Aunque sea recordado a partir de ahora en ese listado controvertido que incluye a Lenin, "Che" Guevara, Mao o Stalin, Fidel muere y deja pendientes muchas promesas que hiciera a los cubanos, opina Amir Valle.
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Ya no importa que haya sido amado por millones de personas que lo veían como el último adalid de la lucha por un mundo mejor. No importa que otros muchos millones lo hayan odiado por su demagogia, su camaleonismo político y su poder absoluto sobre una isla que consideró su finca privada. Importa que ha muerto, y que el pueblo cubano, a quien Fidel prometió un futuro Luminoso, sigue sin ver cumplidas ninguna de las promesas de su líder, un hombre al que se llegó a considerar el Mesías de los cubanos y de los pobres del mundo.
Algunos sitios de sus idólatras ya hablan de su eternidad histórica. Aseguran que, además de sus ideas, que haya sobrevivido a más de 600 intentos de atentados es la prueba de que no era tan ingenua esa idea de su inmortalidad física en la que muchos acólitos insistían, insuflando propagandísticamente el mito del "último revolucionario del siglo XX". Olvidan que, según las propias encuestas de instituciones del gobierno, la mayoría de la población hace mucho tiempo dejó de mirar hacia él con esperanza y sólo lo veían como un anciano que, de cuando en cuando, aparecía en la prensa intentando colocar en el centro de atención popular una nueva campaña: la salvación del planeta. Hablaba del calentamiento global, el deshielo de los glaciares o las posibilidades alimenticias de una planta llamada moringa, incapaz de entender que para el pueblo la única preocupación climática real son los terribles huracanes que asolan al país, que han lanzado a miles de cubanos a vivir hacinados en albergues o en viviendas depauperadas, sin condiciones de habitabilidad, asolados por epidemias debido a las pésimas condiciones de salubridad.
Fidel y el miedo a la profanación
En otros espacios de internet, la decisión de Fidel de que su cuerpo sea incinerado se analiza como un rasgo de su modestia. Muchos cubanos, sin embargo, recordarán que hace unos años, cuando en un acto público Fidel cayó y sufrió algunas fracturas, comenzó a circular en La Habana una curiosa anécdota: su médico de cabecera durante muchas décadas, Eugenio Selman-Husein les había hecho saber a unos amigos el horror de Fidel ante la posibilidad de ser embalsamado, que cayera la Revolución y sus enemigos se dieran gusto profanando su cuerpo. Por eso decidió ser incinerado. Eliminaba así el deseo de la mayoría de sus fieles seguidores de que, como Lenin en el Kremlin, la momia del Comandante pudiera ser contemplada eternamente en el Mausoleo a José Martí en la Plaza de la Revolución.
Fidel deja una Cuba "peor”
La Cuba que Fidel Castro deja no se diferencia mucho de aquella Cuba que abandonó el dictador Fulgencio Batista en su huída, en diciembre de 1958. Los cubanos siguen esperando ese país más próspero, esa nación más digna, esa igualdad real entre todos los cubanos, esa independencia absoluta en todos los ámbitos de la vida nacional, que prometió, entre otras cosas, en el más histórico de sus primeros discursos, "La historia me absolverá", pronunciado en su alegato de autodefensa en el juicio en 1953 por el intento de sacar a Batista del poder con el asalto al Cuartel Moncada.
Basta comparar el recuento valorativo que de la situación económica, política y social en Cuba hizo Fidel en ese alegato para comprobar que la Cuba actual, tras 57 años bajo ese programa social de "la Revolución", es absolutamente peor, más caótica, más desigual y más empobrecida ética, económica, financiera y socialmente.
"Para Fidel, su Cuba es perfecta”
En el año 2004, en La Habana, el Comandante Eloy Gutiérrez Menoyo, y en 2010 en Puerto Rico, el también Comandante Huber Matos --míticos hombres que lucharon junto a Fidel y luego decidieron luchar contra el rumbo totalitario del castrismo--, me dieron, cuando les pregunté si tenían idea de lo que pensaría Fidel sobre las promesas incumplidas al pueblo, casi la misma respuesta. "Fidel vive en un mundo paralelo en el que todo lo que prometió, se ha cumplido", dijo Gutiérrez Menoyo. "Como la Reina de Corazones en Alicia en el país de las maravillas, para Fidel todo está bien, los errores son culpa del enemigo y a quienes se opongan a sus designios ordena cortarles la cabeza. Dentro de su cabeza, su Cuba es perfecta", respondió Matos.
"Condenadme; la Historia me absolverá”
Pero deja una isla convertida en una de las economías más pobres de América, donde la represión contra el creciente movimiento opositor aumenta por día, donde ni siquiera ya puede hablarse de sistemas de salud y educación de primer mundo, donde el único sueño de la juventud, según encuestas oficiales, es emigrar, y donde el poder se traspasa de los viejos castristas a unos herederos claramente impopulares: el neocastrismo.
