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Latinoamérica y sus retos logísticos

Evan Romero-Castillo5 de noviembre de 2013

Los Estados latinoamericanos que diversifican sus relaciones económicas mediante tratados de libre comercio se están viendo obligados a superar sus limitaciones infraestructurales. ¿Por dónde empezar y cómo?

Imagen: picture-alliance/dpa

Los tratados de libre comercio suscritos por varios Estados latinoamericanos les permiten diversificar sus respectivas relaciones económicas, pero también los presionan para que superen sus limitaciones infraestructurales. Problemas logísticos de vieja data pueden impedir que éstos países le saquen provecho a esos convenios y debilitar los vínculos que se acaban de consolidar. Ese fue el tema de discusión en la primera jornada del 64º Día de Latinoamérica (4.11.2013), el evento anual de la Asociación Empresarial para América Latina (LAV), celebrado en Hamburgo.

“En principio, todos los países latinoamericanos presentan déficits infraestructurales que derivan en obstáculos logísticos para el comercio. Hay serias limitaciones en la capacidad de los puertos marítimos y formas poco productivas de organizar los procesos, lo que incrementa los costos innecesariamente. Sólo voy a dar un ejemplo: el ritmo con que los camiones llevan y traen los contenedores…”, comentó Ottmar Gast, portavoz de la Sociedad para la Navegación Suramericana e integrante de la directiva de la LAV, en entrevista con DW.

“Metafóricamente hablando, se puede decir que todo el engranaje está oxidado y clamando a gritos que se le aceite con grandes inversiones. No estoy negando que haya Estados latinoamericanos empeñados en mejorar el estado de su infraestructura, pero debo señalar que lo que se está haciendo apenas basta para procesar –¡con inmensas dificultades!– los actuales volúmenes de exportaciones e importaciones. Así no podrán sostener sus cuotas de crecimiento económico. Es necesario que se esfuercen más”, acotó Gast.

La primera jornada del 64º Día de Latinoamérica (4.11.2013), el evento anual de la Asociación Empresarial para América Latina (LAV), se celebró en Hamburgo.Imagen: DW/E.Romero-Castillo

Se puede cooperar sin invertir

A juicio del experto en comercio marítimo, la inversión extranjera directa no es la única forma de contribuir a que esta situación cambie. “Alemania y otros países comunitarios pueden involucrarse como inversionistas en el proceso de optimización de infraestructuras en América Latina, pero ellos pueden aportar más mediante la transferencia de know how en materia logística hacia el otro lado del Atlántico”. Thomas Kropp, director del ala de relaciones internacionales y asuntos gubernamentales del Grupo Lufthansa, coincidió con Gast.

“La compañía que opera el principal aeropuerto alemán, Fraport, hizo inversiones grandes en Perú y ahora posee el aeropuerto de Lima. Y eso está bien; es importante que empresas europeas inviertan en América Latina. Pero Lufthansa, que es una empresa de servicios, optó por establecer sociedades con dos de sus homólogas en la región sin invertir realmente en América Latina”, apuntó Kropp, dejando en el aire la noción de que esa es otra manera de superar problemas logísticos en Latinoamérica.

Ottmar Gast, portavoz de la Sociedad para la Navegación Suramericana e integrante de la directiva de la LAV.Imagen: DW/E.Romero-Castillo

Kropp sacó a relucir dos déficits. El primero tiene que ver con políticas monetarias: “la libre transferencia de divisas –es decir, de dinero recaudado– entre los países se ha vuelto difícil en algunos Estados”. El segundo puede parecer anecdótico, pero resulta tremendamente oneroso: “Cuando uno de nuestros aviones con entre 300 y 400 pasajeros aterriza en un aeropuerto latinoamericano, el proceso de desembarque y de mantenimiento de la aeronave para que pueda despegar de nuevo se lleva a cabo con demasiada lentitud”.

“Ha habido avances”

“No obstante, en la ciudad brasileña de Sao Paulo, donde la situación era crítica hace dos años, las circunstancias han mejorado bajo el estímulo de eventos venideros como el campeonato mundial de fútbol y las Olimpíadas. No se puede negar que ha habido avances en algunos países latinoamericanos”, sostiene Kropp. De eso está convencido también Reto Malfatti, presidente para Centroamérica y Suramérica de la empresa alemana de transporte y logística Kühne+Nagel.

