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“Las vallas no pueden detener el flujo de refugiados”

Boris Georgievski (JC/PK)16 de febrero de 2016

Grecia se encuentra cada vez más aislada en la crisis de refugiados. A medida que crece la presión para que Macedonia cierre su frontera, el analista Thanos Dokos explica a DW que esta no será una buena solución.

Mazedonien baut zweiten Zaun an der Grenze zu Griechenland
Imagen: picture-alliance/AP Photo/B. Grdanoski

DW: Sr. Dokos, mientras Grecia continúa teniendo problemas con la llegada de refugiados, algunos países de la Unión Europea proponen abiertamente un “Plan B”, que estaría basado en que la República de Macedonia tratase de frenar o incluso detener por completo el flujo de refugiados y migrantes en su frontera sur. Si el plan se llevase a la práctica, ¿cuáles serían las consecuencias?

Dokos: Los desacuerdos han surgido, sobre todo, en algunos países de Europa del Este que han desafiado las decisiones del Consejo Europeo en relación con el reparto y la asignación de cuotas de refugiados que llegan a Italia y Grecia. Algunos de sus líderes parecen haber olvidado, conscientemente, que Europa Occidental no les cerró sus fronteras en 1956 o 1968. También han olvidado que apoyaron la guerra contra Irak puesta en marcha por el Gobierno de Estados Unidos en 2003, que fue una de las principales razones del ascenso de Estado Islámico y otros muchos de los actuales problemas de Oriente Medio, y que, por extensión, provocaron la actual crisis de refugiados.

En cuanto a las relaciones bilaterales con la antigua República Yugoslava de Macedonia, Grecia entiende la gran presión bajo la cual se encuentra su vecino del norte. Macedonia es un país de tránsito, así como lo es Grecia. Si Macedonia cierra su frontera, esto afectará directamente a Grecia. Es conveniente señalar que, hasta ahora, la cooperación entre ambos países en la crisis de refugiados ha sido bastante buena.

El experto en seguridad griego Thanos Dokos.Imagen: DW/J. Papadimitriou

Una decisión unilateral de Macedonia de cerrar su frontera con Grecia tendrá seguro un impacto negativo en las relaciones bilaterales entre ambos países. Además, Grecia seguirá siendo vecino de Macedonia una vez termine la crisis de refugiados y los países del Visegrád –Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia- y el resto de la línea dura del continente pierdan el interés en esta parte del mundo.

Las autoridades macedonias están terminando de construir una segunda valle de alambre de púas en la frontera sur. ¿Cómo lo ven desde su lado (griego) de la frontera? ¿Será suficiente para detener el flujo de refugiados y migrantes?

La experiencia previa nos ha enseñado que cuando la gente está tan desesperada como para huir de la inseguridad y la pobreza en sus propios países, y cuando el beneficio económico esperado por los traficantes es lo suficientemente alto, las vallas no pueden detener los flujos migratorios. Como mucho podrán reducir las cifras (como demuestra la tecnológicamente sofisticada valla en la frontera entre EE. UU. y México). Los traficantes intentarán utilizar otras rutas migratorias, ya sea a través de otros países o a través de zonas montañosas y boscosas donde los controles fronterizos son menos eficaces. El crimen organizado relacionado con el tráfico de personas también florecerá a ambos lados de la frontera. Por último, Macedonia tendrá que afrontar el problema de los migrantes que sean detenidos después de entrar en el país. Y es que una vez cerrada la frontera, Grecia no tendrá ninguna obligación de devolverlos a sus países de origen.

El ministro griego a cargo de los migrantes, Ioannis Mouzalas, declaró el pasado miércoles que espera "movimientos unilaterales" de Macedonia en la crisis de refugiados. ¿Está preparada Grecia para dar cabida a miles de inmigrantes en caso de que los países a lo largo de la ruta de los Balcanes bloqueen el acceso a los refugiados?

Grecia se está preparando para el peor escenario posible. Si Macedonia decide cerrar sus fronteras, Grecia podrá acoger a un número limitado de migrantes durante un período de tiempo limitado. Sin embargo, Grecia sigue sufriendo su crisis económica y su capacidad para acoger refugiados y migrantes está claramente restringida. Por otra parte, la detención de miles de refugiados de forma indefinida es ilegal según el derecho humanitario internacional, además de ser inhumano y prácticamente imposible. El problema es que Turquía no ha implementado el protocolo de readmisión, y la repatriación –en el caso de los migrantes- a los países de origen es extremadamente problemática.

Thanos Dokos es el director general de la Fundación Helena para la Política Europea y Exterior (ELIAMEP). Fue director de la división de investigación y estudios estratégicos del Ministerio de Defensa griego (1996-98) y trabajó como asesor en temas de la OTAN para el Ministerio de Asuntos Exteriores (1998-1999).

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