El 23 de agosto es el Día europeo de las víctimas de regímenes totalitarios del siglo XX. El objetivo es recordar a millones de personas que fueron deportadas, torturadas y asesinadas.
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El examen de la historia más reciente y, sobre todo, de los crímenes cometidos por los diferentes regímenes, ha discurrido de diferentes maneras en los antiguos países socialistas. Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y el colapso subsiguiente de los regímenes comunistas del este europeo, el acceso a los archivos de la policía secreta se permitió solo de manera gradual y con demoras. Toneladas de actas fueron destruidas para eliminar las huellas de los crímenes. Al contrario que en la antigua RDA, donde una valiente sociedad civil tomó el control de los archivos de la Stasi con el cambio de régimen, los servicios secretos de los países que conformaban el bloque del Este tuvieron tiempo para borrar el rastro de su actividad criminal destruyendo actas para eludir la responsabilidad.
Justicia tardía
El caso del disidente rumano Gheorge Ursu es sintomático al respecto. Más de 30 años después de morir torturado en una prisión comunista, acaba de ser denunciado el entonces jefe de la temida Securitate, Tudor Postelnicu, que actualmente tiene 84 años. Se acusa a Postelnicu de “crímenes contra la humanidad”. Otro de los denunciados es George Homostean, antiguo ministro del Interior, que ahora tiene 92 años. Al parecer, ambos ordenaron en 1985 la detención del ingeniero y poeta Gheorghe Ursu y encubrieron las circunstancias de su muerte.
Ursu dirigía un diario crítico con la política del régimen de Ceacescu y fue traicionado por informantes. Pocas semanas después de ser encarcelado, murió en prisión debido a la tortura sistemática a la que fue sometido. Otras dos personas que también fueron recientemente denunciadas son exoficiales de la Securitate que presuntamente tomaron parte en las torturas. Ya en 2003, dos carceleros de Ursu fueron condenados a 20 años de prisión. Después de esa sentencia, Andrei Ursu, hijo del disidente, luchó durante años para que los superiores también fueran condenados. Pero sus esfuerzos fueron en vano. Una y otra vez se topó con representantes de la justicia que consideraban cerrado el caso. Gracias a su tesón, este crimen salió de nuevo a la luz.
¿Promesas vacías?
“La condena del comunismo es hoy, más que nunca, un deber moral, intelectual, político y social. No hacerlo nos convertiría en cómplices eternos del mal del totalitarismo, y eso solo por guardar silencio”. Esta y otras frases igual de elocuentes pueden leerse en el informe final de la comisión que analiza la dictadura comunista en Rumanía. Son parecidas a las que pueden oírse en todos los antiguos países comunistas. Pero las intenciones tropiezan con la realidad. Miles de crímenes de los regímenes comunistas quedarán impunes, porque la mayoría de quienes los cometieron y aún viven tienen una edad avanzada y disfrutan de sus elevadas rentas. Un proceso masivo contra sus crímenes no será posible por razones puramente biológicas.
Significado simbólico
El 23 de agosto de 1939 se firmó el pacto de no agresión conocido como “Pacto Hitler-Stalin” entre la Alemania nazi y la Unión Soviética. Con este acuerdo, ambas partes se aseguraban neutralidad en caso de guerra y se repartían Europa. La Alemania de Hitler rompió el pacto con el ataque a la Unión Soviética en 1941. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota del régimen nazi, millones de personas del centro y este de Europa continuaron padeciendo regímenes totalitarios, en este caso, comunistas. Se considera el “Pacto Hitler-Stalin” como el comienzo de unos de los capítulos más oscuros de la reciente historia europea. Por esta razón, el Parlamento Europeo ha declarado el 23 de agosto como “Día de recuerdo de las víctimas del estalinismo y el nacionalsocialismo”. Lo que queda siempre es honrar a las víctimas y la condena simbólica, más necesaria que nunca, de las dictaduras.
Espacios de memoria en Alemania y Latinoamérica
Numerosos sitios buscan honrar a quienes fueron víctimas de crímenes de estado y generar conciencia para que dichos episodios no vuelvan a ocurrir.
Imagen: Cristóbal Palma
Verdad y reparación
En diferentes países y con distintas historias, los espacios de memoria llaman a tomar conciencia sobre crímenes que no deben repetirse. El emblemático “nunca más” a dictaduras, regímenes totalitarios y conflictos armados es el gran mensaje que encierran estos lugares, donde se promueve el respeto a los Derechos Humanos, se hace visible a las víctimas y se reconoce su dignidad.
