Tras reunirse con su homólogo alemán, el ministro de Exteriores de Rusia criticó el despliegue de fuerzas “también de Alemania” en la frontera oriental del Viejo Continente.
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Luego de reunirse en Moscú con su par alemán Sigmar Gabriel, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, descartó este jueves (09.03.2017) que su país esté amenazando a los miembros de la OTAN de Europa del Este con su superioridad militar. Poco antes, Gabriel había advertido de los riesgos que entraña una carrera armamentista entre Rusia y Estados Unidos y pidió medidas concretas para el desarme en Europa.
El ministro alemán, que está de viaje por distintos países para presentarse oficialmente en el cargo que asumió hace algunas semanas, declaró el miércoles en Polonia que el movimiento de fuerzas de Rusia, que tiene estacionados decenas de miles de soldados en su frontera occidental, puede generar un "espiral” peligroso. "Cuando uno ve esa impresionante maquinaria militar enfrente, no creo que se pueda hablar de que la OTAN u Occidente hayan iniciado una espiral armamentística", sostuvo Gabriel.
Lavrov lo ve de otra forma. "Ahí tenemos otros datos”, dijo el ministro ruso tras reunirse con el titular germano de Exteriores. Para Lavrov, Rusia está siendo rodeada "por armas de la OTAN, por unidades de la OTAN. En nuestra frontera hay tropas de tierra de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y también de Alemania", insistió. En respuesta a la crisis de Ucrania, la OTAN ha desplegado 4.000 soldados en el Báltico y Polonia.
Misiles en Kaliningrado
Lavrov propuso que el despliegue de tropas y armas de la alianza se ajuste en el Consejo OTAN-Rusia. "Hay que colocar un mapa sobre la mesa, hacer un inventario de quién ha desplegado qué y dónde. Así se responderán todas las preguntas por sí solas", indicó. Gabriel, en tanto, también criticó los "incrementos exorbitantes en gastos militares” que pretende realizar Estados Unidos, y aseguró que se reforzarán los esfuerzos por parte de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania para implementar el pacto de paz de Minsk.
Aunque este tema no se abordó en la reunión, Alemania sí ha manifestado preocupación por la amenaza lanzada por Rusia de estacionar misiles de medio alcance en su exclave de Kaliningrado. Con esos misiles Rusia podría alcanzar cualquier objetivo en Polonia e incluso también Berlín. Al respecto, Gabriel dijo el miércoles a la agencia rusa Interfax que cualquier movimiento en esa línea que hiciera Rusia sería un golpe "para la seguridad europea”.
DZC (dpa, Reuters)
La intervención de la OTAN contra Serbia
El bombardeo de Serbia por parte de la OTAN terminó con la violencia de las tropas serbias contra los albano-kosovares. Sin embargo, esa guerra, que se realizó sin el mandato de la ONU, sigue siendo controvertida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Huellas de la guerra
El conflicto en Kosovo escaló a fines de 1990. Decenas de miles de personas huyeron y, cuando todas las tentativas de restablecer la paz se vieron frustradas, la OTAN inició un ataque aéreo a las bases y objetivos militares serbios, el 24 de marzo de 1999. Once semanas después, Slobodan Milosevic se rendía.
Imagen: Eric Feferberg/AFP/GettyImages
El fracaso de la resistencia pacífica
Ya a mediados de los 80 comenzaron en Kosovo las protestas contra los intentos de Belgrado de recortar los derechos de la población albana. En los 90, las represalias aumentaron. Ibrahim Rugova, que lideraba el movimiento político en Kosovo desde 1989, creía en la resistencia pacífica y trató de convencer a Slobodan Milosevic de un cambio de rumbo, pero sin éxito.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra de guerrillas
En Kosovo comienza a formarse la resistencia armada. La autoproclamada Armada de Liberación UCK empieza una cruel guerra de guerrillas perpetrando violentos ataques contra los serbios, pero también contra los albanos, a quienes considera colaboradores. Serbia responde a los actos terroristas incendiando viviendas y saqueando tiendas. Cientos de miles personas huyen.
Imagen: picture-alliance/dpa
Expulsión sistemática
La guerra se vuelve cada vez más brutal. Para romper la resistencia de la UCK y el apoyo que le brinda la población, las fuerzas serbias atacan cada vez más a civiles. Muchas personas huyen a los bosques. Miles de kosovares son llevados en trenes y camiones a las fronteras del país, sin documentos que probaran que provenían de Kosovo.
Imagen: picture-alliance/dpa
El último intento
En febrero de 1999, EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania llaman a las partes en conflicto a una conferencia en Rambouillet para lograr un acuerdo limitado de autonomía para Kosovo. Los representantes kosovares aceptan, pero los serbios no están dispuestos a hacer concesiones, y las negociaciones fracasan.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Intervención humanitaria"
El 24 de marzo de 1999, la OTAN comienza a bombardear objetivos militares y estratégicos en Serbia y Kosovo para frenar la violencia contra los albanos. También Alemania participa en los ataques. La operación “Allied Force” es la primera guerra de la OTAN en 50 años que no cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia juzga severamente la intervención
Imagen: U.S. Navy/Getty Images
Infraestructura paralizada
Además de los ataques a instalaciones militares, la OTAN también toma como objetivo vías de abastecimiento, líneas de ferrocarril y puentes. En 79 días y noches arriban más de 37.000 misiones de la alianza, y cerca de 20.000 misiles y bombas caen sobre territorio serbio. Muchos civiles pierden la vida. “Daños colaterales”, según el lenguaje que utiliza la OTAN.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nubes tóxicas sobre Pancevo
También son atacadas las fábricas, como en Pancevo, cerca de Belgrado. Allí, las bombas de la OTAN destruyen un depósito de químicos y una fábrica de fertilizantes liberando grandes cantidades de sustancias químicas que contaminan suelos, ríos y el aire. Las consecuencias para la población son gravísimas. Serbia acusa a la OTAN de utilizar munición enriquecida con uranio, así como bombas racimo.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra contra la propaganda de guerra
Para privar a Milosevic de un importante órgano de propaganda, la OTAN ataca la televisión estatal en Belgrado. Aunque se informó con anticipación al Gobierno serbio del ataque, éste no difunde la información. En el edificio de la emisora mueren 16 personas.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Daños colaterales"
En Kosovo, las bombas de la OTAN caen por error sobre una caravana de refugiados albanos. Mueren cerca de 80 personas. La OTAN califica, además, de “daño colateral” el bombardeo de la embajada china en Belgrado, en el cual mueren cuatro personas. El incidente provoca una grave crisis diplomática entre Pekín y Washington.
Imagen: Joel Robine/AFP/GettyImages
Balance del horror
A comienzos de junio llegan las primeras señales de Belgrado que indican que Slobodan Milosevic está dispuesto a ceder. El 19 de junio la OTAN detiene los ataques aéreos. El balance de la guerra: miles de muertos y 860.000 refugiados. La economía serbia está por los suelos, y amplios sectores de su infraestructura están destruidos. Kosovo es puesta bajo administración de la ONU.