¿El libro electrónico analiza a sus lectores?
15 de octubre de 2012Un libro electrónico es un librero portátil, que puede almacenar miles de libros y, sin embargo, es tan ligero como un libro de bolsillo y casi del mismo tamaño.
“Cuando prendes tu aparato caes directamente en la última página que leíste. No tienes que hojearlo para encontrarla”, comenta el usuario André K. de camino al trabajo en metro. También aprecia que con el lector se puedan consultar directamente palabras extranjeras o traducir pasajes completos.
Según un estudio de la Universidad de Hamburgo, uno de cada cuatro alemanes posee un libro electrónico. Tan solo en los primeros seis meses de este 2012 se descargaron un poco menos de 4,6 millones de e-books en Alemania, tantos como en todo el año pasado.
¿Un lector transparente?
Con los lectores digitales, como los que Amazon, Kobo y Sony sacan al mercado, solo se pueden leer libros electrónicos. No obstante, éstos también se pueden leer en computadoras convencionales, portátiles o teléfonos inteligentes.
Los libros electrónicos tienen muchas ventajas, pero también conllevan riesgos, cuenta Thilo Weichert, del Centro Regional Independiente de Seguridad de Datos. Sobre todo las descargas de los grandes proveedores tienen funciones de sincronización en sus programas de lectura y, por ello, pueden formarse una idea detallada de la conducta de lectura de sus clientes, añade.
“Amazon y otros proveedores de libros electrónicos tienen un enorme interés en saber quién eres y qué es lo que te interesa, cómo leo, qué tan rápido leo, dónde hago comentarios, así como mis demás hábitos de lectura. Todo eso se puede deducir por lo menos indirectamente de los datos de los usuarios.”
La erótica se vende más fácilmente
Sobre todo en su versión electrónica, las superventas de la erótica como “Shades of Grey” (“Sombras grises”) tienen mucho éxito, vendiéndose el doble de ediciones digitales que impresas. Aparentemente, los lectores se sienten menos observados con lectores digitales, pero muchos no saben que para los fabricantes siguen siendo visibles.
En Alemania, todavía no se sabe bien en qué medida son evaluados y comercializados los datos que se registran, señala Thilo Weichert. “Solo sabemos que se está haciendo. Lo que sí es seguro es que los servicios estadounidenses lo hacen, porque allí no hay normas de protección de datos que lo impidan”, continúa.
Nuevos retos para editoriales, autores y lectores
Bajo estas condiciones, es posible imaginarse que una persona que lea mucha literatura sobre el terrorismo y que, además, se interese por autores árabes, tenga problemas a la hora de querer entrar a los EE.UU.
¿El libro electrónico está supervisando a sus lectores? En los EE.UU., proveedores de libros electrónicos han empezado a compartir sus conocimientos con editoriales y autores. De esta manera se podrá situar más fácilmente una superventa en el mercado.
Autor: Marcela Drumm/ VC
Editor: Enrique López Magallón