En 2006, un equipo de científicos alemanes analizó las aguas de los principales ríos de Europa en busca de restos de cocaína. El caudal más contaminado resultó ser el del español Ebro. En julio de este año, la Universidad de Valencia inspeccionó los billetes euro, y España fue el país de Europa en el que más rastros de “coca” se encontraron. Según los organismos internacionales España es, además, la puerta de entrada para las drogas al continente.

Aún así, los españoles parecen tener pocos complejos con su imagen. Al contrario de lo que sucede en Holanda, que trata de rectificar su fama de lugar en el que “todo vale” endureciendo las leyes, España acoge a la Expocannabis 2008 y reúne durante un fin de semana en la localidad madrileña de Leganés a cuanto interesado en la cultura del cáñamo quiera acercarse.

Droga, tela, crema o ladrillo

El foro del cáñamo es un evento anual que se celebra ya por cuarta vez. Leganés, a pocos kilómetros de Madrid, brinda según la organización las condiciones perfectas para celebrar un encuentro de este tipo. Conferencias, charlas y debates tendrán lugar del 31 de octubre al dos de noviembre. Los métodos de cultivo, las aplicaciones terapéuticas, la situación legal y los posibles usos del cannabis serán los principales temas del encuentro.

Además, Expocannabis 2008 quiere demostrar que del cáñamo no sólo se obtienen estupefacientes: alimentos, ropa, calzado, cosméticos, muebles e incluso material de construcción pueden extraerse de una planta que da para más que para fumarla. Expositores de todo el mundo mostrarán al público que en Leganés las múltiples utilidades del cannabis.

Blanda, pero no inofensiva

Y aún así, resultaría inocente pensar que por la feria de Leganés no vaya a circular alguna que otra parte del cáñamo convertida en droga. El cannabis es el estupefaciente más consumido en el mundo y el más consumido en Europa, además de ser uno de los que mayor aceptación social encuentra.

Según el último informe del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicología, uno de cada cinco europeos ha probado el cannabis al menos una vez en su vida. Según recientes estadísticas del Eurobarómetro, un tercio de los jóvenes está en Europa a favor de que se legalice su consumo.

Sin embargo, las centrales “antidroga” advierten: el título de “droga blanda” no le confiere al cannabis efectos nulos sobre la salud. Durante años, en las investigaciones científicas han prestado poca atención a esta sustancia y tampoco las campañas de los gobiernos se han centrado en reducir su extensión porque los estudios demostraban que su consumo baja a medida que aumenta la edad de los consumidores.

El consumo eventual de cannabis deja escasa huella en el organismo humano. La adicción es el problema, y ahora se están llevando a cabo los primeros análisis de sus consecuencias a largo plazo. Por ejemplo, el que ha llevado a cabo la Universidad de Melbourne, en Australia.

En 15 hombres que durante los últimos 20 años consumieron regularmente cannabis, los científicos australianos descubrieron que el hipocampo, es decir, la parte del cerebro que regula la memoria y las emociones, era un 12 % menor a lo normal, y la amígdala, que gestiona el control del miedo y la agresión, un siete por ciento más pequeña.