El hombre que se convirtió en Obispo de Roma rodeado de un aura de renovación, poco ha podido hacer para introducir cambios reales en los templos y conventos que contribuyan a modernizar la Iglesia, opina Yoani Sánchez.
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El escándalo ha trascendido Chile y llegado hasta las mismísimas puertas del Vaticano. El terremoto que provocan las acusaciones de abusos sexuales y encubrimiento contra varios sacerdotes chilenos también ha puesto en jaque al papa Francisco, quien aceptó la renuncia de cinco obispos del país sudamericano pero está consciente de que el problema se extiende por toda la Iglesia católica del mundo.
Entre los propios prelados y seminaristas las opiniones sobre cómo solucionar la crisis actual se mantienen divididas y polarizadas. Mientras algunos ven las denuncias como un ataque a la fe cristiana y una embestida contra la institución eclesiástica, otros urgen a llevar a cabo cambios importantes que disminuyan la incidencia de estos flagelos. Colocado por encima de esa montaña de criterios encontrados, el Papa parece solo una figurilla de papel a merced de la tempestad.
El hombre que se convirtió en Obispo de Roma rodeado de un aura de renovación, poco ha podido hacer para introducir cambios reales en los templos y conventos que contribuyan a modernizar la Iglesia, la abran a un mundo cambiante donde "el imperio de la ley” debe regir para todos, sin complicidades ni silencios. Francisco le ha fallado a las víctimas de estos abusos, al no impulsar las transformaciones necesarias para impedir que vuelvan a suceder.
La discusión sobre el tema cobra en América Latina connotaciones especiales, al tener esta región más de 425 millones de católicos, una cifra que representa casi el 40% de los fieles de esta religión que habitan el planeta. Incluso el debate se ha encendido en países como Cuba donde todavía los escándalos de abusos del clero no han logrado llegar a las planas de los periódicos, debido al pacato secretismo de la prensa oficial y al temor de los afectados.
Sotto voce, en los pasillos y las sacristías cubanas, las noticias sobre los sucesos en Chile avivan las discusiones. Pocos pueden evadirse de tomar partido ante lo ocurrido.
"Eliminar la obligatoriedad del celibato”, propone, sin pestañear, un joven cubano que estudió en varios seminarios de la Isla. "La ordenación de mujeres, mayor transparencia en el manejo de los recursos, la democratización de las comunidades y hasta la aceptación del matrimonio homosexual”, completan las demandas de este posible cura que terminó colgando los hábitos sin ver concretado ninguno de sus deseos.
"Estos escándalos pasarán porque la Iglesia es milenaria y ha resistido ataques peores, vamos a capear el temporal y seguir”, le responde un anciano cura de una parroquia habanera. "No podemos ser evaluados todos por la actuación de algunos y el celibato debe permanecer intacto porque es algo que nos distingue y refuerza nuestra castidad”, agrega convencido.
Entre el curtido sacerdote y el joven exseminarista hay un abismo cavado por las diferencias. Ambos comparten fe religiosa pero se distancian en la manera en que debe funcionar la institución a la que pertenecen. Los dos son católicos, pero mientras uno se aferra a las tradiciones y las viejas maneras, el otro habita la iglesia del futuro, esa que el papa Francisco no ha logrado impulsar.
por Yoani Sánchez, La Habana
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Cinco años de papado de Francisco (2018)
Desde que asumió en 2013, Jorge Mario Bergoglio ha tratado de presentar una nueva imagen de la Iglesia católica dando un ejemplo de humildad. Algunos apoyan sus esfuerzos, mientras otros lo consideran mera pose.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Lingria
'¡Buona sera!'
El 13 de marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio saludó a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, en el corazón de Roma, con un sencillo "buenas tardes", poco después de que el cónclave lo eligiera como nuevo papa. De esta forma, dio una señal y comenzó su mandato con el tono más cercano que ha marcado su liderazgo de la Iglesia católica.