En su famoso discurso de 1953, donde prometió convertir a Cuba en el paraíso sobre la Tierra, dijo orgulloso a quienes lo condenaban: "Condenadme, no importa, la Historia me absolverá". Si acaso, Cuba fue el paraíso particular de Fidel, del clan Castro y de sus más fieles seguidores en el poder político. Con esos hechos, si la Historia lo absuelve, quedaría demostrado que, como muchos piensan, la Historia es una vieja Dama, indigna e hipócrita.
Fidel Castro, el hombre y la revolución
Nació el 13 de agosto de 1926. A un tiempo celebrado como máximo líder y denostado como dictador, Fidel Castro Ruz ha marcado la vida de muchos de sus compatriotas, incluso tras su muerte, el 25 de noviembre de 2016.
Imagen: Reuters
Educación Jesuítica
Nacido el 13 de agosto de 1926 en el poblado cubano de Birán, nadie podía vaticinar, a sus catorce años, cómo discurriría la vida de Fidel Castro Ruz. Sin embargo, ya destacaba entre sus compañeros, sobre todo por su inteligencia y capacidad de oratoria. Esta foto data de 1940, la época en que estudiaba en el Colegio de Dolores, dirigido por los jesuitas, en Santiago de Cuba.
Imagen: picture-alliance/dpa/Jose Maria Patac
“Alumno sobresaliente”
Fidel Castro Ruz quería llegar lejos. Sus padres, inmigrantes gallegos, habían logrado labrarse una buena posición social. Así que Fidel disfrutó de una buena educación. En 1945 finalizó el bachillerato. En el anuario de su colegio se lo describe como un “alumno sobresaliente y buen deportista”. Cinco años más tarde se recibió de abogado.
Imagen: AP
Lucha contra Batista
En 1952 presentó su candidatura a diputado, pero el golpe de Estado de Fulgencio Batista frustró sus aspiraciones. Castro intentó combatirlo en tribunales, pero luego optó por la lucha armada. Fracasó con el asalto al cuartel Moncada, en 1953. Tras haber sido encarcelado, amnistiado y expulsado del país, retornó en 1956, en el yate Granma, e inició la lucha de guerrillas en la Sierra Maestra.
Imagen: AP
Triunfa la revolución
Tras victorias guerrilleras, Batista perdió el apoyo militar y huyó de Cuba. El 1 de enero de 1959, la revolución había triunfado. Días después, Fidel Castro hacía su entrada triunfal a La Habana. Al mes, fue nombrado primer ministro por el nuevo presidente, Manuel Urrutia, quien se vio forzado a renunciar por diferencias con Castro. Lo reemplazó Osvaldo Dorticós, quien afianzó el poder de Castro.
Imagen: AP
Playa Girón
La tensión entre EE. UU. y Cuba aumentó cuando las expropiaciones cubanas afectaron intereses estadounidenses. Washington impusó un boicot comercial, y el 3 de enero de 1961 rompió relaciones diplomáticas con La Habana. En abril, una expedición de cubanos apoyados por la CIA desembarcó en Playa Girón para derrocar al régimen cubano. La contraofensiva de Castro detuvo la invasión en tres días.
Imagen: AP
La crisis de los misiles
En 1960, Kruschev dijo: “No sé si Fidel es comunista, pero yo soy fidelista”. Moscú reanudó relaciones diplomáticas con La Habana. Y la Unión Soviética instaló bases de misiles nucleares en Cuba, lo que desencadenaría la llamada "Crisis de octubre" o “Crisis de los misiles”. Moscú cedió a la presión de Kennedy a cambio de que EE. UU. no invadiera Cuba y desmantelara sus bases nucleares en Turquía.
Imagen: imago/UIG
Cuba y América Latina
El episodio de Girón (internacionalmente conocido como Bahía de Cochinos) aceleró la proclamación del carácter socialista, marxista-leninista, de la revolución. Cuba terminó expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA). Y Castro, temporalmente aislado en el continente. Pero fue recibido en Chile por el presidente Salvador Allende (foto), luego derrocado por Augusto Pinochet en 1973.
Imagen: AFP/Getty Images
La hora de la Perestroika
La llegada al poder de Mijaíl Gorbachov, en Moscú, marcó el inicio de la era de la glasnost y la perestroika. La Cortina de Hierro comenzó a caerse a pedazos y el imperio soviético terminó derrumbándose. Cuba perdió a su principal aliado externo, sumiéndose en una aguda crisis. Miles de cubanos intentaron huir a Miami en precarias embarcaciones. Muchos vaticinaban el fin del régimen castrista.
