“Stolpersteine” es el nombre del proyecto artístico de Gunter Demnig, que por estos días cumple veinte años. Su trabajo conmemora la suerte corrida por quienes fueron internados en los campos de concentración nazis.
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Lo más probable es que el lector de estas líneas conozca la sensación de ir por la calle con los ojos abiertos, pero con la mente en las nubes; vigilante, pero no del todo atento; no dormido, sino soñando despierto… hasta que un escollo inadvertido, en la acera o la calzada, nos saca del trance. En alemán, esa piedra en el camino que nos hace tropezar y recobrar la consciencia es llamada “Stolperstein”. De ahí deriva el nombre de la obra más conocida del escultor colonés Gunter Demnig, que por estos días cumple veinte años.
En 1996, en el marco de un proyecto artístico que giraba en torno a las implicaciones históricas y simbólicas del campo de concentración de Auschwitz, Demnig fabricó decenas de bloques de bronce, de un tamaño similar al de los adoquines con que están cubiertas muchas calles alemanas, y los “sembró” en varias aceras del barrio berlinés de Kreuzberg, frente a los lugares donde solían vivir cincuenta judíos que perdieron la vida a manos de los nazis. En los bloques de bronce estaban grabados los datos más importantes de esas personas.
De ilegal a laureado
Dependiendo de la información disponible, en los “Stolpersteine” de Demnig están grabados los nombres, las causas de deportación, los lugares y las fechas de nacimiento y muerte de las víctimas aludidas. Todos comienzan diciendo “Aquí vivió…”, inspirando a quien se detenga a leerlos a reflexionar sobre la persecución sufrida por los disidentes políticos, los gitanos, los hombres homosexuales, las mujeres tachadas de asociales, las personas con discapacidades psíquicas y otros grupos sociales durante el auge del nacionalsocialismo.
Los bloques de bronce no están dedicados exclusivamente a los judíos que fueron internados en los campos de exterminio ni se encuentran solamente en las calles alemanas. Cuando Demnig comenzó su proyecto, colocó sus cincuenta adoquines de bronce en las aceras de Berlín de manera ilegal. Hoy hay 7.000 bloques –solamente en la capital alemana– y casi 60.000 en toda Europa, desde el poblado noruego de Trondheim hasta la ciudad griega de Tesalónica, pasando por la localidad rusa de Orel y la francesa L'Aiguillon-sur-Mer.
Un monumento singular
A lo largo de sus dos décadas, “Stolpersteine” se ha convertido en el monumento conmemorativo descentralizado más grande del mundo, gracias también a la voluntaria colaboración de muchas personas, niños incluidos; éstos han hecho aportes investigando sobre las biografías de las personas internadas en los campos de concentración, por ejemplo. Por cierto, las piedras de Demnig no sólo hacen referencia a quienes murieron, sino también a quienes sobrevivieron o huyeron de los centros de exterminio nazis.
A sus 69 años, el artista ha dejado de fabricar y colocar las “Stolpersteine” personalmente; desde 2005, el escultor Michael Friedrichs-Friedländer las hace a mano en su estudio, ubicado en las afueras de Berlín. Estos adoquines exhiben la diversidad de los habitantes de Alemania antes de 1933, honrando su memoria e incitando a los peatones a pensar por un momento, quizás… “esta persona fue asesinada cuando tenía mi edad” o “¿qué haría yo si, apelando a leyes vigentes, el Estado sacara a mis vecinos de sus casas para deportarlos?”.
Arte durante el Holocausto
Fueron testigos del horror y lo convirtieron en arte. El Museo Histórico Alemán acoge una muestra procedente del Yad Vahem, la institución oficial israelí constituida en memoria de las víctimas del Holocausto.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
El color de los guetos
¿Puede ser hermoso el horror? La exposición "Arte durante el Holocausto" muestra cómo algunos artistas encerrados en guetos y campos de concentración documentaban y creaban grandes obras de arte basadas en el horror, mientras los nazis estaban cometiendo los mayores crímenes de la historia de la humanidad. En la imagen: "Una calle en el gueto de Lodz", del superviviente al Holocausto Josef Kovner.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
Melancolía en el exilio
Por primera vez, 100 obras del memorial Yad Vashem son expuestas en el Museo Histórico Alemán. En la muestra exponen 50 artistas, 24 de los cuales fueron asesinados por los nazis. Entre ellos Felix Nussbaum, uno de los artistas destacados que murió en Auschwitz en 1944. Su famoso cuadro "El fugitivo", muestra su desesperación en el exilio. Lo pintó en 1939 en Bruselas.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
"¿Vida o teatro?"