Imagen: Secretaría de Derechos Humanos, Argentina
Alemania y su memoria
El esfuerzo de Alemania por elaborar su memoria en torno al nacionalsocialismo y la extinta República Democrática Alemana se ha traducido en diversas iniciativas. En Bremen, este enorme búnker destinado al ensamblaje de submarinos en la Segunda Guerra Mundial es hoy un memorial por los dos mil prisioneros que aquí murieron, de los más de diez mil que realizaron trabajos forzados día y noche.
Imagen: picture-alliance/dpa
Crímenes de estado
Las celdas de la antigua prisión de la Stasi se mantienen como testimonio de la represión en la RDA. Tras su cierre en 1990, antiguos prisioneros impulsaron la creación de un sitio conmemorativo. El Memorial Berlín-Hohenschönhausen es visitado anualmente por 436 mil personas, en su mayoría estudiantes, quienes son guiados normalmente por exprisioneros.
Imagen: Ruth Stoltenberg
Ventana al pasado, reflexiones actuales
Una oficina y un antiguo teléfono hacen recordar el férreo sistema de seguridad, que incluía una extensa red de espionaje, informantes y escuchas, de los que nadie estaba libre. Investigación, exposiciones, actividades y publicaciones del memorial fomentan la reflexión sobre las formas y las consecuencias de la persecución y la opresión política.
Imagen: Ruth Stoltenberg
Memoria, verdad y justicia en Argentina
El edificio del viejo aeropuerto de Trelew, sur de Argentina, fue recuperado para honrar la memoria de un grupo de presos políticos fusilados en este lugar. Hoy forma parte de la Red Federal de Sitios de Memoria: lugares donde se registraron casos de secuestro, tortura y desaparición forzada de personas por razones políticas durante la dictadura cívico-militar, entre 1976 y 1983.
Imagen: Secretaría de Derechos Humanos, Argentina
Investigación y justicia
Este centro clandestino de detención funcionó en dependencias policiales en pleno centro de la ciudad de Córdoba, Argentina. Hoy es sede de la Comisión y el Archivo provincial de la Memoria. La conservación de estos sitios aporta también pruebas para las investigaciones judiciales.
Imagen: Secretaría de Derechos Humanos, Argentina
Museo de la Memoria, Santiago
En muchos países se construyen centros para resguardar la memoria. Más que museos tradicionales, son espacios de reflexión y encuentro en torno a determinados hechos. En Chile, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos está dedicado al período de la dictadura de Augusto Pinochet, entre 1973 y 1990.
Imagen: Matías Poblete Aravena
Testimonios en dictadura
La colección incluye más de doscientas mil piezas, entre objetos y registros en distintos formatos. Entre ellas, hay archivos de organismos de DDHH que operaron bajo dictadura y que fueron declarados Memoria del Mundo por la UNESCO en 2003. También objetos artísticos, recuerdos y cartas de prisioneros y familiares, y más de dos mil registros fílmicos.
Imagen: Matías Poblete Aravena
Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, Bogotá
El CMPR, en la capital de Colombia, es un espacio para la dignificación de la memoria de las víctimas de más de medio siglo de violencias y conflictos armados, y un aporte a la construcción de una cultura de paz y respeto de los Derechos Humanos. Tiene un centro de documentación y ofrece exposiciones y eventos participativos.
Imagen: Diego Bauman /Alcaldía Mayor de Bogotá
Museo de la Palabra y la Imagen, San Salvador
El MUPI de la capital de El Salvador reúne un amplio registro de documentos, archivos sonoros, películas, fotos y objetos que permiten dar una mirada profunda a la historia y los conflictos armados que han sacudido este país. A través de la campaña “Contra el caos de la memoria” recupera documentos de valor histórico, cultural o artístico.
Imagen: Museo de la Palabra y la Imagen San Salvador, Februar 2015.
Proyecto Lugar de la Memoria, Lima
El LUM (Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social) está emplazado en la capital peruana. Se construyó con aportes del gobierno alemán y será inaugurado en diciembre de 2015. Una muestra permanente y un centro de documentación con más de 10 mil archivos son parte del proceso de recordar los hechos de violencia entre 1980 y 2000.