Imagen: picture-alliance/dpa
Primera visita papal
Un decreto de Pío XII prohibía a los católicos el apoyo a los regímenes comunistas. En virtud del mismo, el Vaticano había excomulgado a Fidel Castro en enero de 1962. Pero las décadas pasaron y, luego del término de la Guerra Fría, llegó el momento del acercamiento: en 1996, Castro visitó al Papa Juan Pablo II y este le retribuyó la visita dos años más tarde, en un gesto considerado histórico.
Imagen: picture-alliance/AP/Michel Gangne
Jimmy Carter en Cuba
Desde que Estados Unidos impuso su embargo comercial, económico y financiero en 1962, hubo pocos momentos de distensión entre Washington y La Habana. Uno de los pocos signos en esa dirección fue la visita del expresidente estadounidense Jimmy Carter, en 2002, motivada por la intención de encontrar puntos de acercamiento. Tampoco sus buenos oficios provocaron cambios sustanciales en Cuba.
Imagen: Adalberto Roque/AFP/Getty Images
El nuevo rostro de la revolución
Desde los años 90, Cuba dejó de ser vista como un peligroso exportador de revoluciones. Con el estrepitoso derrumbe del bloque del Este, las ideologías de izquierda naufragaban. Pero en Venezuela llegó al poder un nuevo dirigente dispuesto a propagar la “Revolución Bolivariana”. Hugo Chávez, declarado admirador de Fidel Castro, le dio a La Habana un efectivo respaldo, también económico.
Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb
La entrega del poder
La enfermedad forzó a Fidel Castro a ceder el poder en 2006. Su hermano Raúl garantizaría que no hubiera vuelco radical en un sistema que, con avances en educación y salud, cobró un alto precio: falta de libertad política y represión. Mientras afloraban los primeros cambios, Castro se fue despidiendo de a poco, defendiendo su visión hasta el final, desde las páginas del diario oficial, "Granma".
Imagen: picture-alliance/dpa/Jose Goitia
La visita del papa Francisco
El papa Francisco visitó al otrora hombre fuerte de Cuba, Fidel Castro, después de una misa oficiada en la Plaza de la Revolución de La Habana, el 20 de septiembre de 2015. Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, confirmó que el encuentro “informal” tuvo lugar en la residencia de Castro y duró entre 30 y 40 minutos. Castro y el argentino Jorge Mario Bergoglio intercambiaron libros.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Castro
La era del deshielo
En diciembre de 2014, el presidente de EE. UU., Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, anunciaron que retomarían las relaciones diplomáticas entre ambos países. Obama visitó Cuba en marzo de 2016. Habían pasado 88 años desde la última vez que un presidente estadounidense pisara la isla. EE. UU. retiró a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo y el deshielo comenzó a afianzarse.
Imagen: Reuters/C. Barria
Fidel y Maduro
El expresidente cubano Fidel Castro volvió a mostrarse en público el 13 de agosto de 2016, para asistir a la gala cultural que que celebró su 90 cumpleaños en el teatro Karl Marx de La Habana. Acompañado por el mandatario cubano, Raúl Castro, y el venezolano, Nicolás Maduro, Fidel Castro fue recibido en el teatro por más de 5.000 espectadores, con aplausos y gritos de "Fidel, Fidel".
Imagen: Reuters/Cubadebate/I. Francisco
Fe de vida
Tantas veces anunciada y desmentida, pocos creyeron la noticia de su fallecimiento en un primer momento. No obstante, el 25 de noviembre de 2016, los bares empezaron a cerrar y las reuniones callejeras se dispersaron, al correr el rumor de su deceso. Durante años, Castro desmintió a quienes lo daban por muerto publicando fotografías o artículos de opinión, con una fecha actual y visible.
Imagen: Getty Images
Discreta pero omnipresente conmemoración
Según su propia indicación, aprobada por el Parlamento, en Cuba no hay estatuas ni bustos con la efigie de Fidel Castro. Su imagen es omnipresente en carteles políticos, pero no hay estadios, teatros, calles o condecoraciones con su nombre. Para conmemorarlo se supone que bastan su tumba y las múltiples alusiones diarias en la prensa e, incluso, en un nuevo proyecto de Constitución "fidelista".
Imagen: Martin Funck
Los restos del "Comandante"
Las cenizas de Fidel Castro, en vida "Comandante en Jefe" de las Fuerzas Armadas, reposan en la ciudad de Santiago de Cuba, dentro de una roca de granito gris, adornada con una placa de mármol verde oscuro y una incripción en relieve “Fidel”. El cementerio de Santa Ifigenia fue remodelado para alinear las tumbas de los líderes independentistas más importantes de la isla con la suya.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Vecchi
La sucesión
Analistas políticos sostienen que la muerte de Fidel Castro no ha influido sobre el curso de las reformas aplicadas en Cuba, ni para acelerarlas ni para retrasarlas, porque la dinámica de las mismas ya no estaba asociada a su figura cuando él se retiró de la política, una década antes. Su hermano y sucesor, Raúl, fue relevado por un dirigente más joven, Miguel Díaz-Canel, en febrero de 2018.