Otra artista conocida en Alemania por varias de sus retrospectivas es Charlotte Salomon. Es la autora de una trágica historia acerca de su propia vida, la de una berlinesa de origen judío. Su obra "¿Vida o teatro?", construida a modo de ópera, está compuesta por más de 700 ilustraciones. En 1943 fue deportada al campo de concentración de Auschwitz desde su exilio, en el sur de Francia.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
El sueño de una "Muchacha en el campo"
Menos conocida es su historia: Nelly Toll sobrevivió con su madre en la ciudad ocupada de Lviv, escondidas por una pareja de amigos cristianos. En un espacio muy reducido, Nelly fue capaz de pintar, entre otras cosas, este gouache. A sus 81 años, voló desde EE.UU con motivo de la inauguración de la exposición.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
"Sendero entre los barracones"
Leo Breuer luchó para el Káiser en la Primera Guerra Mundial. En 1934, un año después de que Hitler llegara al poder, el artista emigró a La Haya y, posteriormente, a Bruselas, donde pudo seguir trabajando y exponiendo. En 1940 fue deportado al campo de St. Cyprien y, de ahí, a Gurs. En Gurs debujó y pintó con acuarela cómo era la vida en los campos. Leo Breuer murió en Bonn en 1975.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
"Una primavera" en el campo de Gurs
En el sudeste de Francia, en el campo de concentración de Gurs, el fotógrafo y delineante de Chernivtsi (Ucrania), Robert Bodek, y con el diseñador textil vienés, Kurt Conrad Löw, dibujaron esta tarjeta de felicitación. En 1941 Bodek fue deportado primero al campo de Les Milles, en la región de Aix-en-Provence, y luego a Auschwitz, donde fue asesinado en 1942.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
"Entrada trasera" del gueto de Theresienstadt
Bedřich Fritta es uno de los artistas más famosos de la exposición. En Theresienstadt dirigía el estudio de diseño donde se preparaba el material de propaganda oficial. Fritta y sus colegas dibujaron en secreto los horrores de los guetos. En 1944 fueron descubiertos. Fritta murió en Auschwitz. Tras la liberación de Theresienstadt aparecieron 200 de sus obras, enterrados u ocultas en paredes.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
"Llegada de un transporte a Theresienstadt"
Leo Haas no sólo es conocido porque hizo una serie de obras sobre la vida en el campo de Theresienstadt con Bedrich Fritta. En Sachsenhausen, en el marco de la "Operación Bernhard", tuvo que reproducir billetes falsos de los Aliados. Sobrevivió y adoptó a Tomáš, el hijo de su amigo y pintor asesinado Fritta. Después de la guerra, Haas recuperó 400 obras que había escondido en Theresienstadt.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
"Se acabó la canción"
Pavel Fantl también perteneció al círculo de artistas de Theresienstadt, a pesar de que por haber estudiado medicina, dirigió el hospital para enfermos de tifus del campo de concentración. Al igual que Fritta, fue descubierto, torturado y deportado a Auschwitz. En enero de 1945 recibió un disparo durante una marcha de la muerte. Consiguió sacar 80 de sus dibujos de Theresienstadt.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem
"El golpeado"
Antes de la guerra, Jacob Lipschitz era profesor en el Instituto de Arte de Vilna. En 1941 tuvo que trasladarse al gueto de Kaunas. Allí se unió a un grupo de artistas que documentó la vida secreta del gueto. Lipschitz murió en marzo de 1945 en el campo de Kaufering. Su esposa y su hija regresaron al gueto de Kaunas después de la guerra y rescataron sus pinturas, ocultas en el cementerio.
Imagen: Collection of the Yad Vashem Art Museum, Jerusalem