna y global. Recuerdos comunes que más tarde pueden revivir lazos. Seguramente son innumerables los que a pedir de boca pueden entonar algunas frases de “Love me do”, “Hey Jude”, “Yesterday” o “Let it be” y decenas de otras canciones.

Sin músicos no hay música. Y sin música…

Pero no toda la música que recordemos  tiene que tener un texto y menos uno diciente. Además de la música folclórica y popular, está la música instrumental que también es expresión de los más diversos sentimientos. Y como no puede haber música sin músicos, cada interpretación es otra dimensión del arte, de lo humano.

“La vida es tan variada como la música”, concluye David Aldridge. Por eso hay también fantásticas letras que nos recuerdan que así no podamos ni tengamos que ganar todas las batallas de la vida, lo importante es ganarle la guerra a la soledad: Waterloo - I was defeated, you won the war / Waterloo - Promise to love you for ever more / Waterloo - Finally facing my Waterloo...

(er)

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