Thomas Kropp, director del ala de relaciones internacionales y asuntos gubernamentales del Grupo Lufthansa.Imagen: DW/E.Romero-Castillo

“En países como Brasil, Colombia y México se ha invertido mucho en infraestructura y casi todos los Estados latinoamericanos han tomado consciencia de la importancia de formar personal capacitado en logística; bien sea en escuelas de gerencia, en institutos especializados o mediante másters en las universidades. Donde quedan un montón de cosas por mejorar es en el ámbito de los procesos. Con eso me refiero a que la burocracia –sobre todo en la aduana– debe ser simplificada mediante su digitalización”, dijo Malfatti.

“La aplicación de tecnologías de la información en este campo no debería postergarse”, subraya Malfatti y resume: “mejor infraestructura, mayor adiestramiento en el área de logística y una pronta digitalización de los procesos; esos son los elementos claves para impulsar el comercio interior y exterior de América Latina en el futuro”. Consultado sobre la incógnita ecológica de la ecuación infraestructural, el representante de Kühne+Nagel respondió confiado: “Las compañías europeas se han acostumbrado a incluir consideraciones medioambientales en sus agendas”.

Reto Malfatti, presidente para Centroamérica y Suramérica de la empresa alemana de transporte y logística Kühne+Nagel.Imagen: DW/E.Romero-Castillo

Prevenir para no lamentar

Cuando se habla de mejorar la logística para darle impulso al comercio en América Latina, se suele pensar que sólo los ecologistas y las comunidades cercanas a las nuevas infraestructuras para el transporte tomarán en cuenta el factor medio ambiente. Pero hoy en día, ningún inversionista comunitario que valore su dinero debería iniciar obras de construcción sin considerar la dimensión ecológica de las mismas. Por un lado, porque el desprestigio de una empresa europea que daña la naturaleza al otro lado del Atlántico puede salir muy caro.

Por otra parte, porque el talante caprichoso de la naturaleza misma –exacerbado por el calentamiento global– puede incrementar los costos operativos de todos los implicados en ese tipo de proyectos, desde los constructores de las obras en cuestión hasta las compañías que usan las nuevas infraestructuras. Así lo explica Franziska Mannke, de la Escuela Superior de Ciencias Aplicadas de Hamburgo (HAW), coordinadora de la Red de Centros de Transferencia Tecnológica sobre Cambio Climático en Europa y Latinoamérica (CELA).

Franziska Mannke, coordinadora de la Red de Centros de Transferencia Tecnológica sobre Cambio Climático en Europa y Latinoamérica (CELA).Imagen: DW/E.Romero-Castillo

“La influencia negativa de los cambios climáticos sobre la infraestructura para el transporte es difícil de medir, pero no debe ser subestimada porque el precio de ignorar ese elemento es demasiado alto. Fenómenos climatológicos extremos –como los huracanes o las lluvias torrenciales– pueden causar grandes catástrofes y sabotear los objetivos de quienes buscan optimizar las condiciones del comercio entre América Latina y Europa. De ahí la relevancia estratégica de los conocimientos acumulados en la red CELA”, señala Mannke.

Infraestructura, comercio y ecología

“Y como los proyectos logísticos de los que se habla no se culminarán en el futuro inmediato, sino a mediano o largo plazo, es bueno saber que la red CELA puede asesorar a los interesados, poniendo a su disposición a los expertos latinoamericanos de hoy y de mañana. En este sentido, las experiencias de nuestros socios peruanos son muy importantes. Por citar un ejemplo: ellos han obtenido resultados interesantes en el desarrollo de tecnologías para la información en medios rurales sin infraestructura de comunicación”, cuenta Mannke.

“El proyecto piloto de la Universidad de Lima en la selva amazónica permitió predecir mediante dispositivos inalámbricos las masas de agua que un río traerá consigo en un momento dado. Esos instrumentos son valiosos para determinar cuándo la crecida de un río puede suponer un peligro para el transporte fluvial de mercancía o materias primas”, comenta la coordinadora del CELA, agregando que esos sistemas de medición se pueden implementar en otras regiones de América Latina con características similares.

Autor: Evan Romero-Castillo

Editor: Pablo Kummetz

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