Imagen: Reuters
Comité reformista
El nuevo pontífice de inmediato abordó temas que la Iglesia había estado discutiendo desde antes de su elección. Por ejemplo, estableció un comité de nueve personas para reformar la organización y dirección de la Iglesia. El principio guía: la Iglesia Católica Romana no es un fin en sí misma, sino que debe divulgar las enseñanzas de la Biblia y acercar el Vaticano a los fieles.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/L'Osservatore Romano
Apoyo a los débiles
Las muertes de migrantes que cruzan desde África a Europa son una "espina en el corazón", dijo Francisco en su primer viaje a Lampedusa. Al momento de su visita, en el verano de 2013, miles de inmigrantes estaban en esa isla italiana esperando recibir los permisos legales para seguir su travesía hacia el continente europeo.
Imagen: AFP/Getty Images
Símbolo de humildad
En perfecta concordancia con su mensaje de la "iglesia pobre", la imagen del papa Francisco con el treinteañero Renault 4, que recibió de regalo de un pastor en Verona, dio la vuelta al mundo. El pontífice supuestamente quería manejar él mismo el automóvil, pero no le fue permitido por razones de seguridad. El símbolo de la modestia ha perdurado.
Imagen: Reuters
Francisco, la celebridad
El estilo de Francisco rápidamente lo convirtió en un ícono para los católicos más progresistas. Incluso los no cristianos han aplaudido al papa y se frotaron los ojos con asombro ante el fuerte contraste con su antecesor, el conservador y poco carismático Benedicto XVI. Tras 10 meses en el cargo, Francisco se convirtió en el primer papa en aparecer en la portada de la revista "Rolling Stone".
Imagen: picture alliance/dpa/ROLLING STONE
Polémico constructor de puentes
Francisco se toma muy en serio su trabajo como pontífice. Ha hecho de mediador en conflictos en África Central y Colombia, y también ayudó a distender las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Con la mirada puesta en la frontera de México con EE.UU., llamó al presidente Donald Trump a construir puentes en vez de muros.
Imagen: picture-alliance/dpa/Agentur Andina/J. C. Guzmán
Unidad religiosa
Francisco también ha tratado de construir lazos con distintas confesiones y religiones. Oró en el Muro de los Lamentos en Jerusalén y se reunió con el gran muftí Mohammad Hussein. En Egipto, visitó al jefe de la iglesia copta, Tawadros II, y al gran imán Ahmed al-Tayeb. En Myanmar, habló con monjes budistas y en La Habana se reunió con el líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kyrill I (en la foto).
Imagen: Getty Images/AFP/A. Roque
Cercano al pueblo
Francisco casó espontáneamente a una pareja durante un viaje dentro de Chile, en enero de 2018. Los dos miembros de la tripulación estaban viajando con el papa entre la capital, Santiago, y la ciudad de Iquique, en el norte del país. Durante el trayecto, le contaron de sus planes de casarse por la iglesia, ocasión que Francisco aprovechó para unirlos en matrimonio.
Imagen: Reuters/Osservatore Romano
Escándalos de abuso sexual
Francisco tropezó en Chile. Allí, la Iglesia ha vivido tiempos difíciles, especialmente desde que se conocieron numerosos casos de abusos a menores. El obispo Juan Barros (a la derecha en la foto) supuestamente estaba al tanto de estos abusos, pero guardó silencio. Francisco negó las acusaciones contra el obispo y las calificó de "injurias". Luego debió disculparse, pero no ha removido a Barros.
Imagen: Getty Images/C. Reyes
Críticas internas
El curso reformista de Francisco ha sido demasiado extremo para algunos. Esta imagen en Roma acusa al papa de no mostrar misericordia dentro de la misma Iglesia. Algunos católicos piensan que su giro es demasiado secular, su humildad demasiado audaz y su despliegue, demasiado mediático. La esencia de la religiosidad -la espiritualidad-, podría perderse del todo, temen algunos.